¿Se puede producir electricidad a partir de los colores?

Un deslumbrante proceso para la producción descentralizada de energía está tomando cuerpo en Australia.
Flores eléctricas

Una rosa es roja o una violeta es azul por los colores visibles del espectro solar que absorben o rechazan. Por ejemplo, la rosa es roja porque absorbe casi todo el azul, el verde, el amarillo y todos los demás colores, menos el rojo, que lo rechaza reflejándolo.
Esto convierte a las cosas coloreadas en reservorios de energía. ¿Podremos aprovechar algún día esta energía de manera limpia?
La pregunta se la hizo el Dr. Wallace Wong, del Instituto Bio21 de la Universidad de Melbourne, Australia. Es un fascinante proyecto que combina biología, química, física, ingeniería e incluso algo de agricultura.
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Luces y colores
Todo comienza con las moléculas que componen una superficie, como el pétalo de una flor, y de los enlaces e interacciones entre sus electrones y demás partículas.
Luego viene la luz, que es una onda que viaja con una frecuencia distinta para cada color, llevando cantidades de energía también diferentes. Cuando cada una de estas luces particulares impacta las partículas de la superficie e interactúa con ellas, es absorbida o reflejada.
Las tecnologías de celdas solares disponibles comercialmente están basadas en el silicio. Las células a base de carbono aún tienen una eficiencia de solo el 12 %, un retraso de 17 puntos porcentuales respecto a las silíceas.
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Una centralita-jardín
El Dr. Wong está intentando cosechar energía de una gama más amplia de frecuencias. El interesante proceso consiste en ajustar las propiedades químicas de los materiales, de manera que absorban una frecuencia de luz de otro color. Mientras más absorben, más energía disponible hay para producir electricidad.
El objetivo final es absorber los colores de alta intensidad, incluso el ultravioleta. ¿Y por qué preocuparse tanto si en el mundo lo que más sobra es silicio? Aunque todavía son muy ineficientes, las células solares basadas en carbono son mucho más baratas de producir.
Uno de los problemas de la energía eléctrica clásica centralizada es la distribución, una costosa infraestructura con la que se pierde hasta un 10 %, además de afear el paisaje con postes y cables. Colocar el generador cerca del centro de consumo tiene muchas ventajas.
Rosales en la azotea con fines eléctricos ¡Quién lo hubiera pensado!