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Las recetas de Macri provocan despidos y angustia en Argentina

Se pierden puestos de trabajo en el sector público y privado. Las historias detrás de los números de desempleo.
22 Jun 2016 – 12:26 PM EDT
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Trabajadores en Buenos Aires durante la manifestación del 29 de mayo de 2016 contra los recortes públicos. Crédito: Eitan Abramovich/AFP/Getty Images

BUENOS AIRES, Argentina.- En estos días, el escándalo de José López está en todos los diarios de Argentina. El ex secretario de Obras Públicas durante los doce años del gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner fue detenido en un convento de General Rodríguez, en Buenos Aires, cuando intentaba ocultar bolsos con nueve millones de dólares y relojes importados, entre otros objetos. Ese hecho generó indignación en la opinión pública y bochorno en esa facción de centroizquierda del peronismo, que ahora ejerce la oposición.

Pero la preocupación de muchos argentinos está lejos de esos fajos obscenos y de los grandes hechos de corrupción. Desde la asunción de Mauricio Macri en diciembre, el país está viviendo una caída en el nivel de actividad económica, que está impactando fuertemente en el salario y en el empleo.

Según un reciente informe oficial de la Dirección de Estadística de la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, se perdieron 30,000 puestos de trabajo durante el primer trimestre de 2016. De enero a marzo, la tasa se elevó a 8.6%, mientras que en el último trimestre de 2015 llegaba a 6.8%. Las cifras se dieron a conocer luego de que la Cámara de Diputados debata la Ley Antidespidos, que fue sancionada y luego vetada por el presidente Macri. Pero las consultoras no son optimistas: calculan que al final del año la economía caerá el 1%, el dólar superará los 16 pesos (ahora ronda los 14.2) y la inflación rozaría los 36%.

Las centrales sindicales ya comenzaron a movilizarse. Y el exministro de Economía del kirchnerismo y actual diputado Axel Kicillof salió al cruce: “Mauricio Macri prometió la revolución de la alegría, pero hay más desempleo e inflación". Detrás de esos números y cruces de declaraciones, hay historias de argentinos que están sufriendo el desempleo, el nuevo miedo de este país.

Uno entre 600


Darío Becchetti es uno de los despedidos del Registro Nacional de Trabajadores y Empleados Agrarios (RENATEA), un organismo creado en 2011 para fiscalizar el trabajo rural. Entró a trabajar en abril de 2013 y se quedó sin empleo después de la asunción de Macri.

“Durante los años en mi puesto, hicimos más de mil denuncias por trata de personas y trabajo infantil, mientras que la anterior administración (RENATRE) no tenía ni una denuncia. El actual presidente le devolvió la institución a Gerónimo 'Momo' Venegas, un sindicalista cercano a él que financió su campaña”, critica.

Desde el Estado, se decidió despedir a 600 trabajadores de un total aproximado de 900 que tenía la institución. Justifican que quieren modernizar las instituciones y reducir el déficit público.

“En los últimos años se abrieron oficinas en todo el país, con una estructura armada para garantizar que las políticas públicas lleguen al territorio. Ahora, las oficinas en las provincias están siendo cerradas y los trabajadores son despedidos”, cuenta el trabajador despedido.

Aunque aún no consiguió un nuevo trabajo, Becchetti cree que el perjudicado no solo es él sino también el país. “El perjuicio más grande es la ausencia de una política pública para un sector que lo necesita muchísimo. Los trabajadores del campo quedaron más expuestos que nosotros. Macri tiene un discurso de los trabajadores del Estado como ñoquis (en Argentina, son los empleados que van a su puesto solo a cobrar y no hacen nada). Pero creó una institución que no defiende nada y con dirigentes ricos, que no tienen ningún interés en cambiar la situación de los trabajadores”.

Seis meses y 240 hojas de vida


El arte es todo para Fernando Gaba Theuler. Comenzó a cantar en el coro de niños del Teatro Colón cuando tenía cuatro años. Estudió canto, danza, teatro, escenografía, vestuario y maquillaje. Actuó en una centena de obras de teatro. En junio del año pasado, entró a trabajar al Centro Cultural Néstor Kirchner como acomodador, luego de atravesar un arduo proceso de selección.

En los días previos a Navidad, el titular del Sistema de Medios Públicos, Hernán Lombardi, anunció en las redes sociales que no iban a renovar el contrato de casi 800 empleados. Uno de ellos era Fernando.

“Cuando fuimos a trabajar, nos recibieron con personal de seguridad en la puerta. Y no nos dejaron pasar. Sólo quedó el área técnica y administrativa del teatro. Echaron a un 90% de la plantilla. Ahora usan al centro cultural para cosas privadas. No puedo seguir la agenda de sus actividades porque me angustio mucho”.

A partir de ese momento, Gaba Theuler no sólo comenzó a sufrir el desempleo, la inflación (en mayo fue del 4,2%) y el aumento de los servicios y tarifas esenciales (en algunos casos treparon al 900%); además se agregó una estigmatización por haber sido un empleado de la gestión kirchnerista.

“Mandé 240 currículums desde que me quedé sin trabajo. En dos entrevistas, me dejaron de lado cuando vieron que trabajé en el Centro Cultural Kirchner. Nos decían ñoquis en la calle. Eso me daba mucha bronca porque todos estábamos muy preparados. Estoy sin laburo desde hace seis meses. Los primeros cinco fueron de una depresión absoluta”, cuenta.

La desaceleración de la economía argentina lleva al menos tres años y no sólo es responsabilidad del presidente Mauricio Macri. De todas formas, Julio Gambina, profesor de economía política y analista político, cree que el actual gobierno apagó el incendio con gasolina. “El macrismo pretendió bajar la inflación con una receta ortodoxa de tipo monetarista. Eso supone sacar dinero del mercado, que agudizó el proceso de desaceleración de la economía. La consecuencia obvia es la baja del consumo. Para mantener los niveles de rentabilidad, los sectores empresarios descargaron el costo de la crisis en desempleos y suspensiones de trabajadores”, explicó.


Gambina cree que el Estado dio el puntapie inicial en esta ola de despidos y, de alguna forma, avaló al sector privado para hacer lo propio. “El Estado intentó disminuir el déficit fiscal achicando la plantilla de personal. De esa forma, el empresariado tuvo vía libre para las suspensiones y despidos. Los privados siguieron las políticas públicas y profunizaron el problema. Macri busca reinsertar a la Argentina en el proceso de liberalización de la economía. En un corto plazo, habrá que ver si lo dejan porque la conflictividad social es cada vez más alta”.

La situación económica en la Argentina es delicada. Los analistas sostienen que es baja la expectativa de creación de nuevos puestos de trabajo para la segunda mitad de 2016. Y si la inflación baja sólo será por la caída del consumo y producción. Con ese panorama, la historia de José López, los relojes y sus bolsos llenos de dólares generan indignación, pero parecen escenas de otra película.


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