¿Por qué paren tanto las venezolanas en Colombia? Tres respuestas de expertos contra la xenofobia

Una periodista colombiana escribió un artículo de opinión donde le ordena a las venezolanas pobres que migran a su país que "paren de parir" y se pregunta por qué se embarazan cuando su futuro es tan incierto. Expertos en políticas públicas y activistas de derechos humanos ofrecen al menos tres claves: huyen de una pobreza extrema que dificulta la planificación familiar y el acceso a los anticonceptivos. Muchas además son víctimas de violencia sexual.

Una enfermera colombiana atiende a dos mujeres venezolanas en la maternidad del Hospital Universitario Erasmo Meoz de Cúcuta, el 1 de marzo de 2019.
Una enfermera colombiana atiende a dos mujeres venezolanas en la maternidad del Hospital Universitario Erasmo Meoz de Cúcuta, el 1 de marzo de 2019.
Imagen Joe Raedle/Getty Images

El diario de mayor circulación en Colombia, El Tiempo de Bogotá, publicó el pasado jueves una columna titulada “Paren de parir”, donde la periodista Claudia Palacios les dice a las migrantes venezolanas que llegan a su país por millones frases como esta: “Si ustedes se siguen reproduciendo como lo están haciendo sería aún más difícil verlos como oportunidad para el desarrollo que como problema”.

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Palacios critica que las mujeres venezolanas que llegan huyendo de la crisis humanitaria y política de su país tengan tantos hijos en Colombia, y basa su opinión en cifras sobre el alto índice de partos de venezolanas registrados durante los últimos años en los hospitales colombianos, especialmente los fronterizos.

Cada vez que veo un venezolano en las calles pidiendo dinero con un bebé en sus brazos, me pregunto por qué las personas con el futuro absolutamente incierto, con un presente de mera supervivencia, traen hijos al mundo a padecer peor que sus padres”, escribió Palacios, quien fue reportera en la cadena CNN de 2004 a 2012. Su pregunta levantó un arduo debate en la opinión pública de la región.


Expertos en políticas públicas para el desarrollo, activistas de derechos humanos, periodistas y columnistas dieron al menos tres respuestas a la pregunta que se hace Palacios de porqué "paren tanto" las mujeres venezolanas que llegan a Colombia: la falta casi absoluta de anticonceptivos en Venezuela; la pobreza de la que huyen; y la prostitución y otras formas de violencia sexual que enfrentan en el camino.

A ellos no solo les preocupa la lectura parcial de las cifras que hace Palacios, que no profundiza en las circunstancias de la migración de estas mujeres documentadas por el Estado colombiano y por Naciones Unidas, sino cómo estas opiniones pueden alimentar el discurso de la racismo y la xenofobia que ya crece en Colombia contra esta población.

Pocos anticonceptivos y mucha violencia sexual

En el Hospital Erasmo Meoz, el principal hospital de Cúcuta, ciudad fronteriza con Venezuela, actualmente nacen más bebés de madres venezolanas que de colombianas, 60%, y como lo han documentado los medios colombianos desde por lo menos 2018, el hospital no da abasto.

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Pero culpar a las madres venezolanas por tener hijos y abrumar el sistema de salud colombiano ignora las complejas realidades de la planeación familiar en las poblaciones pobres y vulnerables, sea en Venezuela o justo al otro lado de la frontera. Porque en las crisis, la educación sexual sufre.


“Cuando éste (la alta natalidad de migrantes venezolanos) es un patrón social hay causas también sociales o estructurales que las configuran”, escribió Javier Pineda, profesor del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo de UniAndes en Bogotá, en respuesta a Palacios.

“Esto es, las parejas venezolanas desde hace ya varios años no cuentan con métodos de planificación familiar, ni con un sistema de salud pública, de salud sexual y reproductiva que los asista”, explica el profesor.

La crisis humanitaria en Venezuela ha hecho casi imposible desde hace años conseguir pastillas anticonceptivas o el diafragma, y el costo de los condones, una de las formas más comunes de planeación familiar, es astronómico.

El diario The Washington Post reportó en 2017 que "muchos condones de marca han desaparecido de los estantes de las tiendas. Pero las marcas más baratas que ocupan su lugar aún son importadas y, por lo tanto, siguen siendo inasequibles para muchos. Un paquete de tres ahora puede costar un salario mínimo de varios días”.

Video Cientos de venezolanos enfermos llegan a la ciudad colombiana de Cúcuta en busca de atención médica

Pineda también señala cómo Palacios desconoce que las mujeres también son sometidas, “especialmente en contextos de vulnerabilidad, a múltiples violencias”, como la violación, el abuso y el incesto.

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“Una profesional de una ONG de asistencia humanitaria en la frontera me señalaba que muchas mujeres se han visto obligadas a prestar servicios sexuales a cambio de un lugar para dormir, de tener con qué comer, etc.”, escribe el profesor.

Migrar para salvar al bebé

La situación no solo es grave a la hora de evitar la concepción. Para algunas, es un tema de vida o muerte: después de perder un embarazo o por la muerte de un niño en Venezuela debido a la falta de alimento, medicina o por las precarias condiciones sanitarias, deciden que tenerlo en Colombia es su única salvación.

Este es el caso de María Isabel Lázaro, de 23 años, quien migró a Colombia "para salvar a uno de sus cuatro hijos",según reporta De Justicia, organización promotora de los derechos humanos en Colombia y otros países del sur.

Video No pudieron salvar la vida de su hijo: madre narra la dura situación en los hospitales venezolanos

También es el caso de Noralcy Parra, reportado por El Tiempo en agosto de 2018. “El recuerdo de la muerte de su primera hija recién nacida, a causa de una bacteria que los médicos venezolanos no pudieron combatir por falta de medicinas, fue la razón por la cual Noralcy Parra, con siete meses de embarazo, abandonó su país para adelantar el trabajo de parto en un hospital de Cúcuta”.

“La amarga experiencia que viví con mi hija me marcó para siempre”, le contó Parra a El Tiempo. “Desde que supe que esperaba otro niño, mi idea fue tenerlo lejos del sistema de salud que la mató. Recuerdo que cuando la tuve, me exigían todos los suministros y medicamentos, y ahora no se consigue nada de eso, así se tenga el dinero para pagarlos”.

No solo es medicamentos: escapar el hambre es la razón más común para migrar de los venezolanos. Con un bebé esto se vuelve aún más imperativo.

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“La leche de fórmula para bebés es cada vez más escasa en Venezuela y su costo equivale a casi cinco salarios mínimos, lo que gana menos del 20% de la población”, reporta De Justicia.

“Control de la natalidad” y uso parcial de las cifras

En su columna, Palacios además llama al gobierno colombiano a controlar la natalidad de los migrantes venezolanos, lo cual evoca el control poblacional de grupos marginales, una "política social de limitar los nacimientos en ciertos grupos de la sociedad", marcada por la eugenesia, el racismo y el nativismo, según explican los Institutos Nacionales de Salud de EEUU.

La periodista niega una intención xenófoba: "El control de la natalidad no es un acto de rechazo”, dijo a RCN, “es darle la posibilidad a la gente de planificar su familia".

Según Palacios, usó cinco fuentes oficiales como base de su argumento de que los bebés venezolanos son una amenaza para los recursos que deberían ser para colombianos, entre ellas el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el Observatorio de Venezolanos de la Universidad del Rosario y la plataforma Gran Proyecto Venezuela.

Sin embargo, el Ministerio de Salud de Colombia ha negado que se vaya a desencadenar una "crisis económica" porque los bebés venezolanos se afilien al sistema de salud público colombiano.

Argumentos para la xenofobia

Colombia en gran parte ha ofrecido acopio a los migrantes venezolanos, más de 1.2 millones de ellos desde 2015, pero también se han visto casos de xenofobia, como documenta PRI, Radio Pública Internacional.

Por esto, para calmar la tensión y facilitar la integración, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados lanzó campañas contra la xenofobia en toda Suramérica y trabaja con los periódicos locales para producir historias positivas sobre los migrantes y los refugiados, reporta PRI.

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Un tema de género y de clase

Algunos en redes también preguntan por qué el foco de Palacios es específico en las mujeres.

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Aunque la reproducción sea tarea de dos, el control de esta se considera una tarea femenina, lo que supone una carga excesiva para la mujer, quien sí tiene el rol inevitable de parir.

Por eso, el "paren de parir" de Palacios ignora el rol de los hombres en prevenir esos embarazos: algunos preguntan en Twitter por qué la periodista no le pide a los hombres migrantes venezolanos que se sometan a vasectomías, por ejemplo.

Pero para Silvia Ruiz, una abogada colombiana de derechos humanos, algunas de las tensiones con los inmigrantes venezolanos no se derivan necesariamente del machismo o la xenofobia, sino de una fobia a los pobres.

"Lo que nos puede estar molestando no es realmente los extranjeros", escribe Ruiz en El Tiempo, "sino el pobre extranjero sin recursos, que pide, no aporta y nos hace sentir incómodos".