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Sexualidad

Sí, los trastornos alimenticios afectan la vida sexual

Más de 24 millones de personas sufren este tipo de desequilibrios en los Estados Unidos
5 Sep 2016 – 01:11 PM EDT
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Los desórdenes alimenticios lastiman todos los aspectos de la vida de alguien, incluyendo el sexual. Crédito: iStock

La imagen que cada persona posee de su cuerpo reviste mucha importancia tanto para su propia salud emocional, como para su manera de relacionarse con otros. Tiene que ver con pensamientos, sentimientos y comportamientos que se expresan a través de la apariencia y el peso. Por eso, según señala el sitio Eating Disorders Review, las mujeres que están insatisfechas con su autoimagen exhiben un deseo y un desempeño sexual menos satisfactorio que el del resto de las mujeres, además de que tienen mayores dificultades para llegar al orgasmo.

Por otro lado, como se sabe desde hace tiempo, los desórdenes alimenticios lastiman todos los aspectos de la vida de quien los padece, pero, ¿de qué modo golpean la vida sexual? ¿En qué forma se ligan a un bajo deseo, a una incapacidad para llegar al clímax, a un distanciamiento del placer?

Hoy, más de 24 millones de personas sufren este tipo de desequilibrios solamente en los Estados Unidos. Además, durante la última década ha aumentado el número de hospitalizaciones a consecuencia de desequilibrios como Anorexia nervosa y bulimia nervosa, reporta el estudio “El impacto de los desórdenes de la alimentación en el funcionamiento sexual femenino”, publicado recientemente por el Departamento de Psicología Aplicada de la Universidad de Nueva York (NYU).

Si bien cada una de estas disfunciones posee matices y diferencias, comparten rasgos comunes: se basan en una autoimagen negativa y una obsesión con la apariencia. A partir de esta visión alterada del propio cuerpo, las personas que padecen anorexia limitan al extremo su consumo de calorías, con el fin de mantener un peso corporal significativamente bajo. En contraste, quienes padecen bulimia suelen comer en exceso pero de inmediato presentan conductas compensatorias, entre ellas, vomitar y hacer uso de laxantes.

La investigación explica que un 90% de los trastornos alimenticios afecta a mujeres y que estos son más frecuentes en la adolescencia y en los inicios de la vida adulta. Como se trata de años en los que se explora la sexualidad, las chicas tienen a ocuparse y preocuparse por su imagen. En muchos casos, su pobre autoestima las lleva a odiar su cuerpo porque lo sienten poco atractivo y a “castigarlo” en consecuencia, lo cual impacta el desempeño sexual a varios niveles. Según el estudio de NYU, mujeres que tenían una libido normal antes de desarrollar el desequilibrio reportaron que ésta disminuyó o incluso desapareció al dispararse el mismo. Esto ocurre en especial con pacientes anoréxicas, lo que se explica por la manera en que la malnutrición perjudica al sistema nervioso central. Un cuerpo que se ve obligado a funcionar con el mínimo de alimento suprime funciones no esenciales para la vida, como las reproductivas, dice la escritora Francesca Baker, del blog Recovery Warriors. Así, un alto porcentaje de mujeres con anorexia deja de menstruar.

Vaginismo, falta de lubricación otros males

A nivel fisiológico, las mujeres que presentan este tipo de síndromes suelen sufrir vaginismo (estrechez inusual de la vagina, que provoca dolor), debido a que la delgadez extrema lesiona el funcionamiento de los órganos reproductores. También es habitual que padezcan insuficiente lubricación vaginal pues la restricción alimenticia afecta la salud hormonal, de acuerdo con la doctora Judy Scheel. Para que el cuerpo pueda producir estrógenos requiere grasa, explica la especialista: si la persona tiene un muy reducido consumo de ese nutriente, los ovarios carecen de lo necesario para generarla. Por todo lo anterior, con frecuencia las mujeres obsesionadas con la alimentación tienen una baja satisfacción sexual y experimentan dificultades para alcanzar el orgasmo, por lo que se apartan de la vida sexual activa.

Por otro lado, la mala autoimagen incide decididamente a nivel emocional. Dado que las personas con anorexia y bulimia se sienten muy insatisfechas con su cuerpo, el sexo les genera profunda ansiedad. Otro rasgo que caracteriza el padecimiento tiene que ver con la dificultad para establecer cercanía emocional con otros, subraya la doctora Mandi Newton, de la Universidad de Alberta. Por lo mismo, no suelen involucrarse con nadie. Según señala la escritora Baker, normalmente los trastornos alimenticios traumatizan de raíz las relaciones interpersonales. “Normalmente tienen [sobre ellas] un impacto destructivo, negativo, limitante y brutal”, señala. El sexo se vuelve un tabú, pues la persona prefiere compartir la cama con sus propios huesos que con otra persona, ante quien debe desnudarse, abunda. Además, como en muchas ocasiones estas disfunciones son resultado de experiencias sexuales traumáticas, el sexo se relaciona con sentimientos de culpa y vergüenza, lo que se suma a la carga negativa que, en su visión, lo rodea. A nivel de la conducta, la investigación demostró que las mujeres con este tipo de padecimientos tienen hasta 80% menos sexo que el resto de las mujeres y también reportan masturbarse menos: esto se explica porque se niegan a sí mismas toda forma de placer, sea la comida o el sexo, en una forma de autocastigo. En resumen, los desórdenes de la alimentación suelen vincularse con un malfuncionamiento sexual tanto fisiológico (disminución del deseo, inadecuada lubricación vaginal, incapacidad de llegar al orgasmo) como psicológico (inseguridad desmesurada, ansiedad ante el sexo). También tienen consecuencias sobre la conducta, pues la mujer tiene menos relaciones sexuales que el resto de la población y se da placer con menor frecuencia.

De acuerdo con el sitio Eating Disorder Hope, recuperarse de un trastorno de la alimentación empieza por reconocer que no es posible enfrentarlo a solas y asumir la necesidad de recibir ayuda profesional, de un terapeuta especializado. Una vez que se ataca de raíz el problema y comienzan a disminuir el dolor y el sufrimiento que lo provocan, poco a poco mejora la autoimagen. Así, la persona empieza a ser capaz de lograr intimidad con otros y puede conocer la sensualidad, así como el placer y el disfrute de llevar una vida sexual activa.

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