Decenas de universidades en todo el país exigieron al presidente Donald Trump revertir su amplia prohibición de entrada a EEUU a ciudadanos de siete países musulmanes y dijeron que la misma está afectando a estudiantes, profesores, investigaciones científicas y pone en peligro el sistema de educación internacional que deja ingresos de miles de millones de dólares a la economía.
Universidades piden revocar el veto a los musulmanes y advierten que amenaza al sistema de educación internacional
Estudiantes y académicos de múltiples universidades fueron detenidos, deportados o no pueden regresar a EEUU y las instituciones temen que el clima de miedo termine dañando el sistema de educación internacional que deja al país 30,000 millones de dólares en ingresos anuales.


La orden ejecutiva emitida la semana pasada por Trump suspendió temporalmente la entrada al país a refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (Irán, Irak, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen) y creó un caos en los aeropuertos de EEUU cuando agentes migratorios detuvieron, deportaron o se negaron a dejar viajar a decenas de personas de estos países, incluso aquellos con residencia legal permanente.
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Tribunales federales en Nueva York, Massachusetts, Virginia y Washington DC dejaron sin efecto parte de la orden ejecutiva durante el fin de semana pero estudiantes y académicos continuaban en un limbo legal, muchos varados en el exterior adonde viajaron por trabajo o motivos familiares.
Profesores y estudiantes varados
Una de las estudiantes afectadas por la prohibición fue identificada por el diario The New York Times como Nisrin Osmer, ciudadana sudanesa de 39 años de edad y estudiante de doctorado en antropología de la Universidad de Stanford.
Osmer, egresada de la Universidad de Harvard, es residente permanente en EEUU, donde ha estado radicada desde 1993, y fue detenida el viernes por la noche en el aeropuerto JFK de Nueva York cuando regresada de un viaje de investigación a Sudán.
La mujer fue esposada, interrogada, registrada y retenida durante cinco horas, antes de ser liberada el sábado por la madrugada.
“Durante el breve momento en que me esposaron no me pude controlar y comencé a llorar. Fue humillante. Pensé que me iban a devolver a Sudán”, dijo Osmer al diario.
La mujer, sin embargo, dijo que tuvo suerte. “Hay mucha gente a quien trataron peor o las están devolviendo. Si las devuelven a Irak o a Siria es una situación de vida o muerte”, agregó.
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En una carta a la comunidad universitaria, el presidente de Stanford, Marc Tessier-Lavigne, expresó que la orden ejecutiva ha tenido el efecto de convertir en “presos” a los estudiantes y académicos de los países señalados.
“Estamos enormemente preocupados por la angustia que este episodio la causó a nuestra estudiante y su familia y por lo que sugiere para otros en situación similar”, indica la carta.
“Una consecuencia desafortunada de la nueva política parece ser que los estudiantes y académicos de los países designados por el momento son, en efecto, presos en este país”, agrega.
La universidad pidió a los miembros de la comunidad universitaria provenientes de los países afectados por la orden abstenerse de viajar al extranjero en lo inmediato.
Similares advertencias enviaron la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, y la Universidad Tufts, en Boston.
Por su parte, un profesor iraní de religión en el Middlebury College de Vermont, Ata Anzali, dijo a la agencia AP que tenía boletos para regresar de su país este pasado domingo pero que desistió de viajar a último minuto.
“ No quiero que mis niños pasen por la traumática experiencia de ser detenidos o deportados. Esto está causando mucha confusión. ¿Qué se supone que hagamos?”, dijo Anzali, quien está en Irán desde el verano pasado trabajando en investigaciones.
Otro ciudadano iraní, el estudiante de doctorado en Yale, Ali Abdi, dijo que viajó recientemente a Afganistán por motivos académicos y que no sabe si podrá regresar.
“No puedo ir a Irán, mi país, porque he sido un activista por los derechos humanos durante los pasados 10 años y puedo enfrentar algún tipo de persecución. Estoy en una situación en que pareciera que ni soy bienvenido por el gobierno estadounidense ni por el gobierno iraní”, dijo Abdi.
El presidente de la Universidad de Massachusetts, Marty Meehan, dijo que varios estudiantes y miembros de la facultad estaban fuera del país cuando Trump firmó la orden ejecutiva, entre ellos dos profesores iraníes detenidos en el aeropuerto Logan en Boston, aunque eran residentes permanentes en EEUU.
“Estamos muy desalentados por esta alarmante acción que ha violado los derechos de los miembros de la comunidad de UMass y muchos otros. Este no es el país que les prometimos cuando los invitamos a estudiar, enseñar e investigar”, dijo Meehan en declaraciones escritas.
Otros estudiantes y académicos de universidades como Harvard, el Instituto de Tecnología de Massachusetts o Clark Atlanta University continúan en el extranjero sin poder viajar a EEUU.
En peligro la supremacía de EEUU como destino educativo
El ex gobernador de Indiana, el republicano Mitch Daniels, ahora presidente de la Universidad Purdue en Indiana, dijo que la orden ejecutiva de Trump “es una mala idea pobremente implementada y espero que la revoque pronto y reconsidere”.
Otras entidades que representan a las universidades también pidieron a Trump revocar la orden y citaron las consecuencias desastrosas que podría tener sobre todo el sistema estadounidense de educación internacional, que genera ingresos por más de 30,000 millones de dólares anuales, según cifras del Instituto de Educación Internacional (IIE).
“Reconocemos la importancia de un fuerte proceso de visado para la seguridad de nuestra nación. Sin embargo, la nueva orden de la administración…ya está provocando daños y debe terminar tan rápido como sea posible”, afirmó en un comunicado la Asociación de Universidades Americanas (AAU), que representa a 62 prestigiosas instituciones, entre ellas Stanford, Harvard, Yale, Princeton, Caltech, Universidad de Chicago o Universidad de Pennsylvania.
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La AUU también pidió al ejecutivo aclarar que el país “sigue dándole la bienvenida a los individuos más talentosos de todos los países para que estudien, enseñen, investigue y participen en becas en nuestras universidades. Es vital para nuestra economía y el interés nacional”.
Según el IEE, más de un millón de estudiantes internacionales están inscritos en universidades estadounidenses y su permanencia en el país genera 30,500 millones de dólares anuales en actividad económica provenientes de fondos propios, de sus familias o gobiernos extranjeros, y generan importantes investigaciones e innovaciones de las que luego el país saca provecho.
Si bien la orden ejecutiva afecta a unos 17,000 estudiantes de los países señalados, el clima de ansiedad generado por la misma puede tener consecuencias negativas sobre todo el andamiaje de educación internacional.
“ Otros países se han puesto como meta superar a EEUU como líder global en educación superior, investigación e innovación. Permitirles reemplazar a este país como destino principal para los estudiantes e investigadores más talentosos podría causar un daño irreparable”, agregó la AUU.
Peter McPherson, presidente de la Asociación de Universidades Públicas y con Dotación de Terrenos (APLU), expresó que las consecuencias de la orden ejecutiva van más allá de la comunidad educativa y pidió que se reconsidere con prontitud.
“Esta decisión agrega gran incertidumbre a los estudiantes internacionales e investigadores y a otros que estén considerando venir a nuestros campus”, agregó McPherson.
En fotos: Segunda jornada de rechazo al veto de Trump a los musulmanes

























