Herdez México - iMujer

Uno de los grandes retos de dejar la casa de tus padres e irte a vivir solo es preparar tu propia comida. Acudes al recetario familiar, sigues las instrucciones al pie de la letra, pruebas el guiso final y… no, no tiene ese delicioso sabor a hogar, pero, ¿por qué? La respuesta es sencilla: hierbas.

Ya enfiestaste con toda la familia, comiste recalentado hasta el cansancio, te escapaste unos días a la playa, te quedaste en casa viendo Netflix en pijama y recordaste lo relajante que es despertar y no tener ninguna responsabilidad en el día.

Año nuevo, vida nueva. El inicio de otra vuelta alrededor del sol es el momento perfecto para transformar nuestra vida, pulir algunos hábitos y proponernos nuevas metas que nos harán una mejor persona.

Diciembre, ese peligroso mes en que las posadas y fiestas nos hacen llevar nuestro cuerpo al límite, comemos como si no hubiera mañana, bebemos como los peces en el río y tenemos sobredosis de recalentado.

Nos guste o no, la mayoría pasamos gran parte del día en la oficina, así que no es ninguna sorpresa que el trabajo tenga una influencia directa sobre nuestra alimentación. Al principio tenemos las mejores intenciones de comer bien y sano… pero después de un tiempo, nos damos cuenta que estamos en un círculo vicioso de comida chatarra.

Llevar una vida saludable requiere voluntad y un poco de creatividad, porque entre el trabajo, la escuela, la familia y los amigos, hay que encontrar el tiempo para dedicarnos a ejercitar nuestro cuerpo.