Cuando el color de piel de un bebé evidencia las injusticias raciales que sufren muchos (aunque no sean Meghan y Harry)
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Meghan Markle y el príncipe Harry trajeron a la palestra el tema del racismo en una entrevista con Oprah Winfrey en la que la duquesa de Sussex dijo que algunos miembros de la familia real habían hablado con su esposo sobre el color de la piel de su hijo Archie. Esa conversación, lejos de resultar anecdótica, constató un problema de prejuicios estructurales que van más allá de la corona británica -las desigualdades sociales sistémicas por cuestión de raza- pero que no es nada nuevo para los Windsor.
Fue notable escuchar al príncipe decir que una de las principales razones por las que se fueron del Reino Unido fue el racismo de los tabloides hacia su esposa, unos medios de comunicación que, según describió Harry, actúan con la complicidad de la institución monárquica.
La explosiva entrevista transmitida el domingo por CBS fue un punto de inflexión en asuntos raciales de la monarquía. Ha reanudado la conversación sobre racismo estructural, parcialidad inconsciente y privilegio blanco en ambos lados del Atlántico.
En una conversación franca y abierta de dos horas con la presentadora más popular de Estados Unidos, Meghan y Harry no solo desmitificaron viejas creencias sobre la vida de la realeza – como que muchas veces tienen que secarse las lágrimas de dolor y sonreír ante las cámaras - sino que dejaron entrever posibilidades de cambio - al simplemente mostrarse como una pareja normal.
La segunda bomba más grande de la noche – después de revelación de que Meghan tuvo pensamientos suicidas y que avisó al palacio pero no le prestaron ayuda - fue que Harry y algunos miembros de la familia real tuvieron “conversaciones sobre qué tan oscura sería su piel (de Archie) al momento de nacer”.
Ni Meghan ni Harry quisieron decir qué miembros de la familia real fueron los que hablaron sobre el asunto, diciendo que “sería muy dañino para ellos”, pero Oprah confirmó el lunes que no fueron el príncipe Philip ni la reina Isabel II.
“Fue muy difícil ver esos (comentarios) como conversaciones compartimentadas”, dijo Meghan.
Kimberley Ducey, profesora de sociología en la Universidad de Winnipeg y autora del libro 'Revelando el Sistema Racista de Gran Bretaña: el caso de Meghan Markle y la familia real', que saldrá a la venta en mayo, dijo que no se sorprendió de que algunos miembros de la familia real sean racistas, pero sí de que Meghan y Harry fueron tan abiertos y directos.
“Quienquiera que sea esa persona que habló con Harry (sobre el color de la piel de Archie) no entiende nada de opresión ni de racismo sistemático. Eso es un ejemplo de racismo estructural y privilegio blanco. Son personas que caminan en su nube”, dijo Dulcey.
Las revelaciones sobre racismo fueron un parteaguas en la historia racial de la realeza británica. Cuando Meghan se casó con Harry en 2018, la duquesa de origen biracial fue exaltada como un avatar de integración con potencial de contribuir a la transformación de la familia real en este nuevo siglo, pero en la entrevista ella dijo que no fue vista realmente como “un beneficio agregado” para la monarquía.
“Yo que crecí como una mujer de color, una niña de color, sé lo importante que es la representación. Entiendo cómo uno quiere ver a alguien que se parezca a ti en ciertos puestos”, dijo la duquesa al hablar sobre la mayoría de los habitantes de territorios asociados del Reino Unido, "un 60 o 70 por por ciento", que son gente de color. “Y nunca pude entender cómo esto no era visto como un beneficio agregado y un reflejo del mundo de hoy”.
Racismo real
Las declaraciones de Harry son una constatación de que, más allá de su amor incondicional hacia Meghan, es consciente de lo que supuso en términos raciales la llegada de la ahora duquesa a su familia, dado el peso que históricamente ha tenido el color blanco de la piel entre la aristocracia europea para diferenciarse de los que no son como ellos. “No solo se trata de ella. Se trata de lo que ella representa”, dijo en la entrevista.
Ha sido un largo recorrido de transformación para Harry, quien en 2005 fue criticado por lucir un uniforme nazi en una fiesta de disfraces. Harry se ha disculpado por este incidente y en la entrevista dejó en claro que ha aprendido mucho sobre racismo y privilegio blanco y ahora apoya a Meghan por encima de la familia real.
Su familia, dijo, no sacó la cara por Meghan para refutar o aclarar las historias de tabloides británicos que alentaban el racismo contra su esposa.
“Hubo una oportunidad, muchas oportunidades, para que mi familia mostrara algo de apoyo público”, agregó. “Y supongo que una de las partes más reveladoras y tristes, creo, fue que más de 70 mujeres miembros del Parlamento, tanto conservadoras como del Partido Laborista, vinieron y criticaron el tono colonial de los artículos y los titulares escritos sobre Meghan. Pero nadie de mi familia dijo nunca nada. Eso duele”.
Los tabloides y el palacio tienen una relación de ayuda mutua, en la que el palacio les filtra historias y realiza una reunión anual con los periodistas que cubren el palacio, dijo Harry. Esto, agregó, crea un “ambiente tóxico” de “control y miedo” con tabloides “intolerantes”.
En 2016, por ejemplo, Harry emitió un comunicado defendiendo a Meghan, entonces su novia, de los ataques racistas y sexistas como un titular del Daily Mail que decía que “la chica de Harry es (casi) directamente de Compton”. Después de que nació Archie, un presentador radial de la BBC lo comparó con un chimpancé, aunque luego se disculpó.
La pareja se mudó a California antes del inicio del primer brote de la pandemia en 2020 luego de renunciar a sus tareas reales.
Insensibilidad
Notando que los tabloides también arremetieron contra Kate Middleton, la esposa del hermano mayor de Harry, William, pero por clasismo, la experta en racismo dijo que la relación entre el palacio y los tabloides es clave para entender la separación de Harry y Meghan de la familia real.
“Al parecer, Meghan fue una amenaza porque ella fue aceptada por toda la gente de los territorios que por primera vez veían a alguien de la familia real que se parecía a ellos”, dijo la profesora.
Los príncipes Carlos y Philip también fueron protagonistas de episodios de insensibilidad racial. Una periodista británica de madre guyanesa denunció a Carlos en 2018 por decirle que “no parecía” de Manchester, mientras que Philip le preguntó en 2002 a un indígena de Australia si “todavía tiraban lanzas”.
Si la ya fallecida princesa Diana rompió moldes raciales con sus relaciones tras su divorcio del príncipe Carlos Carlos (tuvo un novio británico paquistaní y otro egipcio), Meghan, de 39 años, y Harry, de 36, han elevado el tema racial al nivel del siglo XXI, pero la experta no cree que esto tenga mucho efecto en el Reino Unido o el seno de la familia real.
“No habrá posibilidades de cambio hasta que los miembros de la familia real, políticos, la élite británica y todos los demás reconozcan que existe un racismo estructural”, dijo la profesora. “Mientras eso no pase, no vamos a avanzar hacia una democracia genuina”.