La gentrificación como el movimiento de la frontera entre razas

Una nueva investigación muestra cómo, cuando suceden estos cambios en un barrio, muchas veces casi no existe integración entre diferentes grupos.

De acuerdo al estudio, en algunas ciudades la gentrificación se ha dado como un movimiento del límite entre distintos grupos raciales.
De acuerdo al estudio, en algunas ciudades la gentrificación se ha dado como un movimiento del límite entre distintos grupos raciales.
Imagen Spencer Platt/Getty Images

La diversa coalición de delegados que asisitió a la Convención Nacional Demócrata hace unas semanas quizás no notó que estaban visitando una de las ciudades más segregadas de los Estados Unidos. Pero Jonathan Tannen lo sabía desde su niñez al oeste de Filadelfia. Creció en un enclave de blancos, donde la gente de su color pocas veces cruzaba la calle 49. Era la línea invisible que separaba su vecindario de las áreas mayoritariamente de raza negra, durante los años 80.

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Dos décadas después, Tannen pasaría seis años en la Universidad Princeton preparando una tesis para cuantificar lo que durante mucho tiempo sospechaba: que las líneas invisibles de segregación pueden ser tan reales y duras como los ladrillos de cualquier casa.

“Quería saber si podría medir líneas entre regiones con características raciales muy diferentes”, dice.

Durante sus investigaciones utilizó un programa computacional para detectar fronteras raciales como la calle 49 en las 100 ciudades más grandes de Estados Unidos. A lo largo de su investigación encontró algo más que lo sorprendió: a medida que los blancos de los suburbios se mudaron a las áreas urbanas, las viejas fronteras raciales se fueron moviendo y extendiéndose hacia afuera. Pero los vecindarios en sí no se estaban desegregando.

De hecho, estaban segregándose de nuevo.

“No se está viendo que una zona históricamente de raza negra pase de tener un 5% de blancos a lo largo de 10 años y luego un 10% de blancos. En cambio, [estos vecindarios] cambiaron de tener una población de casi un 100% de afroamericanos a una de casi un 100% de blancos a lo largo de 10 años”, dice. “Por lo general Filadelfia se está volviendo menos blanca. Pero hay bolsitas de regiones mayoritariamente blancas que se están expandiendo. Y las cuadras que limitan esas fronteras estaban cambiando muy rápidamente desde un punto de vista racial”.

Tannen llegó a estas conclusiones al ingresar datos de los censos tomados entre 2000 y 2010 en un sistema de modelo bayesiano para esencialmente ver si una computadora podía detectar fronteras raciales por su cuenta. En su propio barrio, la frontera de la calle 49 se movió dos cuadras completas hacia el oeste entre 2000 y 2010. En lugar de desegregarse, las cuadras entre la frontera nueva y la antigua —que anteriormente consistían casi totalmente de raza negra— se habían vuelto casi totalmente de blancos.

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Tales hallazgos sobre la naturaleza de los “movimientos de fronteras” raciales podrían conducir a duras conclusiones, particularmente con el conjunto limitado de las investigaciones académicas sobre los procesos detrás de los cambios en vecindarios.

"Uno de los argumentos es que la gentrificación no puede ser tan mala si ayuda a desegregar áreas urbanas. Y tenemos muchas pruebas de que la segregación es mala”, dice Tannen, quien hoy día trabaja como investigador para Econsult, una empresa de análisis con sede en Filadelfia. “Pero si la gentrificación sigue sucediendo mediante movimientos de fronteras, entonces eso significa que nunca habrá desegregación a nivel general”.

Los mismos movimientos de frontera estuvieron presentes en la mayoría de las ciudades estadounidenses más grandes que Tannen estudió, entre ellas Chicago, Nueva York y Boston. Pero lo interesante —y lo potencialmente incómodo para los proponentes del urbanismo “caminable”— es que el fenómeno sólo fue aparente en las ciudades más viejas y densas. En las ciudades “autocéntricas” la gentrificación fue más dispersa y por ende las fronteras raciales fueron menos claras.

Tannen rastreó cómo las fronteras raciales en un vecindario del oeste de Filadelfia fueron cambiando a lo largo de un período de 10 años.
Tannen rastreó cómo las fronteras raciales en un vecindario del oeste de Filadelfia fueron cambiando a lo largo de un período de 10 años.
Imagen Jonathan Tannen

Tannen rastreó cómo las fronteras raciales en un vecindario del oeste de Filadelfia fueron cambiando. “La gentrificación mediante movimientos de fronteras realmente depende de una ciudad que sea fácil de caminar”, dice Tannen. “Se trata de esta idea de que las familias blancas se están mudando justo al otro lado de una frontera para poder cruzarla caminando y así formar parte de la región blanca que ya ha sido gentrificada”.

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“Los blancos que se mudan a ciudades más viejas se mudan a zonas que están alrededor de otros blancos. Están diciendo ‘Bueno, si vivo aquí es un lugar que puedo costear, pero también queda cerca de un [bar] que me gusta’. Ese proceso no se dio en lugares como Los Ángeles”.

Para que quede claro, sus hallazgos no sugieren que la gentrificación está empeorando la segregación.

“Al revisar datos raciales, no es que estas regiones gentrificadas son 100% de blancos; en realidad son bastante diversas en comparación con el resto del país. Entonces en algunos aspectos, cuando se toma en cuenta [el nivel de diversidad] del país en general, la ciudad se ve menos segregada”, dice. “Hay grupos con un 85% de blancos que están sustituyendo a grupos con un 97% de afroamericanos”.

Tannen reconoce que sus investigaciones son limitadas. No puede cuantificar movimientos entre un vecindario pudiente de blancos a un vecindario obrero de blancos. Lo que es más importante es que no puede decir adonde se fue la gente de raza negra que había estado viviendo en esos barrios que se están gentrificando o por qué se fueron.

“La gente empieza a estudiar la gentrificación pensando que ellos serán los que encontrarán la discriminación y la injustica [presentes] en esta. Pero con frecuencias estos estudios terminan complicando aquellas ideas”, dice. “En gran parte no ocurre el desplazamiento”.

Investigaciones recientes de los Pew Charitable Trusts confirman que el tipo de gentrificación o cambio dentro de vecindarios descrito en las investigaciones de Tannen en realidad son raros. Aquel estudio encontró que sólo 15 de las 372 secciones censales de Filadelfia se habían gentrificado a lo largo del mismo período de 10 años que examinó Tannen. Un estudio de la Reserva Federal —el que también se centró en Filadelfia— indicó que el desplazamiento debido al gentrificación es incluso más raro y que los vecindarios no gentrificados a menudo perdieron residentes existentes incluso más rápidamente que las áreas gentrificadas.

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Tannen dice que sus hallazgos son pruebas de que la gente se está autosegregando y no está claro qué soluciones en cuanto a políticas pudieran abordar ese problema. Las ciudades podrían empezar al ser más conscientes de los tipos de proyectos de desarrollo económico que persiguen a lo largo de fronteras raciales obvias debido a su sensibilidad al cambio racial extremo.

Al final, la manera en que las ciudades puedan mejor abordar asuntos tan espinosos como la segregación o el desplazamiento no se resolverá con un solo estudio. Pero las investigaciones de Tannen indican —por lo menos en parte— por qué la gentrificación puede ser muy importante para los residentes aun cuando también sea relativamente rara.

“Mis investigaciones son evidencia del porqué de aquella desconexión. ¿Por qué los residentes de ciudades pueden percibir a la gentrificación como algo real y extrema incluso si el estudio de Pew está correcto en mostrar que la ciudad en general tiene menos blancos? ¿Cómo pueden ser ciertos las dos [aseveraciones]?”, pregunta Tannen. “ Los movimientos de frontera son una parte importante de aquella historia… de que la gentrificación resulte extrema a partes muy pequeñas de la ciudad. Y donde ocurre, ocurre de manera muy pronunciada”.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.