Este mapa quiere terminar con las confusas reglas para estacionar en las ciudades

Estacionar en San Francisco es una pesadilla. No solo escasean los lugares, sino que las reglas pueden ser complicadas, ya que cambian por hora y por día. Tanto es así que un estudio concluyó que el chofer promedio allí invierte 83 horas al año buscando dónde arrimarse, lo que agrava la ya desquiciante congestión vehicular de la ciudad.
Por suerte, los automovilistas de San Francisco pueden hallar cierto alivio en una nueva herramienta: Curb Explorer, de Coord, compañía respaldada por la innovadora Sidewalk Labs, y encaminada a mejorar la circulación por las calles urbanas. Su más reciente proyecto consiste en “codificar el bordillo”, como lo describiera el director ejecutivo de Coord, Stephen Smyth, en una publicación de Medium.
Lo que hizo Coord fue enviar un equipo a las arterias comerciales de San Francisco, el cual fotografió señales de parqueo, hidrantes, paradas de autobús, entre otras características que hablan del uso que se les da a los bordillos. Emplearon una aplicación que analiza esas fotos y luego traduce esos datos en reglas que pueden ser recogidas en mapas para su mejor apreciación. De esta manera crearon un mapa de colores, donde los bordillos rojos indican zonas de no parqueo; en las zonas de azul oscuro hay que pagar, mientras que las azul claras son gratis.
Los usuarios podrán filtrar los datos basándose en fecha, tiempo, tipo de vehículo y su necesidad particular, ya sea un espacio gratis por dos horas, o bien uno por ocho en que haya que pagar. Como si no bastara, los choferes de camiones pueden localizar zonas de carga, indicadas en amarillo. Y, además, los conductores de Uber, Lyft y demás pueden visualizar las áreas destinadas a recoger y dejar pasajeros que la ciudad introdujo el pasado noviembre a fin de evitar que los choferes de estas compañías bloquearan el transporte público y los carriles para bicicletas (un estudio conducido por el departamento de policía de la ciudad encontró que más de ¾ de las 239 multas por obstrucción de sendas emitidas entre abril y junio de 2017 fueron a parar a choferes de Uber, Lyft y compañías similares).
El tema del estacionamiento en San Francisco puede ser horrible, pero también lo es en gran parte de EEUU. A nivel nacional, un chofer promedio pierde 17 horas al año buscando dónde aparcar, lo que se traduce en 345 dólares por concepto de tiempo, combustible y emisiones de gases, según otra investigación. De este modo, Coord espera colaborar con gobiernos y compañías locales para, esencialmente, digitalizar la ubicación de los bordillos y transformar esos datos en algo útil. Hoy día, el mapa de San Francisco está alojado en un sitio web al que se puede acceder desde un móvil, aunque es probable que alguien detrás del volante no lo pueda usar.
A futuro, sin embargo, la herramienta de Coord podrá incorporarse a otras aplicaciones de navegación y conducción. “Ansiamos que nuestro producto ayude a romper el hielo en el debate sobre la importancia del bordillo en la rápida evolución del transporte”, escribió Smyth.
Por ejemplo, en la imagen de abajo, el anaranjado marca las zonas para dejar y recoger pasajeros, introducidas por la ciudad el pasado año.
De hecho, el humilde bordillo se está convirtiendo en uno de los bienes más preciados con que una ciudad pueda contar. Al tiempo que los planificadores empiezan a pensar más allá de los autos privados y que el espacio escasea, varios intereses compiten por la franja intermedia entre el tráfico y la acera. Los activistas del transporte público exigirán más carriles para autobuses y menos espacios para estacionar. Sin embargo, la buena acogida que están teniendo Uber y Waymo invita a pensar que los vehículos autónomos podrían llegar a contar con zonas especiales de 'atraque'. A pesar de ello, están los que seguirán abogando por carriles para bicicletas y áreas peatonales en tanto soluciones para la congestión urbana.
En todo caso, el asunto pasa por tener voz en cómo los gobiernos gestionan y regulan los accesos a los estacionamientos. Como escribió mi colega Laura Bliss: “Replantearse el uso del bordillo va a suponer mucha participación, no solo de los líderes urbanos, sino también de dueños minoristas, descontentos a menudo con perder espacios de parqueo al frente de sus negocios”.
Sin embargo, las ciudades parecen estar empezando a gestionar estos espacios de mejor manera. Seattle, por ejemplo, redefinió en 2016 los bordillos de manera flexible: dependiendo del tipo de calle (si es residencial, mixta o industrial), tiene reglas y prioridades distintas, ya sea para recoger pasajeros, para estaciones de bicicletas públicas o para descargas comerciales. En general, la ciudad ha priorizado el transporte público a los parquímetros a través de estas reglas, lo que ha traído al menos una ventaja importante, como reportó CityLab: un aumento del número de viajeros en autobus, en tiempos en que, nacionalmente, cada vez menos personas toman transporte público.
Otras ciudades, según un documento técnico de la Asociación Nacional de Funcionarios de Transporte de la Ciudad, han considerado priorizar el uso de la acera en favor del transporte público durante los 'horarios pico' y asignarles a los bordillos de las calles más concurridas usos de corta duración, como dejar un pasajero. Al mismo tiempo, se prevé que las zonas menos cogestionadas sirvan para actividades a más largo plazo.
Para algunas urbes, sin embargo, el proceso inicia no solo cambiando las políticas, sino ganando en conocimiento de los bordes de sus aceras. Eso fue lo que en 2015 hizo Washington DC, para aligerar el tráfico generado por camiones, el cual se estimó ese año que costaba 650 millones de dólares anuales a la ciudad. El distrito digitalizó en mapas los 500 bordillos en zonas de carga y recogió datos sobre su uso. Esto contribuyó a que los funcionarios definieran dónde incrementar dichas zonas e implementar un sistema de tarificación basado en la demanda, imponiéndoles a los camioneros precios más altos en los horarios pico. El propósito era alentarlos a realizar las entregas en la madrugada y suavizar así la congestión durante el día. También hizo más fácil el trabajo a los choferes, quienes ahora pueden encontrar con antelación en el sitio web las zonas de carga.
En suma, una gestión basada en repensar el uso de los bordes de las aceras y sus espacios contiguos, y que no olvide la importancia del transporte público, será un gran beneficio para las ciudades. Al reflejar esos cambios e iniciativas en los mapas, como hizo Coord con San Francisco, se puede evitar todo tipo de confusión a los choferes.
Este artículo fue originalmente publicado en inglés en CityLab.com