A través de sus dibujos, Antonio López —fallecido de sida en 1987— favoreció nuevos cánones de belleza en el conservador mundo de la moda y luchó por los derechos de la comunidad LGBT. Entre algunos de sus avances estuvieron retratar el street style con el pincel y transmitir la cultura del break dance. El Museo del Barrio en Nueva York, dedicado a la comunidad latina, mostrará su obra hasta el 26 de noviembre bajo el título "Future Funk Fashion".
El ilustrador boricua que empezó a dibujar para alejarse de las pandillas y llegó hasta Vogue
Antonio López se convirtió en uno de los favoritos de Andy Warhol; retrató modelos afroamericanas y latinas durante los 60, algo radical para entonces. El Museo del Barrio en Nueva York le dedica una exposición.



La familia de López emigró a Nueva York cuando tenía apenas siete años y se asentó en el este de Harlem, una zona muy popular entre la población nuyorican además del Lower East Side. Nacido en Utuado en 1943, el ilustrador vivió en el centro del crisol de culturas que comenzaba a bullir en la Gran Manzana.
Fue su madre quien despertó sin saberlo el talento artístico de López. Gracias a su empleo de costurera —un oficio muy común entre las mujeres puertorriqueñas que emigraron a Manhattan durante la primera mitad del siglo pasado— el ilustrador pudo estar en contacto con la moda desde la infancia.
Para evitar que se juntara con malas influencias en la calle, su madre lo entretenía haciéndole dibujar las flores que luego iba a coser en sus bordados. Su padre, fabricante de maniquíes, también le pedía ayuda con la decoración de las figuras. Estos gestos, en apariencia fortuitos, fueron decisivos en el desarrollo creativo de López.
Unos pocos bocetos, costuras y remiendos después, López ganó una beca en la Traphagen School of Fashion a la temprana edad de 12 años. Poco antes de graduarse, ya tenía la invitación para estudiar en el Fashion Institute of Technology (FIT), la prestigiosa escuela de moda de Nueva York donde se formaron Calvin Klein y Michael Kors. Allí impulsó su arte y conoció al amor de su vida, Juan Ramos, quien lo acompañó hasta el día de su muerte.
Cuando aún era estudiante, participó en un programa de la revista Women's Wear Daily y su trabajo causó tal impresión que le ofrecieron un empleo. Dejó la escuela y dio comienzo a una carrera profesional meteórica.

Publicaciones de la talla de The New York Times, Vogue y Elle contaron con los dibujos de López entre sus páginas. En aquel entonces, las ilustraciones tenían tanto peso como las fotografías, y muchas de las últimas tendencias se marcaban con el pincel en lugar de la cámara.

A finales de los años 60 se trasladó a París y vivió nada menos que en el apartamento de Karl Lagerfeld (actual diseñador de Chanel). López ya era parte de los círculos sociales más exclusivos y asistía a todos los eventos del momento. El famoso e influyente Andy Warhol, revolucionario del arte pop y maestro de las fiestas más míticas, lo eligió para dibujar la portada de una de sus revistas.

Permaneció en la capital francesa hasta que decidió cambiar los boulevards por las grandes avenidas de Nueva York, su verdadero hogar. Volvió a Manhattan en los años 70 y empezó a retratar a personajes de la talla de Jerry Hall, la reconocida modelo y actriz que fue pareja de Mick Jagger (y ahora lo es de Rupert Murdoch), de la modelo afroamericana Grace Jones, Pat Cleveland, Tina Chow y la gran Jessica Lange.

El artista no pudo escapar de la crisis del sida que arrasó en la década de los 80 y falleció a los 44 años en Los Ángeles a causa de esta enfermedad. Durante su última etapa se había dedicado a la enseñanza, impartiendo talleres y haciendo llegar su arte a lo largo de Estados Unidos y hasta República Dominicana. Dejó atrás una lección de diversidad en la moda bajo una simple firma: 'Antonio'.
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