Hay recetas simples, bien simples y aunque tan simples, igualmente deliciosas. Hay recetas que nos hacen viajar en segundos, ir y volver con cada mordida, despegar y aterrizar con cada masticada. Hay recetas que no llevan más de tres pasos, y sin embargo, con tal de disfrutarlas seríamos capaces de dar ochocientos.

Yo soy de los que creen que el chocolate es una de las mejores invenciones de la historia, y por eso creo que se merece un homenaje.

Las ensaladas son excelentes para cualquier época del año, pero a mí me gustan especialmente cuando hace calor.

Ya hemos hablado sobre el Dulce de Batata, es cierto. Pero lo hicimos hace ya cierto tiempo bajo el título "Dulce de Batata (ácido fólico)" y en aquella instancia presentamos la modalidad blanda, tipo mermelada o jalea. Hoy –y a raíz de las consultas- he decidido retomar la receta de este delicioso dulce, pero en su otro formato: el de barra. Ese mismo formato (justo ese), que en combinación con una rebanada de queso logra convertirse en manjar de dioses; en producto mágico, capaz de desaparecer tras un bocado.

Las semillas de sésamo son semillas maravillosas. Son semillas oleaginosas que contienen un 85 % de ácidos grasos insaturados, un 22 % de proteínas ricas en aminoácidos esenciales y un 5 % de minerales.

En las mesas rioplatenses algunos bocados nunca faltan. Una vez hablamos de los alfajores de maicena, que si tuvieron el gusto de probarlos, sabrán son deliciosos.