Las 8 etapas que atravesamos antes de hacernos el primer tatuaje

¿Qué pasa por tu mente desde el momento en que se te ocurre que podrías hacerte tu primer tatuaje hasta que finalmente lo tienes en tu piel?

Probablemente pasarás por fases de inseguridad, miedo al dolor o dudas respecto a todo lo relacionado porque, realmente es un gran paso decorar tu piel virgen por primera vez y sabes que algo cambiará para siempre.

Pero a decir verdad es algo irresistible para mucha gente. De hecho desde ese primer tatuaje se corre el riesgo de acabar volviéndote adicto´porque dicen que los tattoos enganchan y muchas personas así lo pueden atestiguar.

Así que lee atentamente si estás pensando en tatuarte por primera vez y si reconoces estas fases en ti mismo, sentirás todos estos pensamientos más normalizados o si no, al menos esperamos arrancarte una sonrisa cuando reconozcas que has pasado por todos estos estados al pensar en tu primer tatuaje.

Mira a continuación las fases que todos atravesamos desde que pensamos hacernos el primer tatuaje.

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1. ¿Y si me hiciera un tatuaje? No, eso no es para mí

Posiblemente en primer lugar la idea cruzará tu mente y tenderás a descartarla, mayormente con la excusa de que es algo que no va contigo y no te identificarías con algo así. También suele preocupar la aceptación social.

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2. ¿O sí podría hacérmelo?

Y entonces la idea vuelve a tu cabeza, quizás no inmediatamente pero unos días después te descubres sonriendo ante la perspectiva de llevar un tatuaje, algo que sabes que en el fondo no has hecho antes pero, no por falta de ganas.

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3. ¿Y qué me tatuo? ¿Y dónde?

Has aceptado la idea, ves bastante probable que lo hagas aunque todavía no estás convencido totalmente, lo cual no impide que empieces a fantasear con cientos de ideas de qué te tatuarías y dónde, tamaño, si es o no con color...esta fase está totalmente marcada por la inseguridad.

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4. ¡Ya lo tengo! Ahora lo voy a comentar para ver las caras

Lo que realmente estás buscando en esta fase es la aprobación de los demás porque no te sientes totalmente seguro y una parte de ti desea que las caras de espanto de tus amistades o familiares más conservadoras te disuadan pero, en el fondo la idea ya está arraigada en tu mente, así que probablemente pasará lo contrario y te sentirás fascinado y desafiante por hacerte tu deseado tatuaje.

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5. Decidido, pero ¿dolerá mucho?

Cuando estás medio decidido vendrá la fase en que buscarás excusas que en realidad no te van a disuadir, pero te auto martirizas un poco pensando si será un dolor insoportable o si te desmayarás por miedo a las agujas. No dejan de ser dudas que no afectarán al proceso pero inevitablemente hay que pasarlas.

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6. Se acabó, me lo hago pero primero debo elegir bien el estudio

Y con esto te dedicas a revisar una por una todas las opciones posibles, diseños, el que más confianza te inspira...y con este proceso realmente te das un permiso para retrasar el tatuaje y terminar de convencerte y hacerte a la idea de que va a materializarse en breve.

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7. Mañana me lo hago, ¡Con decisión!

Este es el momento clave en que decides dejar de dar vueltas y hacértelo por fin. Es una corta fase en la que te vienes arriba y sacas fuerzas para la decisión. Aquí apalabrarás el tatuaje o pagarás la entrada y normalmente irá acompañado de un pavor tremendo a continuación que ya no desaparecerá hasta justo después de terminar de tatuarte.

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8. ¡Me encanta! No sé por qué dudé tanto

Y por fin la última fase de fervor desencadenado a continuación de todo el nerviosismo pasado. Esta fase en ocasiones se adelanta al momento en que te pinchan por primera vez y ves que no es para tanto. En otros casos comienza justo cuando te terminan el tattoo y ves lo chulo que ha quedado. Ahora lo más probable es que tengas ganas de más tatuajes y te preguntes cuando será el siguiente. 

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