Cuando pensamos en el amor, lo queramos o no, estamos influidas por la cultura en la que nos hemos educado. Hay muchas concepciones del mundo que creemos universales pero son, o relativamente recientes en el tiempo o propias solo de una cultura determinada. Solo son mitos del amor romántico.
El mito del amor romántico

Por ejemplo ¿sabías que el amor “romántico” hasta hace un par de siglos (finales de XIX) se consideraba una enfermedad propia de personas débiles?
Esa idea de amor a primera vista o falta de libre albedrío y amar sin saber por qué, el morir por amor o todo lo que ahora consideramos imprescindible para compartir nuestra vida con una persona, eran hasta hace no demasiado señales de debilidad de carácter o, en casos extremos, de debilidad mental.
Hoy, la literatura y el cine han contribuido a hacernos creer cosas sobre el amor que en algunos casos nos dañan como mujeres, como personas o como parejas, al comparar nuestras vidas y nuestros amores “reales” con los de las películas y los cuentos. Esos que acaban en el “fueron felices y comieron perdices”.
Pero ¿qué pasa si a la princesa no le gusta besar sapos, o las perdices le resultan indigestas?

En muchas ocasiones, ese proceso de comparación de nuestras relaciones con las apasionadas, idílicas o tumultuosas relaciones cinematográficas nos deja como resultado un sentimiento de fracaso e insatisfacción, nos condena a una frustración inmerecida.
¿Cuáles son los mitos del amor romántico?
La pareja es una forma de relacionarse natural en todas las culturas
Eso creemos, pero no es verdad. A lo largo de la historia en multitud de culturas el fin de la sociedad era la supervivencia, para eso la clave no era quiénes criaban sino la crianza y los hijos. El matrimonio es el fin natural de la pareja, otros tipos de convivencia son excepciones.
El matrimonio surge como un modo de proteger la propiedad en la antigua Roma. La necesidad de saber a quién dejar la herencia obligaba a “desposar” a una mujer y asegurar que tendría descendencia y garantizar así los linajes. El amor no se contemplaba como motivo de matrimonio: se buscaba una mujer con buena sangre (linaje) y capaz de procrear.
El flechazo es inevitable
Esa noción de que ante el amor perdemos las riendas de nuestras vidas es peligrosísima. Sentirse enamorada o sentir a un hombre enamorado de ti es un gran sensación. Y cierto que las hormonas, las feromonas y los mil procesos químicos a los que llamamos amor no se pueden controlar. Las decisiones que tomas sí.

En el amor debes encontrar “la media naranja”
Eso de la media naranja es un mito del amor que supone renunciar a la mitad de lo que eres, y obliga a cambiar por amor cuando lo más sencillo es amar a alguien completo que no necesite ser cambiado y que no te obligue a cambiar. Si “él” es "perfecto" pero bebe, y no te hace caso, y te maltrata... ¿realmente crees que cambiará? ¿Y merece la pena el esfuerzo?
Si hay amor el final debe ser para siempre
Solo hay un gran amor. O no. El amor pasa, la vida pasa, las personas cambian y puede que dos personas que hoy toman una buena decisión mañana no la consideren tan buena. Aceptar el desamor con naturalidad nos evitaría muchos problemas.

¿ Queremos un príncipe azul? ¿Quieren ellos serlo? ¿Son mejor dos medias naranjas o dos naranjas completas? No tengo “las” respuestas, tengo “mis” respuestas, cada quién debería buscar las suyas sin imposiciones.
El amor o la felicidad no son estados permanentes, son estados de búsqueda y de perfeccionamiento los demás… es película.








