La falta de sol durante la cuarentena puede afectarnos ¿dónde encontrar la vitamina D?
Ante la fácil propagación del virus COVID-19, las autoridades mundiales emitieron algunas alertas y recomendaciones para evitar su contagio.
Además de un correcto lavado de manos, la cuarentena durante la pandemia es otra aliada para combatir la propagación del coronavirus.
Este aislamiento tiene grandes beneficios; sin embargo, la falta de sol podría tener consecuencias para la salud de la población.
Muchas personas no gozan de tener un patio, balcón o jardín donde puedan tomar un baño del astro rey y un poco de aire y, ante la cuarentena, esto se intensifica.
¿Por qué es tan importante el sol?
La piel del ser humano produce la vitamina D, cuando ésta se expone directamente a los rayos solares.
De acuerdo con MedlinePlus, la también llamada 'vitamina del sol' ayuda al cuerpo a absorber el calcio. También es muy importante para las funciones del sistema nervioso, inmunológico y muscular.
Cuando hay una deficiencia de esta vitamina, los huesos son los principales afectados por la pérdida de densidad ósea.
En los niños puede provocar fracturas y desgaste en los dientes, mientras que en adultos suele causar osteoporosis y debilidad muscular.
Incluso, según MedlinePlus, aún se está estudiando un posible vínculo con otras afecciones médicas como diabetes, presión arterial alta y cáncer.
Ante esta situación, es importante seguir recibiendo la dosis de la vitamina D que nuestro organismo necesita.
A falta de sol, ¿cómo obtener la vitamina D necesaria?
Con los pocos rayos de sol que puedes recibir en esta cuarentena, es importante complementar la vitamina D en el cuerpo. Un artículo publicado por el National Institutes of Health explica que hay algunos alimentos que pueden aportarte esta vitamina.
Los pescados grasos —como el salmón, el atún y la sardina— se consideran una muy buena fuente; en menor proporción se encuentra el hígado de res, el queso, las yemas de huevo y los hongos.
También puedes obtener la 'vitamina del sol' mediante alimentos fortificados, como la leche, cereales, jugo de naranja y otros productos lácteos como el yogurt.
Asimismo, se encuentra en muchos multivitamínicos y suplementos alimenticios. No obstante, es importante consultar al médico para conocer la dosis, así como la frecuencia de su ingesta.
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