Las plantillas son cada vez más comunes en el mundo entero, y muchas personas optan por incorporarlos a su vida cotidiana, en la cual castigan todo el tiempo a sus pobres pies. Los podólogos recetan platillas por diversos motivos, pero existen numerosos casos en los que los pacientes deberían utilizarlas por pura prevención y no respondiendo a una enfermedad o trastorno específico del pie.
La importancia del uso de plantares
Anteriormente utilizar estas plantillas era bastante difícil e incómodo, pues su uso conllevaba la necesidad de utilizar calzado ancho e incómodo, además de difícil de encontrar. Sin embargo, hoy en día la mayoría de los zapatos se elaboran pensando en un posible uso de plantillas, lo cual da una pauta de lo común que es el uso de plantillas dentro de la población.
Esto ha conllevado el hecho de que las plantillas se elaboren con materiales que cada vez se adaptan mejor a las necesidades del sujeto que las usa, elaborándose con materiales de menor grosor y mayor flexibilidad, lo cual hace más cómodo el andar cotidiano con dichos elementos sobre las suelas de nuestros zapatos.
La causa más común de la receta de plantares es la aparición de callos en los pies, los cuales dan una pauta de que la natural mecánica de los pies está funcionando mal a causa de que los zapatos molestan o no son apropiados para nuestra talla, por lo cual se generan estas alteraciones en el pie. Sin embargo, si bien es esta situación la que se viene a la cabeza si pensamos en plantares, las aplicaciones de estos elementos a nuestro diario caminar son muchas más.
De hecho, numerosas personas poseen trastornos en el pie que no molestan hoy, pero que dentro de unos años podrían afectar seriamente nuestras extremidades, como son los juanetes o los dedos martillo. A través de los plantares estos trastornos pueden ser solucionados con una gran eficacia, y no es mala idea que quienes tengan problemas de este tipo consideren la opción de ir al podólogo a que les recete plantares.
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