Dylan Roof se declara culpable de la masacre en Charleston para evitar una segunda pena de muerte

El joven supremacista aún debe enfrentar la pena de muerte que le impuso un juez federal en enero por crímenes de odio y por haber obstruido la práctica religiosa de las víctimas que se encontraban en la iglesia metodista. Este lunes le impusieron además nueve cadenas perpetuas.

Dylan Roof
Dylan Roof
Imagen Grace Beahm-Pool/Getty Images

Dylan Roof se declaró culpable este lunes ante un jurado estatal del asesinato de nueve personas en una iglesia de Charleston en junio de 2015, lo que lo deja a la espera de su ejecución en una prisión federal y libra a las familias de las víctimas de un segundo juicio.

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El joven, que se autodefine como supremacista blanco, reconoció su culpabilidad en una audiencia este lunes por la tarde, acompañado por su defensa y vistiendo su overol gris de presidiario. Al declararse culpable cambió –en esta audiencia– una segunda sentencia a muerte que era pedida por los fiscales, por la prisión de por vida.

Al final de la audiencia, el juez estatal le impuso una condena de nueve cadenas perpetuas por la masacre.

El 17 de junio de 2005, Roof manejó 90 minutos desde su casa para llegar a la iglesia metodista de Carolina del Sur, donde entró, escuchó la reunión por unos 15 o 20 minutos y, luego, baleó a sangre fría a la reverenda Clementa Pinckney y a otras ocho personas afroamericanas que se encontraban –con los ojos cerrados– en una sesión de lectura de la Biblia. Previamente, había colocado en internet un manifiesto reivindicando la supremacía racial.

Los fiscales del caso aseguran que el joven había planificado la masacre durante meses, que actuó con un "corazón frío" y "malvado, que compró municiones y el arma homicida, que se preparó física y mentalmente para asegurarse de "que haría lo que tenía que hacer" y que exploró las actividades de la iglesia y sus horarios.

Sin embargo, luego de este lunes Roof no se libera de su primera condena. Deberá ser trasladado eventualmente a una prisión federal en otro estado, donde esperará por su ejecución, impuesta por un juzgado federal en enero que lo halló culpable de crímenes de odio y obstrucción de la práctica religiosa.

Durante esas audiencias, se conoció el contenido de un diario que le fue confiscado en la prisión del condado de Charleston. Allí, el joven supremacista confesaba que no derramó ninguna lágrima tras los asesinatos y que no lamentaba lo que había hecho. "Sí siento pena por los inocentes niños blancos que deben vivir en este país enfermo y por las inocentes personas blancas que son asesinadas a diario por una raza menor", escribió el hombre de 22 años, quien se defendió a sí mismo en ese proceso.

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También en esas audiencias, algunos sobrevivientes contaron lo ocurrido en la iglesia ese 17 de junio. Una de ellas fue Felicia Sanders, quien se hizo la muerta junto a su nieta mientras veía morir a su hijo desangrado. "Salieron 77 disparos de alguien que nosotros creíamos que quería buscar al Señor", contó en llanto la mujer, la primera testigo en subir al estrado hace dos miércoles . "Todo el tiempo él fue simplemente malvado, malvado, tan malvado como se puede ser", recordó.