Descalificativos, amenazas y una polémica visita: así inició Donald Trump su relación con México antes de ganar las elecciones
El primer encuentro entre el mandatario mexicano y el presidente electo de Estados Unidos no fue para poner las cartas sobre la mesa. Marcó el inicio de una relación bilateral, sí, pero bajo las condiciones que impuso Donald Trump. La reunión, de finales de agosto pasado, cobra relevancia una vez que el magnate republicano se alzó con la victoria en las elecciones presidenciales y con ello encendió las alertas de un México que pasó horas en vilo observando el proceso electoral de su vecino del norte.
Habiéndose consolidado el triunfo de Trump, los principales periódicos mexicanos conjugaban en sus titulares tres sensaciones: temor, desánimo e incertidumbre. No había pasado en vano la imagen que el republicano se había encargado de construir.
Se puso en la mira de los mexicanos al usar como bandera de su aspiración política el ataque directo: “ Cuando México envía a su gente, no envía a los mejores (…) traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas”. La escalada, que siguió al cuestionar la continuidad del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN o NAFTA; por sus siglas en inglés) tocó la cima con esa primera visita que reprobó la opinión pública mexicana.
“Creo que Trump tuvo muy buenos reflejos y aprovechó el error diplomático de nuestro ejecutivo (el presidente Enrique Peña Nieto) para generar una imagen de jefe de estado. Fue un rosario de errores de parte del gobierno federal: la invitación, la forma en que se le recibió y la conferencia de prensa (conjunta tras el encuentro). Estos errores mostraron la distancia que tiene el ejecutivo y su gabinete del sentimiento del pueblo de México. La gente era contraria a esa cortesía política innecesaria”, destaca en entrevista con Univision Noticias Gustavo Madero, actual coordinador del gabinete de Chihuahua (norte) y quien fuera dirigente del Partido Acción Nacional (PAN, derecha).
Ese miércoles 31 de agosto, los periodistas salíamos de Los Pinos sin escuchar de parte de Trump ninguna disculpa por sus declaraciones. Tampoco hubo un cuestionamiento directo sobre el muro que él se comprometió construir en la frontera entre ambas naciones, y Peña Nieto, mucho menos, mostró una negativa clara a pagar la construcción.
Medios mexicanos y extranjeros retomaron en ese momento cómo fue que el presidente de México recibía por todo lo alto a una persona que, más allá de ser candidato, se erigió como el detractor de primer nivel de esos ciudadanos en Estados Unidos. La entonces candidata demócrata, Hillary Clinton, tampoco recibió con buenos ojos el encuentro.
A finales de octubre, el propio Peña Nieto tuvo que admitir que la criticada visita a la residencia oficial de Los Pinos en la Ciudad de México fue producto de “ una decisión muy acelerada”, decisión tras la cual, apenas una semana después, se produjo la renuncia de Luis Videgaray a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a quien los medios de comunicación mexicanos señalaron como el gestor de la invitación. Con su puesto, Videgaray dejaba también la oportunidad de ser una de las caras más visibles del gabinete de Peña Nieto y las implícitas aspiraciones a suceder a su mentor.
Tiempos difíciles
El controvertido expresidente mexicano Vicente Fox, quien protagonizó más de un encontronazo con Donald Trump durante la campaña del republicano, hizo un giro de tuercas tras los resultados electorales. Había dicho, entre otras cosas, que Trump no era bienvenido en territorio mexicano. Sorprendentemente, este miércoles Fox dijo que Peña había sido un “visionario” al hacer la invitación a Trump.
Mientras, Andrés Manuel López Obrador, líder del partido político izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), señaló en un video que “ no hay motivo de preocupación por los resultados de las elecciones en EEUU (ya que) México es un país libre y soberano y no depende de ningún gobierno extranjero”. Sin embargo, añadió que “ante cualquier circunstancia vamos a estar unidos”.
Por su parte, Alejandra Barrales, líder del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), improvisó una conferencia de prensa y más tarde retomó algunas declaraciones para compartirlas por Twitter, enfocadas también a la unión de los mexicanos frente a la adversidad.
Aún más: congregados en un programa que transmitió la cadena Televisa con motivo de la cobertura electoral de Estados Unidos, varios excancilleres en ese país coincidieron en que el triunfo de Trump representa un gran desafío y la venida de tiempos complicados. Se trató de Miguel Basáñez, Eduardo Medina Mora, Carlos de Icaza y Juan José Bremer Martino.
“Es necesario que el gobierno de México cuide esta relación bilateral, la cual debe adecuarse al perfil del presidente electo, sobre todo por la amenaza de la construcción del muro, porque dijo que expulsará a una población de indocumentados y porque aseguró que va a bloquear las remesas. Trump es un hombre empecinado, belicoso, impredecible”, consideró el politólogo José Fernández Santillán, en entrevista con Univision Noticias.
Las claves de la victoria
“Me encantaría pensar que la visita a México le dio un impulso a la campaña de Trump. Sin embargo, no le concedo tanta estatura a la convocatoria de Peña Nieto. Creo que desgraciadamente el tema es más grave: ganó la agenda oscura del miedo, del racismo, del conservadurismo, del proteccionismo y de la polarización”, agrega Madero. “El mundo cambió a partir de esta elección –continúa-, y no cambió para bien porque esta agenda se empoderó”.
Fernández Santillán añade: “En los resultados electorales influyeron muchos factores, sobre todo que Donald Trump despertó sentimientos de animadversión contra la política tradicional y también sentimientos xenofóbicos, racistas, de frustración, pero sobre todo de la competencia que se ha establecido con la población latina y en general toda la población migrante”.
Estos factores mantienen en vilo a la economía mexicana, cuya moneda empezó a sentir desde el fluir de los resultados, los primeros estragos.
“En ocasiones, el cambio puede generar ansiedad, pero como lo he dicho muchas veces, tengo la confianza en que nuestra relación (México-Estados Unidos) tiene raíces firmes”, indicó en un comunicado la embajadora de EEUU en México, Roberta Jacobson. A su vez, la canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu, usó su cuenta de Twitter para reiterar el tema del trabajo bilateral y reafirmar que la relación entre los países debe basarse “en el respeto mutuo y la corresponsabilidad”.
Al triunfo de Trump en la presidencia se le añaden las mayorías tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, lo que eleva las posibilidades de que tenga en ellas apoyo para realizar sus compromisos de campaña.
México es el principal socio comercial de Estados Unidos. A ese país manda el 80% de sus exportaciones, mientras es el primer destino de las procedentes de California, Texas y Arizona. Aún queda la confianza de que la retórica de Trump haya sido una estrategia de campaña, así como la esperanza en un nuevo plan en materia de política exterior por parte de México, que busque mayores apoyo y cercanía a sus connacionales en Estados Unidos.
Por lo pronto, comienza a correr el tiempo para saber cómo, cuándo y dónde será el segundo encuentro entre Trump y Peña.
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