A China le gusta expresar su condena a las políticas con que el gobierno de Donald Trump extiende demasiado su brazo fuera de sus fronteras para imponer exigencias a empresas no estadounidenses. Pero en un intento de contraatacar este mes, Pekín hizo exactamente lo mismo.
Guerra comercial: cómo China contraataca con las mismas estrategias de EEUU
Pekín recurre a precedentes estadounidenses para desarrollar herramientas con las que enfrentarse a la Casa Blanca en lo que parece ser una guerra comercial prolongada entre las dos mayores economías del planeta.

Al ampliar sus reglas de exportación sobre las tierras raras, el gobierno chino anunció por primera vez que exigirá a las empresas extranjeras obtener su aprobación para exportar imanes que contengan incluso pequeñas cantidades de materiales de tierras raras de origen chino o que hayan sido fabricados con tecnología china.
Eso significa que, por ejemplo, un fabricante surcoreano de teléfonos inteligentes deberá pedir permiso a Pekín para vender sus dispositivos en Australia si estos contienen tierras raras procedentes de China, explicó Jamieson Greer, representante comercial de EEUU. “Esta norma da a China control, básicamente, sobre toda la economía global en la cadena de suministro tecnológica”, afirmó.
Para cualquiera familiarizado con las prácticas comerciales estadounidenses, China simplemente está tomando prestada una política de EEUU que lleva décadas aplicándose: la regla del producto extranjero directo ( foreign direct product rule). Esta norma amplía el alcance de las leyes estadounidenses a productos fabricados fuera del país y se ha usado con frecuencia para restringir el acceso de China a ciertas tecnologías de origen estadounidense, incluso cuando están en manos de empresas extranjeras.
Es el ejemplo más reciente de cómo Pekín recurre a precedentes estadounidenses para desarrollar herramientas con las que enfrentarse a Washington en lo que parece ser una guerra comercial prolongada entre las dos mayores economías del planeta.
“China está aprendiendo de los mejores”, dijo Neil Thomas, investigador de política china en el Asia Society Policy Institute’s Center for China Analysis. “Pekín está copiando el manual de Washington porque ha visto de primera mano lo eficaces que pueden ser los controles de exportación de EEUU para frenar su propio desarrollo económico y limitar sus decisiones políticas”. Y añadió: “Un maestro reconoce a otro maestro”.
Cómo China empezó a copiarle el juego a EEUU
Fue en 2018, cuando Donald Trump lanzó su primera guerra comercial contra China, que Pekín sintió la urgencia de adoptar un conjunto de leyes y políticas que pudiera aplicar fácilmente ante nuevos conflictos comerciales. Y, para ello, miró hacia Washington.
Su 'Lista de entidades no confiables' , establecida en 2020 por el Ministerio de Comercio chino, se asemeja a la 'entity list' del Departamento de Comercio estadounidense, que impide a ciertas empresas extranjeras hacer negocios con EEUU.
En 2021, Pekín aprobó la 'Ley contra sanciones extranjeras', que permite a organismos como el Ministerio de Asuntos Exteriores negar visados y congelar los activos de individuos o empresas considerados indeseables, de forma similar a lo que hacen el Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro de EEUU.
Presentada como una caja de herramientas contra sanciones e intervenciones extranjeras, la agencia estatal China News citó en 2021 una antigua enseñanza china al respecto: Pekín estaría “atacando con las propias armas del enemigo”.
“La ley ha examinado la legislación extranjera relevante y ha tenido en cuenta el derecho internacional y los principios básicos de las relaciones internacionales”, explicó el académico chino Li Qingming en esa misma publicación, añadiendo que también podría disuadir a la otra parte de escalar el conflicto.
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Otras medidas formales adoptadas por Pekín en los últimos años incluyen la ampliación de los controles de exportación y nuevas herramientas para la revisión de inversiones extranjeras.
Jeremy Daum, investigador principal del Paul Tsai China Center de la Facultad de Derecho de Yale, señaló que Pekín suele inspirarse en modelos extranjeros para desarrollar sus leyes, incluso fuera del ámbito comercial. A medida que busca poder responder con la misma moneda en materia de comercio y sanciones, las herramientas chinas resultan “muy paralelas” a las estadounidenses, dijo.
Ambos gobiernos, además, comparten una visión holística de la seguridad nacional, que amplía el concepto para justificar restricciones mutuas, añadió Daum.
Nuevas medidas en medio de la reanudación de la guerra comercial
Cuando Trump reanudó su guerra comercial con China poco después de regresar a la Casa Blanca este año, Pekín desplegó rápidamente sus nuevas herramientas legales, además de aumentar aranceles para igualar los impuestos del mandatario estadounidense.
En febrero, tras el primer arancel del 10% de Trump contra China por el supuesto fracaso de Pekín en frenar el flujo de químicos usados para fabricar fentanilo, el Ministerio de Comercio chino incluyó a PVH Group (propietaria de Calvin Klein y Tommy Hilfiger) y a la empresa biotecnológica Illumina en su lista de entidades no confiables.
Eso les prohibió participar en actividades de importación o exportación relacionadas con China y realizar nuevas inversiones en el país. Además, Pekín anunció controles de exportación sobre tungsteno, telurio, bismuto, molibdeno e indio, elementos esenciales para fabricar productos tecnológicos de última generación.
En marzo, tras el segundo arancel del 10% de Trump relacionado con el fentanilo, Pekín añadió a 10 empresas estadounidenses más a su lista de entidades no confiables y 15 compañías adicionales a su lista de control de exportaciones, entre ellas firmas aeroespaciales y de defensa como General Dynamics Land Systems y General Atomics Aeronautical Systems, alegando que “ponen en peligro la seguridad y los intereses nacionales de China”.
Luego llegaron los aranceles del 'Día de la Liberación' en abril, cuando Pekín no solo igualó el arancel del 125% impuesto por Trump, sino que también incluyó más empresas estadounidenses en su lista negra y anunció controles de exportación adicionales sobre minerales de tierras raras. Esto provocó una pausa en el envío de imanes necesarios para fabricar desde teléfonos inteligentes hasta vehículos eléctricos, aviones de combate y misiles.
Aunque estas nuevas herramientas han permitido a China plantar cara a Estados Unidos, Daum advirtió que no están exentas de riesgos.
“El peligro de un enfoque aparentemente equilibrado y justo es, primero, que lo que un lado ve como reciprocidad el otro lo puede interpretar como una escalada”, dijo. “Y segundo, en una carrera hacia el fondo, nadie gana”.
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