El programa para compartir scooters que busca hacer frente al horrible tráfico de Ciudad de México

La iniciativa es única en América Latina y sus vehículos son eléctricos, pero aún así no convence a todos los expertos de que es la solución definitiva para los problemas de la capital.

Para usar los scooters compartidos de la Ciudad de México hay que pasar por un curso que enseña seguridad y otros temas.
Para usar los scooters compartidos de la Ciudad de México hay que pasar por un curso que enseña seguridad y otros temas.
Imagen Cortesía Ecoconduce

Con 20 millones de habitantes y 5.5 millones de automóviles, la Ciudad de México (CDMX) es la localidad más congestionada del mundo. Por eso, las diferentes alternativas que se vienen presentando para resolverlo generan expectativas. En promedio, los automovilistas tardan un 66% de tiempo más en llegar a su destino, en comparación con lo que les demandaría sin tráfico, según el índice de tráfico TomTom, que recopila datos de más de 390 ciudades en el mundo. La capital mexicana lleva ya dos años consecutivos en cima del ranking.

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Otro estudio de la ONG World Resources Institute de México cuenta que los habitantes de la CDMX pasan 24 días al año en el tráfico, más de lo que la mayoría pasa de vacaciones.

Frente a la desesperación diaria para trasladarse, los ciudadanos optan cada vez más por vehículos a dos ruedas. Ha tenido mucho éxito Ecobici, el programa del gobierno local de bicicletas compartidas, que en siete años de funcionamiento ha conquistado 240,000 usuarios. Al mismo tiempo aumenta cada año el número de motocicletas en las calles, aunque también han aumentado los incidentes relacionadas con ellas.

Pero hay otra opción a dos ruedas que se quiere posicionar como una alternativa menos contaminante y peligrosa que las motos y más rápida que las bicicletas. Se llama Econduce y es el único programa de scooters eléctricos compartidos en América Latina, que por ahora sigue siendo una iniciativa privada sin ningún respaldo de las autoridades.

La idea la tuvieron Eduardo Porta y Alejandro Morales, dos jóvenes ingenieros mexicanos, que al volver de sus estudios en el Reino Unido se sorprendieron de cómo había empeorado el tráfico en su ciudad natal. “Estamos abordando una gran necesidad y brindando una solución que resuelve las principales problemáticas que tienen los usuarios, que es moverse de manera práctica, conveniente, económica”, dice Porta. “Lo que buscamos es transformar las calles y la ciudad para una mejor calidad de vida”.

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El programa funciona de una manera muy simple. Los usuarios se registran online y tienen que tomar una capacitación antes de poder usar los scooters. Hay unas 40 estaciones para buscar los vehículos, que los usuarios pueden reservar en línea y activar gracias a una tarjeta electrónica. Los scooters se pueden usar por tiempo ilimitado y recargar en las estaciones o en cualquier enchufe de corriente de 110v. Los precios dependen del plan elegido y varían entre 10 y 30 pesos (0,5 y 1,5 dólares) por la primera media hora de uso.


Los vehículos son 100% eléctricos y no generan directamente contaminación atmosférica ni acústica. Son de fabricación china, pero su software fue desarrollado en México. Los creadores calculan que reducen un 30% los tiempos de traslado.

A partir de su lanzamiento en 2015, Econduce ha crecido rápidamente y ya tiene 3,000 usuarios. Es el único programa de scooters eléctricos en América Latina y fue uno de los primeros a nivel mundial (ahora hay otros en Berlín, Barcelona, Roma, París y San Francisco). Este año, participó en Launchpad Accelerator, un programa de Google que ofrece mentoría intensiva y contactos en Silicon Valley a startups de todo el mundo.

Pero su factor de innovación no termina de convencer a varios ambientalistas y urbanistas. “ Creo que por ahora este programa es demasiado pequeño en comparación a los enormes retos que tenemos”, dice Jorge Macías, director de desarrollo urbano del World Resources Institute de México. “En la medida en la que Econduce logre trasladar viajes de vehículos motorizados a vehículos eléctricos de espacio corto, ahí puede contribuir un poco”.

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Macías está a favor de los vehículos eléctricos porque no crean directamente emisiones de dióxido de carbono, lo cual es positivo para una ciudad que lucha constantemente para mejorar su calidad de aire. Al mismo tiempo, cree que a largo plazo solo un cambio total del marco de transporte público de la ciudad puede mejorar el tráfico.

“Tenemos que avanzar hacia la generación de consciencia de un uso más racional de vehículos privados y un fomento de transporte publico de mayor calidad y más limpio”, dice Macías.

Otra preocupación es la seguridad vial y los riesgos de los vehículos a dos ruedas en una ciudad con un tráfico muy caótico.

El crecimiento del parque de motocicletas se volvió muy común en América Latina en los últimos años y ya se habla de “ vietnamización”, en referencia al país asiático que posee uno de los números más elevados de motos por habitante. En CDMX el numero de motocicletas se cuadruplicó entre 2012 y 2014, según los últimos datos del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra). Las muertes de motociclistas también aumentaron, indicó el mismo estudio, aunque en proporción menor.

Pero los creadores de Econduce explican que hay muchas diferencias entre las motos y sus scooters azules. Lo primero es la velocidad. Los vehículos de Econduce tienen un limite de 55 kilómetros por hora, que Porta explica que es ideal para la ciudad. Además, la seguridad vial fue uno de los enfoques al momento de organizar el programa: todos los scooters vienen con casco de uso obligatorio, los usuarios están asegurados y en las capacitaciones los instructores repasan las normas viales. El resultado es que la tasa de incidentes es de un 0.02% y en la mayoría son raspones y lesiones menores.

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“Todo crecimiento desmedido, sin control, puede tener externalidades negativas, y nosotros ponemos énfasis en la responsabilidad y seguridad de todos nuestros usuarios y de la ciudadanía”, explica Porta.

Otro elemento de critica por parte ambientalistas es el tema ecológico. Ya no se ven pájaros muertos en la calles de CDMX, así como era común en los años 80, cuando la capital mexicana era una de las ciudades más contaminadas del mundo. Pero la posición geográfica de la ciudad, en un valle, no favorece la circulación del aire.

“El valle de México se encuentra rodeado de montañas, es una especie de olla”, explica el físico León Pablo Hurtado Nava, director técnico del Instituto de Asistencia en Investigaciones Ecológicas (INAINE), una asociación civil no lucrativa. Las montañas rodean la ciudad, dejando destapado solo el norte. Pero la dirección de los vientos, que soplan del norte hacia el sur, hace que los contaminantes se queden en la ciudad.

“Si cada scooter va a representar dejar de circular un vehículo contaminante, esa es una buena noticia”, dice Hurtado. Porta dice que el plan de Econduce es alimentar los scooters eléctricos solo con energía renovable, para que sean más ecológicos, pero que el proceso para lograr eso va a durar varios años más.

Pero otros se cuestionan qué tan verde es realmente esta tecnología.

“Mientras seamos un país que produce energía eléctrica quemando hidrocarburos, pues esa limpieza es muy relativa”, dice Areli Carreón, coordinadora de políticas publicas de la asociación civil Bicitekas y consultora de Greenpeace. “Quizás no estaríamos contaminando en la cuenca, pero estaríamos mandando nuestra contaminación a otro lugar, no la estaríamos evitando. Esta es una injusticia que no se puede tolerar”.