¿Qué implicación puede tener la supuesta deuda de sobre $400 millones de los negocios de Trump?

Expertos en ética de gobierno expresaron inquietud por la enorme deuda de un presidente en ejercicio y el desconocimiento de quiénes son los acreedores, lo que podría tener repercusiones para la seguridad nacional del país.

Video De comprobarse que incurrió en maniobras indebidas para evadir impuestos, ¿qué sanciones podría recibir Trump?

Toda su vida pública, bien como magnate de bienes raíces, como celebridad de la televisión o como presidente, Donald Trump se ha jactado de sus habilidades para los grandes negocios. Este lunes, un amplio reportaje del diario The New York Times que destapa más de dos décadas del pago de impuestos de sus compañías, ha proyectado sombras sobre aquella imagen de empresario exitoso.

Según la exclusiva del diario, Trump solo pagó $750 en impuestos en 2016 y 2017, y ni un céntimo en 10 de los 15 años anteriores. Pero además, según los registros reportados por ese medio, el mandatario es personalmente responsable de una deuda superior a los $400 millones en préstamos que debe solventar en los próximos cuatro años.

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"Sus finanzas están bajo presión, con pérdidas operacionales y cientos de millones de dólares en deudas que deben pagarse y por las cuales él es el garante personal", indicó The New York Times en su reporte. De acuerdo con un análisis del periódico, si Trump gana la elección de noviembre, los prestamistas podrían estar en la posición sin precedentes de ejecutar las hipotecas de un presidente en ejercicio si este no cumple con las obligaciones que contrajo.

El presidente lo ha negado todo, al afirmar que se trata de una noticia falsa. Tras el escándalo mayúsculo, a 36 días de las elecciones, este lunes tuiteó que tiene “muy pocas deudas en comparación con el valor de activos”, y agregó que podría publicar un estado financiero que detalle todas las propiedades y deudas.

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Sin embargo, desde que ganó en 2016, Trump ha prometido publicar sus declaraciones de impuestos, pero nunca lo ha hecho rompiendo la tradición de todos sus predecesores desde la década de 1970. Todo lo contrario: a quienes han intentado acceder a esa información los ha bloqueado ya sea por la vía política o la judicial, alegando que el Servicio de Rentas Internas (IRS por sus iniciales en inglés) le realizaba una auditoría.

Actualmente, Trump libra disputas legales con el secretario de Justicia de Nueva York, la fiscalía de Manhattan y dos comisiones de la Cámara de Representantes que quieren acceso a sus registros.

Más allá de las cuestiones relativas al estado de sus finanzas y su probable evasión de tributos, hay otras posibles implicaciones políticas: expertos en ética manifestaron en el reporte de The New York Times que genera preocupación el tener sentado en la Oficina Oval a un mandatario que debe millones de dólares a organizaciones e individuos. Contrapartes políticos también cuestionaron el que no haya información sobre esas deudas.

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Sin esa información sobre sus finanzas, se desconoce totalmente la complejidad de sus intereses financieros y la identidad de con quiénes ha hecho negocios.

Cuestión de seguridad nacional

La senadora demócrata por Massachusetts Elizabeth Warren fue una de las primeras en llamar la atención sobre este tema. “Podría quedar vulnerable a chantaje financiero por parte de potencias extranjeras hostiles y sólo Dios sabe qué más”, señaló este lunes.

La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, coincidió. "Este presidente parece tener una deuda de más de $400 millones. ¿Con quién? ¿Con diferentes países? ¿Cuál es el apalancamiento (de la deuda) que tiene? Para mí, esta es una cuestión de seguridad nacional", subrayó Pelosi en una entrevista con NBC.

"Prestamos el juramento de proteger y defender (al país). Este presidente es el comandante en jefe (de las Fuerzas Armadas). Tiene una exposición crediticia por varios cientos de millones de dólares, ¿con quién? El público tiene derecho a saberlo", insistió la senadora.


Sin mostrar ninguna evidencia, Pelosi mencionó a Rusia como un país que podía estar implicado en alguna de parte de esa deuda, aludiendo los mensajes y las políticas que la administración Trump ha impulsado en los últimos años y que considera han favorecido a Moscú.

"La pregunta es qué tiene Putin sobre el presidente política, personal y financieramente, en todos los sentidos, que el presidente (Trump) trataría de socavar nuestro compromiso con la OTAN, regalar 'la tienda' a Rusia y Siria, tratar de echar la culpa a Ucrania por interferir en nuestras elecciones cuando sabe muy bien, con el consenso de la comunidad de inteligencia, que es Rusia. La lista sigue y sigue", dijo Pelosi.

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¿Quiénes están detrás de la deuda?

Donald Sherman, subdirector de la organización de monitoreo gubernamental Citizens for Responsibility and Ethics in Washington (CREW por sus iniciales en inglés), expresó una inquietud similar a la de Pelosi.

“A los estadounidenses debería preocuparles la deuda del presidente, porque significa un riesgo de seguridad nacional para nuestro país”, dijo Sherman a la agencia Associated Press. “Esta es información que el presidente ha intentado ocultar al público de forma activa y reiterada”, agregó.

Richard Painter, quien fungió como abogado principal en cuestiones éticas de la Casa Blanca durante el mandato de George W. Bush, se pregunta por qué los prestamistas siguen dispuestos a arriesgar créditos por cantidades tan grandes si las compañías propiedad de Trump se han declarado seis veces en bancarrota.

“¿Por qué los bancos asumen el riesgo de esos préstamos?”, preguntó Painter. “¿O alguien más asumió el riesgo de esos créditos para que el banco los aprobara?", acotó.

Uno de esos prestamistas confirmado desde hace unos años es el Deutsche Bank, con sede en Alemania, que siguió haciendo negocios con Trump incluso después de que dejara de pagar en 2008 un préstamo para la construcción de su hotel y condominio en Chicago.

Trump presentó una demanda contra el banco y otros a los que culpó por su incapacidad para pagar. Sin embargo, la división de banca privada del Deutsche Bank siguió concediendo préstamos a Trump, incluidos $125 millones para financiar la compra y renovación de su complejo de golf de Doral en 2012, según revelaciones anteriores.

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El año pasado, Trump demandó al Deutsche Bank y Capital One en un intento por impedir que le entregaran al Congreso sus registros financieros como parte de una investigación sobre la influencia política extranjera.


Kathleen Clark, experta en ética del gobierno de la Universidad de Washington en St. Louis, dijo a la AP que una declaración financiera separada de Trump arrojaría poca luz sobre sus negocios si no revela quiénes son sus socios comerciales en sus diversas participaciones.

"La Organización Trump está formada por cientos de sociedades de responsabilidad limitada (LLC) que han sido incluidas en sus formularios de declaración financiera", dijo Clark.

"Una de las cosas de las que Trump se ha beneficiado y de las que se benefician los oligarcas y los lavadores de dinero es la opacidad de las LLC (...) la facilidad con la que los individuos pueden ocultar sus activos, pueden ocultar sus intereses financieros", explicó la experta.

Después de su victoria en 2016, Trump se negó a deshacerse de sus intereses comerciales y dejó la administración de los bienes raíces de su familia y otras participaciones en manos de sus hijos Donald Jr. y Eric Trump.

Aún así, el presidente posiblemente se ha beneficiado personalmente de la actividad de los gobiernos de Estados Unidos y extranjeros en sus propiedades desde su elección y no ha evitado en ocasiones promover sus hoteles y campos de golf. Los republicanos han celebrado al menos 88 eventos políticos en sus propiedades, el presidente ha visitado sus hoteles y campos de golf más de 500 veces y al menos 13 gobiernos extranjeros han realizado actividades en propiedades de Trump, según un recuento de CREW.

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