"Volverá a ocurrir": lo que un historiador de hace 2,500 años nos enseña del asalto al Capitolio y las fracturas de la democracia en EEUU
Ha llegado el segundo aniversario de la insurrección del 6 de enero de 2021.
Y cada nueva revelación sobre ese brutal asalto de una turba a nuestro gobierno plantea una serie de nuevas preguntas sobre lo que ocurrió en los días previos, en particular quién estuvo involucrado en la planificación de los acontecimientos de ese día.
¿Por qué, por ejemplo, se dice que el expresidente Donald Trump consideró un indulto general para todos los insurrectos?
La respuesta a esa pregunta y a otras seguramente suscitará más preguntas y, en última instancia, revelará el alcance de lo que todavía no sabemos, y puede que nunca sepamos.
Pero quizá ahora, dos años después, tengamos por fin la perspectiva para ver que la mentira que Trump dijo sobre las elecciones de 2020 -que él ganó y el presidente Joe Biden perdió- sigue destrozando el tejido de nuestra democracia.
Pero, ¿cómo le damos sentido a todo esto?
Como profesora de inglés y estudiosa de los clásicos, sugiero tomar las ideas y la objetividad de un historiador que vivió hace casi 2,500 años y que pueden reforzar nuestra comprensión de la difícil situación actual del país.
Al principio de su gran obra, "Historia de la Guerra del Peloponeso", sobre la guerra que enfrentó durante décadas (431-404 a.C.) a Atenas y Esparta, el historiador ateniense Tucídides (460-400 a.C.) expresa la esperanza de que su "Historia" sea "juzgada útil por quienes quieran comprender claramente los acontecimientos que sucedieron en el pasado y que (siendo la naturaleza humana lo que es) se repetirán, en un momento u otro y de forma muy parecida, en el futuro".
Las divisiones fracturan las democracias
Durante los primeros días de la pandemia del COVID-19, se citaba con frecuencia a Tucídides, y con razón.
En "Historia", dedica un breve pasaje a la Gran Peste que asoló Atenas en 432.
Tras describir los síntomas, parece tomar distancia y comentar los terribles daños causados por la peste, no solo en el cuerpo de las personas, sino también en su comportamiento y, por extensión, en la ciudad-estado que se había enorgullecido de su democracia.
La responsabilidad cívica dio paso a un énfasis desesperado en la supervivencia individual o la gratificación inmediata, y el espíritu de cooperación crucial para una democracia que funcionara se marchitó.
Periodistas, historiadores y profesores de clásicos escribieron no solo sobre las similitudes entre la Gran Peste y el covid-19, sino también sobre la fuerza intemporal de la visión de Tucídides.
Cuando se trata de un pasaje igualmente célebre sobre la guerra civil, más adelante en la misma obra, Tucídides utiliza la misma técnica.
Primero ofrece una descripción granular del caótico faccionalismo. A continuación, da un paso atrás y ofrece una evaluación objetiva y fría de los grandes desórdenes que acompañan a la lucha civil.
Escribe sobre el conflicto civil en Corcyra (la actual Corfú) a raíz de la guerra más amplia entre Atenas y Esparta por el territorio y el poder.
Las causas de los disturbios civiles difieren, pero algunas de las conclusiones de Tucídides sobre la democracia y los disturbios civiles se aplicaban a la sociedad estadounidense hace dos años, y siguen aplicándose ahora.
Volverá a ocurrir
Entre las agudas ideas de Tucídides, creo que hay dos que destacan en nuestro momento.
La primera es cómo la gente cambia los valores y las normas para adaptarlos a sus agendas políticas.
En palabras de Tucídides, "para adaptarse al cambio de los acontecimientos, las palabras... tuvieron que cambiar sus significados habituales. Lo que antes se describía como un acto irreflexivo de agresión se consideraba ahora como el coraje que uno esperaría encontrar en un miembro del partido; pensar en el futuro y esperar era simplemente otra forma de decir que uno era un cobarde; cualquier idea de moderación era sólo un intento de disfrazar el carácter poco varonil de uno; la capacidad de entender una cuestión desde todos los puntos de vista significaba que uno era totalmente incapaz para la acción".
Y en segundo lugar, el historiador señala la extrema polarización, causa yresultado del faccionalismo, que resulta tan sorprendente hace 2,000 años y hoy en día.
Escribe: "La sociedad se había dividido en dos bandos ideológicamente hostiles, y cada bando miraba al otro con recelo".
En cuanto a poner fin a este estado de cosas, no se podía dar ninguna garantía en la que se pudiera confiar... todo el mundo había llegado a la conclusión de que era inútil esperar un acuerdo permanente, por lo que, en lugar de poder sentir confianza en los demás, dedicaban sus energías a procurar no resultar ellos mismos heridos."
Las luminosas reflexiones de Tucídides, por sombrías que sean, nos ayudan a elevarnos por encima de las incesantes reacciones y predicciones del ciclo de noticias de 24 horas que parece que nunca va a terminar.
Y, aunque termine, nos advierte Tucídides, "en un momento u otro y de forma muy parecida", volverá a ocurrir.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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