Una joven inmigrante muere en accidente en 'La Bestia' al intentar llegar a EEUU para darle una mejor vida a sus padres
Poco le importo a Ericka Díaz tener tan solo 15 años cuando decidió tomar un pequeño bolso con sus pertenencias y partir hacia Estados Unidos para ayudar a sus papás. Poco más de un mes después, la joven cayó de 'La Bestia' y no pudo resistir a las múltiples fracturas. Ahora sus padres necesitan ayuda para repatriar el cuerpo de México hasta su natal Honduras.
Ericka Díaz, una
inmigrante de 15 años, murió
luego de un accidente en el que tuvieron que amputarle un pie. Ahora su familia busca cómo despedirla desde
Honduras. Si quieres saber cómo ayudar a esta familia
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Con 15 años cumplidos, Ericka Díaz no soportó más padecer las condiciones de
pobreza en las que vivía junto a sus padres y decidió hacer camino al andar
con la única intención de darles el futuro en paz que se merecían.
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Por eso, con solo un pequeño bolso de mano y todas sus ilusiones en su corazón, la joven les mintió a sus papás al decirles que iba a trabajar en un pueblo cercano y salió el pasado 19 de abril de su humilde casa incrustada en una región montañosa en el occidente de
Honduras,
para tomar rumbo a los Estados Unidos.
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“Ella me decía que un día iba a trabajar allá y nos iba a ayudar; ese era su sueño. Me decía también que, aprovechando que soy albañil, yo le iba a construir una casita”, recuerda con dolor su padre Lucio Díaz. Fue tiempo después que los padres de Ericka se enteraron que la joven se había encontrado con un grupo de
inmigrantes centroamericanos a los que se unió
y llegaron juntos hasta Coatzacoalcos, un municipio del estado mexicano de Veracruz.
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Allí, con mucha paciencia y con sus sueños intactos, la joven esperó la llegada del tren llamado La Bestia, del que muchos centroamericanos se basan para cruzar México y llegar hasta la frontera de
Estados Unidos. Cuando el momento de intentar subir llegó,
Ericka quiso trepar con seguridad, pero cayó al suelo y las llantas afiladas pasaron por arriba de sus tobillos.
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Inerte y adolorida, mientras algunas personas llamaban al servicio de emergencias, un joven vio el celular de Ericka, lo tomó y
se comunicó con sus padres para darles la noticia que generó una angustia sin precedentes en la familia.
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Ericka fue ingresada en un centro de salud local, luego de ser atendida por miembros de la
Cruz Roja, entre los que estaban José María Martínez Hernández.
“Al llegar pudimos observar diversas fracturas expuestas en sus piernas y en su cadera”, cuenta.
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Saber que su pequeña estaba convaleciente movilizó a Lucio para tratar de llegar hasta
México a toda costa. Tanta fue su fe que en las oficinas de migración en la capital Tegucigalpa,
las autoridades le expidieron un pasaporte de emergencia.
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Cuando quiso comunicarle la noticia a su hija por video llamada, la
salud de Ericka era tan precaria que fue imposible entablar una conversación y
solo pudo decirles que se sentía un poco mejor y que los extrañaba. “Ya voy para allá”, le dijo Lucio.
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A pesar del amor de sus padres, quienes estaban tratando de juntar dinero para poder viajar a México y estar con su hija, una llamada telefónica les cambió la vida y los sumió en la desesperanza. Tras amputarle el pie derecho,
el hospital les comunicaba que Ericka no había resistido y había perdido la vida.
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“Solo quiero tenerla aquí como sea”, había dicho Lucio, con la esperanza de verla recuperarse de sus fuertes heridas en su casa de toda la vida. Ahora pide ayuda para poder
repatriar el cuerpo de su hija, una joven que su único error fue tratar de darle una mejor vida a sus padres y tener un futuro prometedor.