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Elecciones 2016

Del Chipotle al Café Versailles, un día con el candidato libertario Gary Johnson en Miami

El aspirante presidencial del Partido Libertario desembarcó en Miami para cortejar el voto hispano. Univision Noticias siguió a Johnson para conocer al candidato que se posiciona como una alternativa a los impopulares Trump y Clinton.
19 Ago 2016 – 04:51 PM EDT
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Johnson hace una parada en el tradicional Café Versailles, un punto de encuentro del exilio cubano en Miami. Crédito: Federica Narancio/Univision Noticias

Los clientes que hacen fila para hacer su pedido en Chipotle no lo saben, pero tienen a su lado a un candidato presidencial hambriento.

Son las cuatro de la tarde y Gary Johnson aún no ha almorzado. Solo ahora puede hacer una parada en una sucursal de la cadena en Doral.

El aspirante del Partido Libertario desembarca el miércoles en Miami, Florida, parada obligatoria para los candidatos que cortejan el voto hispano.

La agenda de un día y medio está cargada de eventos, incluyendo un cafecito en el Café Versailles de la Calle Ocho, el emblemático punto de reunión de los exiliados cubanos.

Su misión es presentar su plataforma, liberal en lo social y conservadora en lo fiscal. Johnson quiere ser la alternativa a los impopulares Donald Trump y Hillary Clinton.

Pero su rostro aún pasa desapercibido. “La que me sirvió la comida me preguntó: ‘¿De dónde te conozco?’. Le respondí que era un candidato presidencial y me dijo: ‘¡Eres Gary Johnson!’”, afirma el libertario al regresar a la mesa con su bandeja.

Aunque la trabajadora de Chipotle no lo reconoce a primera vista, que supiera su nombre es interpretado como una buena señal. El candidato libertario dice que el 70% de los estadounidenses no lo conocen.

A la caza del voto hispano

En un ciclo electoral donde lo impredecible se ha vuelto la norma, Johnson aspira a dar la sorpresa. Si bien la meta parece lejana e improbable, el aspirante de 63 años exuda estos días un entusiasmo juvenil.

“¡Qué cool, no puedo creer que este lugar esté tan lleno de gente!”, exclama más tarde ante unas 600 personas que asisten a un mitin en la Universidad Internacional de Florida (FIU, por sus siglas en inglés). Otras 100 personas se han quedado fuera por falta de lugares.

En un costado del escenario, uno de sus asesores, Juan Hernández, confirma que el asombro de la campaña es genuino: “No esperaban tanta gente”.

Hernández dirigió los esfuerzos para captar el voto hispano en la campaña presidencial de 2008 del republicano John McCain. Ahora hace lo mismo por Johnson.

Una encuesta reciente de Fox News Latino reveló que un 16% de los votantes latinos apoya a Johnson, un punto porcentual menos que la fórmula Donald Trump y Mike Pence.

El roce de Johnson con la popularidad

Con un promedio de casi el 10% de la intención de voto en encuestas recientes, Johnson, un exgobernador de Nuevo México (1995-2003) por el Partido Republicano, vive un nivel de apoyo nacional inédito.

En las dos primeras semanas de agosto, su campaña logró recaudar casi $3 millones de dólares en donaciones por internet.

Cuando se presentó por primera vez como candidato libertario en 2012, ganó casi el 1% del voto popular, un porcentaje que en su momento fue una victoria para su partido.

La desconfianza que Clinton provoca entre muchos votantes y el rechazo al estilo incendiario de Trump han creado la tormenta perfecta para que Johnson se haga un hueco en el impenetrable sistema bipartidista de Estados Unidos.

Muchos de los que asisten a su mitin en la universidad de Miami son hispanos. “Siempre he votado republicano”, dice Daniel Ochoa, un cubanoamericano que ahora está casi convencido de que votará por Johnson. El motivo: no soporta a Trump. “Es odioso, insulta a todo el mundo”.

Vestido con la informalidad que lo caracteriza –zapatillas, un saco deportivo y jeans- Johnson enfatiza su apoyo a la reforma migratoria y arremete contra la propuesta de su rival republicano de deportar a 11 millones de indocumentados.

Habla también de achicar el tamaño del gobierno federal, reducir los impuestos, oponerse al intervencionismo militar en el extranjero y legalizar la marihuana, entre otros temas.

A su lado en el escenario está su candidato a vicepresidente, William Weld, quien también perteneció al Partido Republicano y fue gobernador de Massachusetts (1991-1997).

Una votante indecisa es la primera en hacer una pregunta a los candidatos. Dice que le gusta lo que oye esta noche, pero teme “desperdiciar” su voto en un tercer partido.

Desde 1853, todos los presidentes de Estados Unidos han sido del Partido Demócrata o del Partido Republicano.

“Un voto perdido es votar por quien no crees”, responde Johnson como preámbulo a su defensa de por qué deberían apostar por él y Weld.

Ansioso por debatir

Pero Johnson sabe –y lo repite sin cesar- que debe superar un gran escollo antes de permitirse soñar con llegar a la Casa Blanca. Necesita alcanzar el 15% del apoyo en las encuestas para tener el derecho a participar en los debates presidenciales, junto con Trump y Clinton.

Sin ese nivel de exposición mediática será “imposible” competir con sus dos grandes rivales, afirma Johnson en el auto de camino a uno de sus eventos en Miami.

Al volante va Tom Mahon, un voluntario entregado a la causa y hombre de confianza del candidato presidencial. En los asientos de atrás están Juan Hernández y un joven asesor.

Las conversaciones oscilan entre críticas a Trump -un tema de conversación recurrente en el auto de la campaña- y reacciones a las noticias que leen sobre Johnson en sus celulares.

“Mira, Politifact aseguró que Gary está en lo correcto cuando dice que la mayoría de los estadounidenses apoya legalizar la marihuana”, dice Hernández, en alusión a un análisis que los periodistas hicieron de 14 encuestas sobre el tema.

Johnson, un ávido deportista que escaló el monte Everest, no tiene reparos en decir que la última vez que consumió marihuana fue hace tres meses. Pero afirma que dejó de hacerlo desde ese entonces y no consumirá más marihuana si llega a ser presidente. “Uno no quiere estar en medio de una crisis y atender el teléfono sin estar totalmente alerta.”

Asegura, además, que el alpinismo lo llevó a dejar el alcohol hace 29 años para poder mantenerse en forma.

Los límites del Partido Libertario

Fundado en 1971, el Partido Libertario defiende las libertades individuales, el libre mercado y la tolerancia en temas sociales. Cree que el gobierno federal debe tener un rol minúsculo e inmiscuirse lo menos posible en los asuntos de cada estado.

Al igual que otros partidos alternativos, los libertarios se ven ahogados por el sistema bipartidista de EEUU. Pero también les cuesta crecer por una cuestión ideológica: muchos estadounidenses los ven como demasiado conservadores en lo económico o demasiado liberales en lo social, según algunos analistas.

“Hay un buen número de personas que puede llegar a describirse como libertarias, pero cuando son expuestas a la agenda del Partido Libertario se dan cuenta de que no encajan con sus principios”, explica Geoffrey Skelley, analista del Centro para la Política de la Universidad de Virginia.

Gary Johnson ha adoptado una postura centrista dentro del partido. Pero aun así, la tiene difícil. “Veo mucho potencial para que Johnson termine ganando un 5 o 6% del voto a nivel nacional”, considera Skelley.

El aspirante libertario, por lo pronto, se enfoca en su meta a corto plazo, que es ascender en las encuestas para ser incluido en los debates nacionales.

Cafecito cubano y habanos

Para hacer campaña como un candidato presidencial poco conocido, uno debe saber recuperarse con gracia de ciertas situaciones incómodas. Es jueves y Johnson se encuentra en el emblemático Café Versailles para conversar con los clientes y tomarse un cafecito.

El candidato entra al café con un grupo de periodistas a dar entrevistas. Al sentarse en una de las mesas, uno de los gerentes se acerca a decirle que no puede hacer eso sin antes pedir una autorización.

Los asesores de Johnson intentan explicar que sí la habían solicitado, pero el gerente de ese día no recibió el aviso de su visita. Con una actitud calma y sin poner problemas, Johnson sale afuera a concluir las entrevistas. De paso, se saca fotografías y habla con algunos seguidores.

"En las primarias voté por Marco Rubio, pero él luego dio su apoyo a Trump, alguien por quien nunca votaría", dice Daniela Ferrera, una estudiante de 18 años que ahora será una voluntaria en la campaña de Johnson.

El candidato libertario se retira del café para tomarse un avión a Nevada, su próxima parada.

Su paso por Miami le deja un regalo que espera poder saborear. En su mitin del miércoles en la universidad, un partidario le dio dos habanos, uno para él y otro para su candidato a vicepresidente.

“Cuando alcances el 15% en las encuestas, me gustaría que ustedes dos se fumasen estos habanos”, dice su seguidor, arrancando aplausos entusiastas de la audiencia.

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