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Redadas

“Señor presidente, detenga las redadas”: el miedo paraliza al pueblo de Mississippi más golpeado por ICE

Las plantas de alimentos allanadas por ICE hace una semana trabajan a media máquina y tienen dificultades para conseguir personal que supla a los 680 inmigrantes sin papeles detenidos en sus instalaciones.
14 Ago 2019 – 04:31 PM EDT
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MORTON, Mississippi.– Los pericos se alborotan cuando Félix * acerca el teléfono a la jaula y escuchan la voz de Crescencia, que llama desde el centro de migración de Louisiana adonde los agentes de ICE se la llevaron detenida hace una semana exacta. Solo así cantan, dice Félix. Da igual que ella esté contando que el frío en las celdas no la deja dormir, que le obligan a bañarse desnuda frente a las demás detenidas o que llore porque no sabe cómo ni cuándo la dejarán salir de allí. Los pájaros la oyen y cantan.

A Félix en cambio apenas le silban por las mañanas, cuando regresa a casa solo y hediondo a plumas después de trabajar toda la noche en Koch Foods, la procesadora de pollos más grande del pequeño pueblo de Morton, allanada por Migración el miércoles de la semana pasada.


Crescencia y Félix se conocieron en esa planta y se casaron. Ella es de México y él de Guatemala. Los dos entraron sin visa a Estados Unidos y a los dos les dieron empleo en la compañía hace más de 10 años, a pesar de no tener papeles. Félix todavía acarrea pollos vivos en el turno de las las 10:00 de la noche y las 6:00 de la mañana y Crescencia picaba pollos muertos hasta que a las 8:00 de la mañana del 7 de agosto la arrestaron allí mismo los agentes de ICE.

“Estaba chequeando pechuga, muslo y pierna y ahí llegaron. Cuando íbamos saliendo del turno tenían rodeado todo adentro. En los años que trabajé ahí nunca tuve problema y así seguí trabajando hasta que me agarraron ahorita”, cuenta Crescencia desde un teléfono del centro de detención de LaSalle, Louisiana, que está a cuatro horas por carretera de la traila que comparte con su esposo y sus pájaros en Morton, Mississippi.

El 7 de agosto, Migración tomó por asalto las instalaciones de cinco compañías procesadoras de pollos —Koch Foods, PH Food, Pearl River Foods, Peco Foods y A&B— que operan en seis pequeñas ciudades de Mississippi. La más afectada fue Morton: allí trabajaba al menos la mitad de los 680 inmigrantes detenidos ese día, la mayoría de origen hispano.

Una semana después, unos 300 inmigrantes sin documentos siguen detenidos y entre ellos está Crescencia: “Una muchacha que sabe leer bien me dijo que tenía que pagar 471 dólares por la multa de estar trabajando con papel ajeno (una identidad falsa). Nos dijeron que el juez tiene que decidir si vamos a ser deportadas o no. Pero no sabemos cuándo nos toca corte”.

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Félix mantiene la esperanza de que su esposa salga del centro de detención: “Quiero que a mi esposa la dejen libre. Le pido al señor presidente que suelte a la gente y que pare las redadas ", afirma el hombre que sigue yendo como todos los días a cubrir su turno en la planta por 9.50 dólares la hora.

“Ahora no hay gente adentro. Éramos 40 personas en mi línea, ahorita solo hay 15 y no se hace el mismo trabajo. Mucha producción se ha perdido. Hay mucho pollo que se está muriendo de calor, ahorita casi es la mitad de vivo y la mitad de muerto”, dice Félix. “Si hay otra redada, la compañía se cierra”, opina él, que lleva una década trabajando en la planta.

Solo en la planta de Koch Foods en Morton fueron detenidas unas 250 personas que cubrían dos turnos completos de trabajo. Tan pronto eso ocurrió, la empresa se puso en contacto con la agencia estatal de empleos para buscar sustitutos, pero hasta ahora solo 30 personas se postularon para llenar esas plazas.

Otra de las compañías procesadoras de pollo allanadas en Morton, PH Food, tiene los mismos problemas de falta de personal para sostener sus operaciones. El miércoles pasado, los agentes de Migración detuvieron allí a unas 90 personas. Además, la compañía despidió este martes a otras 100 personas que, se presume, trabajaban allí sin documentos.

“Desde las redadas, todos en este pueblo todos tenemos miedo”, dice Keri Risher, una mujer de 30 años y piel blanca, nacida y criada en Morton, que este martes trabajaba como voluntaria en la recolección de comida y enseres para las familias migrantes afectadas por la incursión de ICE, junto a su hijo Hunter, de 11 años. “¿Así es como Donald Trump pretende hacer a Estados Unidos grandioso de nuevo?”, se pregunta.

(*: nombre ficticio para proteger su identidad)

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