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Nunca estarás demasiado dañada para volver a amar

Hubo un momento de mi vida en que me sentí tan rota que pensé que jamás volvería a amar a nadie. Dejé de creer en las historias de amor, en la teoría de las almas gemelas y en leyendas como la del hilo rojo. Sentí una especie de «crack» en mi interior,  como si algo se quebrara de una forma tan compleja que sería casi imposible de soldar. Lo que se había roto era mi alma, me partí en dos y me invadió un sentimiento de tristeza muy grande.

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El tiempo sanó mis heridas, pero también me colmó de planteos y teorías conspirativas sobre la inexistencia del amor. Esas teorías tenían cada vez más y más sentido, lo que me alejaba de mi verdadera esencia. Me acercaba a un lugar «seguro» en el que nadie más podría lastimarme, pero también era un lugar donde no me involucraría demasiado.

Esa loca idea de alejarme de las relaciones humanas para no sufrir duró muy poco, el paso del tiempo hizo lo suyo y me di cuenta que tomar distancia no era una opción. Si bien nunca necesité de una media naranja, la idea de no volver a involucrarme con una pareja era triste y poco probable.

Llegué hasta aquí por una razón

Imagen iStock

Me di cuenta que mi pasado no debían definirme, sino más bien enseñarme acerca de lo que quiero en la vida y de lo que no estoy dispuesta a tolerar. Fue entonces cuando entendí que el amor no era el culpable de mi sufrimiento, sí lo eran aquellas personas que nunca estuvieron a la altura del amor. Esa conclusión fue clave para darme cuenta de que, a pesar de que no soy perfecta, estoy hecha a la medida exacta que necesito.

¡Por fin me di cuenta!

Después de muchas noches de llanto, de planteos existenciales y de días en los que odié al amor, entendí que no hay ningún pasado que pueda limitar mi capacidad de amar. A veces, simplemente encuentras un alma grandiosa que aprende a caminar la vida a tu lado y te hace olvidar todo aquello que por tanto tiempo te hizo sufrir.

Otras veces, al mirar tu reflejo encuentras que eres tú esa alma grandiosa que merece del mundo lo mejor y que puedes hacer esto sin una pareja a tu lado. Eso no quiere decir que debas hacerlo sola.  No necesitamos un amor para ser felices, necesitamos un corazón sano para entender que siempre seremos suficientes y que NO estamos rotas. Pero también es hermoso disfrutar de la compañía de otros seres de luz.

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Cerrar tu corazón es la decisión más tonta que podrías tomar, porque eso limitará tu vida. Aventúrate, toma riesgos, vuelve a amar tan fuerte que te quedes sin aliento, porque de eso se trata la vida, de disfrutar de lo que no hace felices. Parte de ser felices es asumir ciertas consecuencias y sí, quizás te rompieron el corazón, pero esa es la fiel prueba de que estás viva y que tu corazón está dispuesto a entregarse por amor.