A veces da la impresión de que en la Casa Blanca hay un gran desorden que distrae de las labores de gobierno e impide la concreción de la agenda política de Donald Trump.
Las cosas que logró Trump en su primer año (y algunas no son del todo mérito suyo)
Desde la reforma de impuestos hasta la desregulación de la economía, pasando por el reforzamiento de las cortes con conservadores confiables, el presidente ha cumplido con algunos de los cometidos que propuso como candidato.


A pesar de despidos de varios altos funcionarios, la falta de muchos puestos claves en departamentos de la administración y la aparente descoordinación o falta de comunicación con el Congreso, Trump ha conseguido cumplir con varios objetivos que se planteó en su campaña electoral: desde la reforma de impuestos hasta la desregulación de la economía, pasando por el reforzamiento de las cortes con conservadores confiables.
Entre los éxitos que reclama la Casa Blanca, no todos reconocen el mérito que Trump se anota en algunos campos, como el económico o el militar. De hecho, no se cree que algunos de ellos —como el desmontaje de regulaciones ambientales— puedan considerarse positivos.
Reforma de impuestos
En diciembre el presidente firmó la nueva Ley de Impuestos con la que se realizó una sustancial rebaja de las tasas que se cobran a empresas y ciudadanos, y aunque la Casa Blanca la calificó como “la mayor de la historia”, solo es la mayor legislación que acomete el Congreso en esa materia desde 1986.
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El centro de la legislación es la reducción de la tasa corporativa del 35% al 21%, algo que el gobierno asegura que ayudará a las empresas a realizar más inversiones y aumentar sueldos.
Aunque muchos economistas han desestimado que esa sea la línea que vayan a adoptar los empresarios, en las últimas semanas varias empresas anunciaron que pagarán bonos a sus empleados (Costco, Walmart) o que repatriarán ganancias del exterior (Apple) amparándose en los beneficios de la nueva ley.
En general, los ciudadanos de clase media se beneficiarán de un sistema simplificado y alguna reducción en las tasas que pagan, aunque a diferencia de los recortes a las empresas, esos beneficios se vencerán dentro de siete años.
Corte Suprema
El primer éxito de Trump fue la confirmación en abril de Neil Gorsuch como magistrado de la Corte Suprema de Justicia, en sustitución del fallecido Antonin Scalia. Con ello se cubrió un puesto que estaba vacante desde febrero por la negativa republicana a considerar al nominado que presentó el presidente Barack Obama.
La llegada de Gorsuch al máximo tribunal no altera el llamado balance ideológico de la Corte, pues el nuevo juez comparte la filosofía judicial de Scalia, considerado el magistrado más conservador de los nueve que integran el Supremo.
Además de Gorsuch, el Senado confirmó a 12 de los candidatos presentados por Trump para ser jueces de apelación, un récord para un presidente en su primer año de gobierno.
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Buena marcha de la economía
El presidente se adjudica el crédito por la buena marcha de la economía, reflejada en los bajos índices de desempleo y el indetenible crecimiento de los mercados bursátiles.
Aunque ambas son tendencias que se venían registrando ya bajo el gobierno de Obama, el mandatario asegura que es el resultado de la explosión de confianza que siguió a su elección como presidente en noviembre de 2016.
El desempleo está en 4,1%, lo que significa 0,7% menos que en enero del 2017 y el Producto Interno Bruto ha crecido un 3%, ligeramente superior al promedio de los dos últimos años previos.
De los índices bursátiles, el industrial Dow Jones es el que ha tenido el mejor desempeño, con un crecimiento del 31% desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. Este viernes 19 de enero superó los 26,000 puntos.
Aunque muchos economistas indican que hasta la reforma impositiva el nuevo gobierno no había establecido una nueva política económica y que el buen desempeño que muestran los índices es en gran medida la continuación del impulso que traía la economía, cada vez más personas atribuyen a Trump la responsabilidad de los logros económicos.
El desempleo está en 4,1%, lo que significa 0,7% menos que en enero del 2017 y el Producto Interno Bruto ha crecido un 3%, ligeramente superior al promedio de los dos últimos años previos.
Desmontaje de regulaciones
El gobierno se ufana del trabajo que ha hecho desmontando regulaciones (la mayoría de ellas heredadas de Obama) que, según su visión, afectaban la competitividad económica del país frente a otras naciones.
La construcción del polémico oleoducto Keystone fue desbloqueada por la Casa Blanca, así como la prohibición de exploración petrolera en las costas y en zonas de Ártico. También se desmontó la llamada Clean Power Act que establecía controles de polución a generadoras de electricidad que la industria del carbón consideraba perjudiciales a sus intereses.
Trump generó una sacudida global al sacar a EEUU del Acuerdo de París contra el Cambio Climático, argumentando que sus regulaciones castigaban desproporcionadamente al país y le impedían el desarrollo de negocios, en tanto que otros países recibían un trato menos restrictivo.
Lucha contra ISIS
La Casa Blanca presenta el retroceso del grupo extremista Estado Islámico o ISIS como un resultado de permitir al Pentágono retomar el control de las operaciones militares, que antes estaba muy supervisado por el poder ejecutivo.
En líneas generales, Trump mantuvo la estrategia militar que practicó Obama de establecer alianzas con grupos regionales y coordinar apoyo aéreo sin que las tropas estadounidenses se vieran involucradas directamente. El retroceso de Estado Islámico fue mayor a lo largo del 2017 y se simboliza con la pérdida de las dos principales ciudades que controlaba: Raqqa, en Siria y Mosul, en Irak.





















