La presunta relación amorosa entre Yolanda Andrade y Verónica Castro, no sólo ha puesto en jaque la privacidad de esta última actriz.
Nadie está hablando del verdadero problema entre Yolanda Andrade y Verónica Castro

Mientras los espectadores se debaten la orientación sexual de la intérprete de Rosa Salvaje, la mayoría está olvidando un agravante en todo el conflicto: el respeto a la identidad sexual.

Muy probablemente, las intenciones de Yolanda no eran "malévolas" cuando afirmó haberse casado con Verónica. Quizás hasta es una broma, o bien, simplemente un hecho que hace mucho concluyó con una ruptura.
Sin embargo, hablar del asunto y obligar a Castro a abordar directamente el tema de su orientación sexual, fue una coacción agresiva y pública.
Si crees que es una exageración, basta corroborar investigaciones como las del doctor D'Arcy Lyness (experto en psicología y sexualidad), en las cuales se explica por qué obligar a una persona a "salir del clóset" es un acto psicológico violento.
Es natural que al escuchar "violento" la primera reacción sea imaginar golpes, sangre y tripas por doquier, pero con la empatía adecuada, casi cualquier persona puede sentir lo que significa asumir una identidad para la que no está preparada.
Para este punto, quizás muchos se pregunten: ¿qué podría pasarle a Verónica Castro luego de la exposición? Quizás nada grave (aunque ya decidió anunciar su retiro de los escenarios), pero en otros contextos la acción de Yolanda es cuestión de vida o muerte.
Lyness plantea que en lo casos más extremos, las Naciones Unidas (ONU) han citado cientos de ejecuciones de homosexuales y bisexuales no confirmados (la mayoría fueron asesinados por el Estado Islámico sólo por la "suposición" anticipada de su orientación sexual).
No obstante, no es necesario ir hasta países donde la sexualidad está sujeta a un juicio religioso o penal con sanciones que alcanzan la pena de muerte. Hay muchas otras razones por las que las personas deciden "quedarse en el clóset" según Lyness, todas muy respetables:
- Aún no estar seguro sobre quién se es en realidad o sobre cómo se siente.
- Considerar que temas como la orientación sexual o de género es información personal y de carácter privado (algo muy usual en generaciones pasadas).
- Temer recibir acoso, malos tratos, discriminación e incluso agresiones físicas (muy susceptibles en la farándula).
- No estar seguro de la reacción de sus familiares o amigos más queridos.
Para Lyness, todo está en cuestión de la empatía implícita que, a estas alturas de la sociedad, debió generarse gracias a los Derechos Humanos básicos inculcados desde hace décadas.
La mayoría de las personas con una orientación diferente a la heterosexual, salen del clóset de una forma progresiva. Comienzan contando todo a su terapeuta (en el mejor de los casos) o a sus amigos cercanos, aún mientras dudan de sus propias preferencias.
Posterior a esto, los siguientes en enterarse es su familia más cercana. Puede que gracias a prejuicios arraigados, muchos decidan dejar de convivir con quien refleja su verdadera orientación.
El Dr. Lyness recalca que, tristemente, en la actualidad ninguna "salida del clóset" es fácil, por muy abierto que sea el contexto donde las personas que lo hacen se desarrollan. Habrá pérdidas de diversa índole, dudas y miles de prejuicios... muchos más si hay figuras públicas de por medio.
La identidad sexual nunca debería ser cuestionada o expuesta por terceros. Conforme la sociedad avanza, habría que entender que en cualquier ámbito es un asunto individual.
La farándula brinda numerosas figuras públicas, y si bien muchas deciden que los fans observen algo de su intimidad, las celebridades siguen siendo dueñas de su privacidad.
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