"Éramos básicamente una masa de cuerpos enredados, sin poder movernos", recuerda en diálogo con Univision Noticias la joven mexicana Juliana Velandia Santaella, quien sobrevivió al aplastamiento masivo en el que el sábado murieron más de 150 personas durante las celebraciones de Halloween en Seúl.
Instantes de terror, sin poder respirar y con temor a perder las piernas: el relato de la mexicana que sobrevivió a la tragedia de Seúl
"Pensé que iba a perder las piernas.... Mis piernas estaban atoradas entre los cuerpos. No podían levantarme". La joven mexicana Juliana Velandia Santaella pensó que iba a morir en el angosto callejón de Seúl en el que el sábado murieron más de 150 personas durante las celebraciones de Halloween. Fueron cerca de 40 minutos de horror y este es su relato.

Velandia Santaella, quien dio su testimonio primero a la Agencia Efe, dijo: "Estaba totalmente paralizada. No podía mover ni siquiera los dedos de los pies",
De 23 años y originaria de Mexicali, Velandia Santaella logró finalmente salir del callejón, pero sufre ahora de rabdomiólisis, que se produce cuando el oxígeno no llega a los músculos (en caso de aplastamiento, por ejemplo) y la descomposición del tejido pasa al torrente sanguíneo, pudiendo dañar los riñones y dejar otras posibles secuelas.
Ella es estudiante de medicina de intercambio y actualmente estudia en la Universidad Católica de Bucheon (al suroeste de Seúl), donde llegó el pasado agosto.
Velandia Santaella recuerda tomar una foto junto a su compañera de cuarto, también mexicana, en la calle de bares más concurrida del barrio, Itaewon ro 27 ga gil. Fue a las 10:08 pm hora local del sábado, como quedó registrado en su teléfono.
" Caminamos unos metros, doblamos a la izquierda y en el callejón ocurrió todo. Yo estaba en la parte de arriba de la pendiente. Y todos empezamos a caer hacia abajo. Nos empezaron a empujar, a empujar, a empujar y no paraban", recuerda la bajacaliforniana sobre el momento en que trataron de llegar a la avenida principal de Itaewon ro, a través de la mencionada callejuela, de poco más de 10 pies (3.2 metros) de ancho.
"En un punto nos empezaron a empujar tanto que la perdí (a mi compañera) de vista. Ya no sabía donde estaba. Me empezaron a aplastar todo mi tórax y no podía expandir mis pulmones y no podía respirar", añade en una entrevista telefónica.
El aterrador momento en que más de 150 personas comienzan a morir
Lo que sigue es un relato sobre el episodio que le ha costado la vida a más de 150 personas, la mayoría mujeres que, como la joven mexicana, rondaban los veintipico de años.
"En un punto mis pies ya no tocaban el piso, había cuerpos debajo de mí. Había un muchacho que estaba inconsciente y me estaba aplastando y mis piernas estaban tan aplastadas que dejé de sentirlas... juré... que iba a perder las piernas, que me las iban a romper... Que nunca más las iba a poder mover", explica.
Durante varios minutos lo único que pudo mover fue el cuello y comprobó "que ya no podía respirar por la nariz porque no podía expandir los pulmones".
"Me di cuenta que la única manera de poder seguir respirando era por la boca. Estuve haciendo respiraciones muy cortas y rápidas por la boca", rememora la estudiante en su recuento a EFE.
Una vez que levantaron al joven inconsciente que estaba aplastándola, pudo respirar mejor y un joven coreano, que no era de los equipos de rescate, empezó a tirar de ella.
"El problema es que mis piernas seguían atoradas entre todos los cuerpos. No podían levantarme. Este muchacho me ayudó a sacar mis piernas de entre los cuerpos", relata.
Unos 40 minutos de terror
Tardó varios minutos en poder volver a caminar porque sus piernas seguían dormidas por la falta de circulación.
"Cuando me liberaron miré el celular y eran las 10:58 de la noche. Quiero suponer que estuve ahí atrapada entre 30 y 40 minutos", afirma. "No encontraba a mi amiga, me quedé una hora esperando a ver si encontraba... su cuerpo".
Afortunadamente la encontró gracias a que su compañera, que perdió el celular en el tumulto, pudo marcar su número desde el teléfono de otra persona cuando ella también logró salir con vida de ese callejón.
Ambas pasaron el resto de la noche en casa de un amigo en Itaewon y acudieron al hospital al día siguiente.
Juliana sufre ahora un terrible dolor muscular y padeció fiebre a causa de la rabdomiólisis.
"Me duele respirar, me duele caminar. Básicamente no me puedo mover", explica la mexicana, a la que le espera una dolorosa recuperación, tanto en lo físico como en lo anímico.















