Nunca has estado tan cerca de la asfixia como cuando te sacas los zapatos. Y es que el hedor que se desprende de tus pies es en verdad insoportable. No tienes por qué seguir así. De hecho, si quieres dejar que tu nariz –y la de todos los que te rodean– siga con vida, solo tienes que acompañarnos y leer este post sobre el mal olor de pies y algunos consejos para prevenirlo.

El tema de la podología es bastante complicado. No por el hecho de que sea un tema complejo de tratar (sólo conlleva tratamientos complejos en algunos casos), sino que porque no se le da la atención que este tema de la salud realmente merece.

Tal vez parezca intrascendente, y hasta accesorio si le prestamos una mirada superficial. Pero a decir verdad el tipo de zapatos que utilizamos es clave para nuestra salud y nuestro buen andar, pues la manera que tenemos de caminar repercute notablemente sobre otras áreas de nuestro cuerpo, muchas de ellas inimaginables.

Es muy común que nuestro calzado se gaste en la zona externa del talón, ocasionando en muchas ocasiones agujeros. En lo personal esto me ocurre en todos los calzados, y muchas veces maldigo mi forma de caminar, aunque en realidad es la correcta.

Las plantillas son cada vez más comunes en el mundo entero, y muchas personas optan por incorporarlos a su vida cotidiana, en la cual castigan todo el tiempo a sus pobres pies. Los podólogos recetan platillas por diversos motivos, pero existen numerosos casos en los que los pacientes deberían utilizarlas por pura prevención y no respondiendo a una enfermedad o trastorno específico del pie.