
Que los roedores roen parece ser más que una obviedad y prácticamente no podemos imaginarnos una de estas pequeñas criaturas sin sus grandes incisivos delanteros, los cuales les permiten alimentarse con facilidad, de ahí el nombre de dicho orden. Sin embargo, en las bosques húmedos indonesios de la isla Sulawesi, fue descubierto un roedor muy extraño: el Paucidentomys vermidax, cuya característica más sorprendente es que apenas posee dientes, por tanto, no roe. Hoy vamos a conocer un poco sobre tan extraordinaria criatura, que prueba una vez el sinfín de posibilidades de supervivencia que la madre natura tiene a su haber.
Conociendo a una nueva rata musaraña

Si lo miramos bien de cerca encontraremos que el Paucidentomys vermidax es un tipo de roedor que muestra sus más típicos rasgos:
- Hocico puntiagudo muy alargado (probablemente mucho más largo que el de sus parientes) rodeado de bigotes sensibles, también largos
- Orejas largas
- Ojos pequeños
- Pelaje suave
- Cola larga y gruesa
A todas estas características que nos permiten identificarlo fácilmente como un tipo de rata musaraña ―frecuentes en Indonesia― se le opone un rasgo absolutamente distintivo y que sin dudas puede dejarnos perplejos: este pequeño mamífero no posee molares.
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¿Un roedor que no roe?
De todos es sabido que los roedores se definen por sus magníficos incisivos delanteros, con los cuales roen toda suerte de objetos, algunos para alimentarse, otros para construir sus madrigueras. Su desgaste los convierte en cinceles a lo largo de la vida útil de los animalillos. Son fuertes y dan paso a los molares que terminan de mascar todo el alimento.
Mas, he aquí que a Paucidentomys vermidax se le conoce popularmente como ratón de pocos dientes o comedor de gusanos justamente porque en lugar de molares ostenta incisivos bicúspides superiores muy cortos y débiles, y su dieta es a base de gusanos.
En general la dentadura es escasa y muy débil, probablemente rezago de sus antepasados. Pero si lo pensamos bien, ¿para qué la necesitaría? Con su largo hocico puede escarbar en la tierra en busca de gusanos y con su aparato dental primitivo deglutir el suave alimento, a la manera en que lo hacen nuestros bebés.
La evolución y el Paucidentomys vermidax
El conocimiento científico constata una y otra vez que en el proceso evolutivo las especies van desarrollando adaptaciones disímiles que, a manera de herramientas, les han permitido sobrevivir en condiciones muy variadas. De esto se trata la evolución: una modificación en los genes puede resultar muy útil en un entorno que ha cambiado. Si el rasgo ayuda a la supervivencia, pasa de generación en generación y se mantiene, mientras que aquellos individuos que no lo poseen desaparecen sin dejar progenie. Resultado: nuevas especies con nuevas adaptaciones.
Este mecanismo de hecho explica cómo puede un roedor serlo sin roer. Si las condiciones en las montañas de Indonesia cambiaron a lo largo del tiempo, las ratas musarañas sin molares ―consecuencia de algún cambio genético― pueden haber comenzado a escarbar gusanos como vía de alimentación. Y ello, a diferencia de sus semejantes con molares, le dio una posibilidad de sobrevivir ante nuevas condiciones. La característica se replica en sus descendientes, mientras que los otros roedores desaparecen.
La nueva especie prueba no solo el funcionamiento de la evolución, sino el hecho de que existen aún en nuestro planeta zonas vírgenes donde habita una biodiversidad rica y próspera, continuamente adaptándose.
Asimismo, que las islas indonesias poseen una singularidad de flora y fauna que debemos proteger de la explotación desmedida a que el hombre somete su entorno natural para que podamos seguir encontrando animales tan extraordinarios como el Paucidentomys vermidax que nos sorprendan gratamente con sus mecanismos evolutivos.