Trump lo logró: el bombardeo en Siria sube su popularidad y distrae del 'Rusiagate'

Una encuesta indica que la mayoría respalda el ataque contra Siria ordenado por el presidente, quien vio desaparecer durante el fin de semana la discusión sobre las supuestas conexiones de su campaña con la inteligencia rusa que inflitró las elecciones presidenciales.

Video ¿Gobierno ruso tuvo algo que ver con el uso de armas químicas en Siria?

El presidente Donald Trump puede estar conforme con su decimoprimera semana en la Casa Blanca. La operación militar de castigo contra Siria realizada el jueves pasado cuenta con el apoyo de la mayoría de las estadounidenses y de paso, ha servido para mover el foco del escándalo de los supuestos contactos entre su campaña y la inteligencia rusa, el llamado ‘Rusiagate’.

En una encuesta de la cadena CBS realizada entre el viernes 7 (día siguiente del ataque) y el domingo 9 de abril, el 57% de los encuestados dijo apoyar la acción presidencial de atacar con misiles Tomahawk instalaciones de la fuerza aérea siria de la que Washington asegura que partió el ataque con armas químicas contra un pueblo del oeste del país el martes pasado que dejó unos 80 muertos.

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La misma encuesta muestra también un leve repunte en la popularidad del presidente, de 43%, una recuperación de 3 puntos respecto a la semana previa. Trump es el presidente que más rechazo ha tenido en los primeros días de su gobierno, un periodo que suele conocerse como la ‘luna de miel’.

Pese al respaldo a la acción puntual de castigo al presidente bashar al-Asad en Siria, hay poca disposición entre los encuestados a respaldar una escalada militar en la zona. Solo un 18% dijo estar de acuerdo con el despliegue de tropas estadounidenses para detener la guerra civil siria.

El respaldo no es un cheque en blanco. El 70% asegura que el presidente necesita la autorización del Congreso para tomar medidas adicionales. Entre quienes se identifican como republicanos esa cifra es igualmente alta: el 50%.

Otro asunto es la confianza en la capacidad de Trump de manejar la crisis siria. El 80% de los republicanos creen que será capaz de lidiar con ella, mientras que el 84% de los demócratas piensa exactamente lo contrario, que no sabrá manejarla.

¿Cuál ‘Rusiagate’?

Esta fotografía de la opinión pública refleja el sentimiento entre la clase política estadounidense.

La sorpresiva represalia del jueves fue aplaudida, o al menos entendida, por la mayoría de los senadores y representantes en el Capitolio, aunque algunos de los demócratas se quejaran de que la operación no fue consultada antes con el Legislativo.

No es posible saber hasta qué punto estuvo en el cálculo de la Casa Blanca el efecto que la operación militar tendría en el debate político, que hasta el jueves estaba dominado por el escándalo de las supuestas conexiones entre operadores de la campaña presidencial republicana y miembros de la inteligencia rusa, a la que se señala como responsable de haber hackeado las elecciones en EEUU.

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La mañana del jueves, mientras los portavoces del gobierno de Trump radicalizaban su discuso contra al-Asad por el ataque químico del martes y asomaban que se tomarín “acciones” sin llegar a definirlas, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el republicano Devin Nunes, se retiró de la investigación.

El propio Nunes está bajo investigación del Comité de Ética parlamentario tras denuncias recibidas por parte de quenes consideran que no ha actuado transparentemente en el caso y que ha servido como ficha de la Casa Blanca.

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Tillerson en Moscú

En pocos días, el presidente Trump ha logrado distanciarse de la figura del ruso Vladimir Putin y debilitar los argumentos de quienes desconfían de un eje Moscú-Washington. La lógica que usan algunos preguntar a los que sospechan cómo puede haber EEUU atacado al principal aliado de Rusia en Medio Oriente si eso iba a arriesgar la supuesta conexión especial entre ambos líderes.

Además, como consecuencia de los eventos en Siria, el secretario de Estado Rex Tillerson empezará este martes una visita a Moscú muy diferente de la que habría sido esperar apenas una semana atrás.

El domingo Tillerson tuvo duras palabras contra el gobierno de Vladimir Putin al que acusó de “fracasar en honrar sus compromisos de los acuerdos de armas químicas alcanzados en 2013", según dijo en el programa This Week de la cadena ABC.

Esa retórica dista de la postura que tenía el presidente Donald Trump cuando llegó al poder hace poco más de dos meses, cuando abogó por reparar la relación Washington-Moscú y trabajar juntos, entre otras cosas, para estabilizar la situación en Siria sumida en una guerra civil desde 2011 y la peor crisis humanitaria de la historia reciente.

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En 2013 tras un ataque con armas químicas que dejó cientos de muertos en un suburbio de Damasco y que casi dispara una intervención militar estadounidense, Moscú se comprometió a asegurar y destruir el armamento químico del gobierno de Bashar al-Asad.