Juez ordena liberar a un abuelo argentino sentenciado a 505 años de prisión por lavar dinero

Uno de los implicados en un caso de blanqueo de capitales ligado al narcotráfico en la década de 1980 saldrá libre tras pasar 30 años en un penal federal. En su indulto influyeron la pandemia y su buena conducta.

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Un juez federal de Los Ángeles ordenó el jueves la liberación “sin demora” de un abuelo argentino que ha pasado 30 años en prisión, que es una fracción de la condena a 505 años tras las rejas que le impusieron en 1991 por lavar dinero para traficantes de cocaína a través de joyerías en esa ciudad.

Juan Carlos Seresi, ahora de 73 años, fue uno de los cuatro acusados de la red criminal que recibieron el castigo más duro, el cual lo confinó a permanecer en una celda por el resto de su vida. Las últimas tres décadas intentó sin éxito apelar su caso, por el cual su liberación se programó hasta el año 2419.

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Todo dio un giro cuando su defensa sometió el 14 de septiembre una moción que pedía liberarlo por motivos compasivos, citando su edad, el tiempo que ya ha pasado en la cárcel y su delicada salud en medio de la pandemia. La Fiscalía federal decidió en octubre no oponerse a esa solicitud.

“El señor Seresi ha trabajado incansablemente durante los últimos 30 años para superarse. Su primera ofensa no violenta no tiene por qué, ni debe, resultar en una sentencia de muerte”, indicó su abogado Reuven L. Cohen en una carta enviada a una corte federal de Los Ángeles.

Cohen indica en el documento que su cliente “no representa ningún peligro para nadie” y por ello pedía que se evitara que lo deporte el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) si le concedían el indulto.

El jueves, el juez Stephen V. Wilson aprobó la moción de Seresi y pidió que el Buró Federal de Prisiones (BOP) lo libere inmediatamente. El magistrado también le exigió que cumpla una cuarentena en su casa en Santa Clarita, California, y le impuso un período de tres años bajo libertad supervisada.

El BOP cambió este lunes la información sobre su fecha de liberación por “desconocida”, aunque seguía indicando que Seresi estaba bajo custodia en la prisión Mendota FCI, en el norte de California.


El juez Wilson señaló en una carta de cuatro páginas que además del riesgo que debido al coronavirus corría en la cárcel este argentino obeso y con hipertensión, consideró otras “razones extraordinarias” para justificar que saliera del penal.

“El acusado ha cumplido más de 30 años por un delito no violento. Durante su período de encarcelamiento obtuvo tres títulos de asociado y un certificado de asistente legal. Ha completado aproximadamente 85 cursos educativos y orientados al servicio”, describió el magistrado.

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“El tribunal determina además que (…) el demandado no representa un peligro para su comunidad”, subrayó el juez Wilson.

Los familiares de Seresi lo consideran “un milagro” y resaltan que, a pesar de su encarcelamiento, él sigue siendo una parte integral de ellos. “Después de toda esta oración y toda esta esperanza, no puede creerlo”, dijo su hija Patti Mawer a la cadena CNN, el primer medio que informó sobre este caso.

Por qué lo metieron a la cárcel

A finales de la década de 1980, Juan Carlos Seresi fue acusado de ser parte de una red de lavado de dinero en Estados Unidos que operaba bajo las órdenes de narcotraficantes sudamericanos.

Cayeron en un caso llamado ‘Operación Polar Cap’, que en ese entonces fue considerada una de las investigaciones de blanqueo de capitales más grandes en la historia de este país.

En un juicio que duró siete meses, el jurado encontró elementos suficientes para determinar que Seresi y sus cómplices utilizaron sus negocios de joyería en el centro de Los Ángeles como fachada para lavar más de $300 millones obtenidos con la venta de cocaína. Los fiscales alegaron que en 1987 y 1988 disfrazaron esa fortuna como transacciones legítimas de lingotes de oro.

Las autoridades identificaron a Raúl Silvio Vivas, también originario de Argentina, como la mente maestra detrás de este sofisticado esquema ilícito. Este empresario usó una casa de cambio uruguaya como centro de una operación que blanqueaba las ganancias producto de la venta de narcóticos en Nueva York, Houston, Los Ángeles, Miami y otras ciudades estadounidenses.

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Parte del dinero blanqueado fue transferido a contactos en Uruguay y Panamá, que lo usaron para seguir exportando cocaína a este país, menciona la acusación.

Seresi, Vivas y los hermanos Nazareth y Vahe Andonian fueron condenados cada uno a 505 años de prisión en agosto de 1991. Un quinto señalado, Ruben Saini, recibió una sentencia de 27 años de cárcel. El juez también impuso una multa de $7.5 millones a Vivas y otra de $1.7 millones a los hermanos Andonian.

El jurado determinó que Seresi era culpable por 20 cargos graves de lavado de dinero y uno más de conspiración. De los cinco implicados, era el que menos delitos tenía en contra y solo era empleado de la joyería. Pero los fiscales consideraron en ese tiempo que las sentencias fueron “apropiadas”.

El juez Wilson señaló el jueves que Seresi había sido un “empleado clave” de los cabecillas de la red de lavado de dinero y subrayó que su indulto no debe “minimizar la gravedad” de sus actos. Pero, en su opinión, el castigo a pasar cinco siglos en una celda es ahora excesivo.

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