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Las dos grandes noticias para Alondra de la Parra

En México, su país natal, cuando nace un bebé se dice que trae “torta bajo el brazo”. Para la conductora estos serán los días de su vida.

Imagen gettyimages.com

Por Franco Marinto

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Un grupo de gente diversa en edades y géneros está a la expectativa en la sala de conferencias. Hay un cello, un violoncello, un violín y un pequeño atril en el estrado.

No, esta vez no será la típica charla motivacional para alentar a los empleados de una organización a alcanzar los resultados. No, porque quien pasa al frente es Alondra de la Parra, la directora de orquesta mexicana que se ha abierto todos los espacios posibles en un mundo casi reservado para los hombres.

No importa que no sea una sala de conciertos o un conservatorio, Alondra es también aquí la dueña del escenario. “She is a natural”, me dice uno de los ejecutivos, que ha venido de Chicago a participar en este insólito get together. Ella intercala su hisotria con una breve charla de team building: juega con los músicos para crear la metáfora perfecta. La música necesita pocas palabras: ahí están la directora y su equipo. Ahí están los efectos positivos, evidentes, melódicos, de la sincronía que ocurre cuando los roles se cubren con precisión y entusiasmo. Y viceversa: la distorsión y el ruido cuando cada quién hace lo que le viene en gana.

Una rockstar con batuta

Así de contundente ha sido la carrera meteórica de esta conductora de orquesta de 35 años (gajes cósmicos: los cumplió apenas el sábado 31 de octubre), quien hace unos días ha sido nombrada Directora Musical de la Queensland Symphony Orchestra, en Australia, cargo que ejercerá a partir de 2017.


Y es que ocurre que hoy mismo Alondra ha dado a luz a su bebé

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“Nos coloca a la par de otras grandes orquestas del mundo, pero además con nuestra primera Directora Musical hemos sumado a nuestro equipo a una líder que bien podría elegir trabajar con cualquier orquesta del mundo”

Estos días mágicos para la mexicana tienen, además, otro símbolo de enorme significado: la OSQ fue, nada más y nada menos, el alma mater de Alondra.

Todo empezó en Nueva York

Alondra nació en Nueva York, pero desde los dos años se crió en la Ciudad de México, junto con su hermano menor, Mane de la Parra, quien es hoy un conocido cantante pop en México.

Su infancia transcurrió entre un piano y un cello, instrumentos que domina a la perfección. A los 19 se mudó de nueva cuenta a Nueva York a estudiar Piano y Conducción de Orquesta en la Manhattan School of Music. Ahí, al término de sus estudios, a los 23 años fundó la Philarmonic Orchestra of the Americas, que se mantuvo con vida antes de que suspendiera sus operaciones en 2011 por instancias de un ambiente económico hostil.

Pero ella nunca se detuvo. Además de colaboraciones con los músicos e intérpretes más notables del planeta, ha desfilado como conductora en la New World Symphony de Houston y la Orquesta Nacional de Rusia, así como ha sido directora invitada en muchas otras orquestas del mundo y, naturalmente, en varias de las principales orquestas mexicanas.

Su sueño de adolescencia se ha cumplido. Siempre suspiró por alcanzar la cúspide en esa orquesta australiana, tan cercana a su corazón. Lo que seguramente no soñó es que la noticia llegara justo unos días antes de que su otro sueño, de mujer, se cristalizara: el nacimiento de Luciano. Ni en esos momentos de pararse en un estrado a compartir algunas charlas sobre trabajo en equipo se hubiera imaginado poner en tal nivel de sincronía todos los elementos.

Que venga la música.