El costo del renacimiento de las ciudades

Luego de décadas en que los más ricos prefirieron los suburbios, ahora están de vuelta en los centros urbanos, pero con un costo para las minorías.

Vecindarios hispanos como Pilsen, en Chicago, son parte del fenómeno de gentrificación.
Vecindarios hispanos como Pilsen, en Chicago, son parte del fenómeno de gentrificación.
Imagen Tim Boyle/Getty Images

El movimiento del regreso urbano es motivo de celebración para algunas personas que piensan que están reviviendo a las ciudades, las cuales anteriormente se estuvieron apagando. Se supone que el movimiento dará lugar a una era de crecimiento urbano más denso, innovador y sustentable. Al mismo tiempo, representa un motivo de preocupación y consternación para los que ven a la gentrificación como la fuerza principal que está volviendo a muchas ciudades menos asequibles y más desiguales.

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¿Pero en realidad quiénes y qué está detrás del movimiento de regreso urbano? Y al final, ¿qué significan los resultados que produce el movimiento para diferentes grupos o clases de personas?

Un nuevo estudio por Nathaniel Baum-Snow, mi colega en la Universidad de Toronto, y Daniel Harley, de la Reserva Federal en Chicago, han realizado la investigación más profunda hasta la fecha sobre el tema. Rastrearon el movimiento del regreso urbano a lo largo de ciudades y áreas metropolitanas en EEUU. Sus investigaciones siguen la transformación de vecindarios en los centros de ciudades (centrándose en los barrios que están en un radio de 4 kilómetros del distrito comercial central) de 120 áreas metropolitanas en EEUU entre 1980 y 2010.

El estudio genera tres conclusiones grandes que ayudan a informar a nuestra comprensión de las fuerzas impulsoras detrás de la reurbanización, así como los que ganaron y perdieron debido a la misma.

El fenómeno de la migración al centro urbano comenzó a aumentar en 2000

El movimiento del regreso urbano es un fenómeno muy reciente, que se aceleró fuertemente desde el año 2000. Las ciudades y áreas urbanas de EEUU empezaron a decaer en los años 50 y 60, mayormente debido a la huida de los blancos a los suburbios.

El estudio señala que para 1980 las áreas de los centros de las ciudades eran las más pobres, tenían los niveles educativos más bajos y los porcentajes más bajos de residentes blancos entre las áreas urbanas que quedaban cerca del distrito central de negocios. A lo largo de los próximos 20 años, la gentrificación fue un fenómeno relativamente limitado. Se dio mayormente en ciudades como Nueva York, Boston, Washington DC, San Francisco y varias otras, tal como muestran investigaciones anteriores de Hartley. De hecho, durante este tiempo tanto los residentes pudientes y menos pudientes siguieron abandonando a las ciudades, un éxodo que incluyó a tanto blancos educados como a los de clase obrera. Esta dinámica sólo empezó a cambiar drásticamente después de 2000, cuando los estadounidenses empezaron a mudarse a los centros urbanos otra vez.

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Las comodidades y los empleos han atraído a los ricos y a los más preparados

Está claro que el movimiento del regreso urbano ha sido abrumadoramente impulsado por los blancos pudientes y sumamente preparados. En 1980 sólo dos áreas metropolitanas —Nueva York y Santa Bárbara— tenían altos porcentajes de blancos acaudalados y preparados viviendo en o alrededor de los centros de sus ciudades. Ya para 2010 muchas más ciudades —entre ellas Washington DC, Chicago, Houston y Atlanta— tenían porcentajes grandes de gente blanca pudiente y preparada viviendo en sus centros respectivos. Entre 2000 y 2010 el porcentaje de casas de blancos de altos ingresos y altos niveles educativos ubicadas en los centros de ciudades incrementó en aproximadamente dos tercios en las áreas metropolitanas estadounidenses que fueron examinadas por el estudio.

Desde 2000 los estadounidenses blancos pudientes y preparados han estado llenando áreas muy cercas de los centros de ciudades, particularmente las que quedan dentro de dos kilómetros del distrito central comercial. La gran inversión en realidad es una inversión de blancos acaudalados, según observa el estudio. Varias dinámicas estuvieron detrás de este flujo de blancos pudientes y preparados al núcleo urbano. Una fue el acceso a la gran concentración de empleos de altos salarios en los sectores tecnológicos, profesionales, creativos y de conocimiento que están en dichos núcleos urbanos. Otra fue la tendencia creciente entre la gente pudiente de ubicarse más cerca de sus empleos para evitar viajes largos a estos, un concepto que se alinea con otro estudio reciente realizado por Lena Edlund y Michaela Sviatchi (dos economistas en la Universidad Columbia) en colaboración con Cecilia Machadoof de la Fundación Getulio Vargas.

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Según el estudio, el factor más importante en impulsar la reurbanización de los blancos estadounidenses pudientes y preparados es el acceso a las comodidades, entre ellas bibliotecas, museos, restaurantes y cafés, un patrón que fue documentado en otro estudio reciente realizado por los economistas Victor Couture y Jessie Handbury. La reurbanización ha permitido a los blancos pudientes a simultáneamente reducir los tiempos de viaje al trabajo, ubicarse en mayor cercanía a las oportunidades económicas más remunerativas y tener el acceso privilegiado a las comodidades que acompañan a la vida urbana.

Sin embargo, incluso con esta incursión de regreso urbano de los pudientes y preparados, los vecindarios urbanos siguen siendo menos pudientes y menos blancos que los suburbios. “El porcentaje de blancos e ingresos familiares en las áreas centrales de las ciudades se mantienen mucho a niveles bastante inferiores a los de los suburbios”, observa el estudio. Por otra parte, los centros urbanos ahora están a la par de los suburbios en cuanto al porcentaje de personas educadas en universidades que viven en ellos.

Las personas que se van impulsan de la ciudad tienen una inmensa influencia

A medida que estas personas más privilegiadas han llegado a los centros de ciudades, las minorías raciales de menores ingresos y niveles educativos se han mudado —o han sido desplazadas— de estas áreas, mayormente como resultado de precios de vivienda en aumento. De hecho, el estudio encuentra que la “gentrificación” es igualmente la consecuencia de residentes de bajos ingresos mudándose de barrios en centros urbanos como es el resultado de blancos pudientes que se mudan a dichos barrios. “Mientras que alguna parte de la gentrificación en los vecindarios centrales tienen que ver con el crecimiento poblacional, la mayor parte tiene que ver con cambios en la composición de una población en declive”, explica el estudio.

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Este éxodo de los menos pudientes resulta particularmente inquietante porque los centros urbanos ofrecen tanto mejores oportunidades de empleo y niveles mayores de los tipos de comodidades que pueden ayudar a aumentar sus sueldos y mejorar sus posibilidades de movilidad económica. El resultado final es una desigualdad creciente y segregación espacial a medida que se desplazan a los menos privilegiados de los núcleos urbanos a los suburbios o bien a otras áreas de la ciudad menos favorables y más económicamente aisladas.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.