El Servicio de Administración Tributaria (SAT) informó que a partir del 1 de julio entrará en vigor la nueva versión 3.3 de la factura electrónica. No obstante, los contribuyentes podrán seguir facturando en la versión 3.2 hasta el 30 de noviembre de 2017. Será a partir del 1 de diciembre cuando será obligatorio emitir comprobantes fiscales únicamente en la versión 3.3.
El SAT renueva sus facturas electrónicas: ¿por qué no aprendí sobre impuestos en la escuela?

Ah, OK.
Pocas palabras despiertan tanto terror e incertidumbre en el corazón de los jóvenes adultos como el SAT ("subcontratación" y "tesis" son otras de ellas), y con justa razón. La gran mayoría de nosotros no sabe qué carambas con el SAT hasta que somos arrancados del cómodo seno de la escuela y nos arrojan a los inhóspitos terrenos de la adultez.
Sabes que en el futuro tendrás que trabajar y parte de tu sueldo se irá en forma de impuestos para (aparentemente) solventar obras y servicios públicos. No vamos a negar que parte de nuestro dinero sí se va para gastos útiles como de hospitales o investigación científica, pero no es un secreto que parte de esos pesos también le pagan sus gustitos a algunos funcionarios públicos. Pero en fin, ese es otro asunto.

La primera vez que supe del SAT fue como a mis 7 u 8 años. Fui con mi grupo de la primaria a una visita guiada a la sede de esta institución. ¿Saben qué recuerdo? Nada. Recuerdo que nos dieron un libro para colorear (que nunca colorée y no sé dónde se perdió) y que me dijeron algo acerca del dinero.
Es una excelente idea que este tipo de organismos estén interesados en brindar educación financiera a los contribuyentes desde una corta edad, pero no le vas a hablar de impuestos a los niños que casi acaban de salir del preescolar. A ellos les hablas de ahorro y alcancías.
Ese tipo de instrucción debería darse en las preparatorias, en las universidades. Tal vez no sería la materia preferida de muchos, pero vaya que sería útil. Si me hubieran llevado al SAT en mis últimos semestres de la carrera, hasta notas hubiera tomado en el libro para colorear.
Declarar impuestos no es física nuclear, es algo que todos podemos aprender. Pero entre la insuficiente educación tributaria y la engorrosa burocracia mexicana, el SAT se convierte en una leyenda de miedo, como La llorona o el viejo del costal. Porque si no declaras o no lo haces de manera correcta, tómala, ahora tienes que pagar más dinero.

Por lo pronto, debemos estar atentos a las actualizaciones del SAT y echarnos una mano en caso de tener dudas. Que tanto trabajo nos cuesta ganarnos ese dinero como para perder parte de él por no declarar bien de dónde salió. (Y también exigir que esos funcionarios públicos declaren de dónde sacan para sus gustitos, ya que estamos en eso.)
P.D. Ahora que lo pienso, es probable que parte de los impuestos de nuestros papás se hayan ido para pagar esos libros para colorear que nadie usó. Qué cosas tan chistosas.
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