La lucha contra la gordura: por qué la obesidad en EEUU está empeorando

Los gimnasios de todo el país estarán llenos en el nuevo año con gente que se apega, aunque sea brevemente, a su propósito para Año Nuevo de perder peso. La mayoría de ellos no sabe que las cartas están en su contra y que la pérdida de peso es mucho más complicada que entrenar y no comer postre.
Con años ya en la epidemia de obesidad, millones de estadounidenses han intentado perder peso, y millones de ellos no lo han logrado a largo plazo. Es tan grave ahora que cerca del 40% de los estadounidenses son obesos. Hoy, la mujer promedio en Estados Unidos pesa alrededor de 168 libras, aproximadamente lo mismo que un hombre promedio en 1960. Y no es que las cinturas de los muchachos no se hayan inflado también. Los hombres han ganado en promedio casi 30 libras desde la toma de posesión de John F. Kennedy en 1961.
De 1976 a 1980, poco menos de 1 de cada 7 adultos estadounidenses (el 15.1%) era obeso.
Ahora, a pesar de los esfuerzos de la gente, la obesidad está en su nivel más alto, con alrededor del 40% de los adultos estadounidenses y el 18.5% de los niños, considerados obesos. Esto es, en sí mismo, un aumento de alrededor del 30%, solo desde 2000 cuando aproximadamente el 30% de los adultos estadounidenses eran obesos.
Estados Unidos –y cada vez más el mundo entero– se encuentra bajo una verdadera epidemia, cuya gravedad se pierde en nuestra obsesión por las dietas. Un estudio estimó un adicional de 65 millones de estadounidenses obesos para el año 2030, y un aumento en los costos médicos entre $48,000 y $66,000 al año.
El porcentaje de la población total que es obesa ha aumentado del 19.4% en 1997 a más del 30% en 2015.
Como endocrinólogo, estudio la obesidad y trato a las personas con obesidad todos los días. Aquí hay algunas cosas que veo para comenzar a abordar el problema.
Costos en todos los ámbitos
La obesidad, definida como un índice de masa corporal de al menos 30, es mucho más que vanidad. Daña la calidad de vida y agrava los riesgos para la salud que involucran muchas condiciones médicas en niños y adultos. Las personas obesas incurren en mayores costos médicos, viven vidas más cortas y pierden más trabajo que sus contrapartes más delgadas.
Los riesgos para la salud incluyen enfermedad de la vesícula biliar, osteoartritis, gota, apnea del sueño, síndrome de ovario poliquístico, enfermedad cardiovascular y un amplio espectro de cánceres, como el de páncreas, hígado, mama y riñón.
La obesidad también conduce a condiciones metabólicas como la hipertensión, la diabetes tipo 2 y la enfermedad hepática grasa no alcohólica, que durante mucho tiempo se ha pasado por alto como una consecuencia potencialmente mortal de malos hábitos alimenticios. Esta enfermedad fue rara hasta 1980.
Los costos médicos asociados con la obesidad son enormes y crecen. Un estudio estimó los costos anuales de atención médica de la obesidad en los Estados Unidos en dólares de 2008 en $209,7 mil millones. Para poner esto en perspectiva, considere que eso es casi la mitad del monto del déficit federal estimado para el año fiscal 2018. Aproximadamente 1 de cada 5 dólares para cuidados de la salud se gastan para tratar enfermedades relacionadas con la obesidad.
Los costos también son altos para las personas. En comparación con las personas de peso normal, los pacientes obesos gastan 46% más en costos de hospitalización, 27% más en atención ambulatoria y 80% más en medicamentos recetados.
¿Una enfermedad de la sociedad estadounidense?
Las raíces de la obesidad están en la cultura estadounidense, desde el estrés en el lugar de trabajo, pasando por la avalancha de publicidad de alimentos, hasta nuestra tradición de excedernos durante las vacaciones. Las papilas gustativas de nuestra juventud se crían con comida chatarra y golosinas azucaradas, hábitos que siguen a los niños hasta la edad adulta.
La sociedad estadounidense está estructurada en torno a la productividad y largas horas de trabajo. Esto lleva a vidas desequilibradas, rutinas poco saludables y personas infelices. El estrés y la falta de sueño pueden contribuir a la obesidad.
Para muchas familias que forcejean entre salario y salario, los alimentos que tienen más sentido financiero son las opciones procesadas, envasadas y grasosas con mayor cantidad de calorías.
Las porciones de comida en los restaurantes también han aumentado drásticamente en las últimas décadas. El porcentaje de nuestro presupuesto de alimentos gastados en comidas fuera de casa aumentó al 46% en 2006, un 20% desde 1970. La tentación de alimentos poco saludables está en cada esquina, en nuestras salas de descanso y en nuestros supermercados favoritos. Los estadounidenses estamos comiendo demasiado, pero parece que no podemos revertirlo. ¿Por qué?
Algunos culpan de la epidemia a la llegada del microondas y al crecimiento de las opciones de comida rápida desde la década de 1970. Además, nuestras elecciones de alimentos han cambiado y las industrias para los mercados masivos de alimentos engordan la comida para niños.
Los estadounidenses son más sedentarios que hace décadas. Nuestras vidas están ligadas a pantallas de computadora, grandes y pequeñas, tanto en nuestros trabajos como en nuestros hogares. Nuestros niños ahora son criados por dispositivos de mano que sirven como compañeros de juego, en un mundo donde 'jugar a la pelota' es más probable que se haga a través de la conexión a Internet que el campo de juego real.
¿Culpar a la víctima?
Muchos de nosotros invocamos la 'fuerza de voluntad' en nuestra lucha contra la grasa, culpándonos y avergonzándonos a nosotros mismos y a los demás por no perder peso. Mientras que muchas personas han perdido peso en el corto plazo, luchan por romper el ciclo de adicción a la comida y las elecciones de alimentos poco saludables. Sin embargo, los científicos han aprendido que no se trata de una escasez de fuerza de voluntad, sino de una abundancia de factores fisiológicos que hacen que el cuerpo se aferre a la grasa.
Los pacientes que permanecen solos con solo su fuerza de voluntad y la última dieta para guiarlos, invariablemente enfrentan una gran dificultad frente a una enfermedad compleja como la obesidad. Hacerlo solo puede ser una barrera ante las opciones de tratamiento apropiadas, como el asesoramiento en la modificación del comportamiento, los medicamentos contra la obesidad y la cirugía bariátrica.
La recuperación del peso es común, ya que las dietas estructuradas son difíciles de seguir en el largo plazo. El cuerpo resiste la restricción calórica a largo plazo enviando señales a nuestro cerebro que provocan un antojo de alimentos, haciendo que las dietas sean propensas al fracaso.
Debido a la frustración, muchas personas simplemente están renunciando al adelgazamiento, por lo que la obesidad es una norma social aceptada. Un estudio ha demostrado un porcentaje decreciente de hombres y mujeres que intentan perder peso desde 1988, tal vez debido a la falta de motivación después de los esfuerzos fallidos.
Correcciones
Aun así, estamos progresando en la lucha contra esta epidemia. Los estudios muestran que la obesidad parece estar estabilizándose en los caucásicos, aunque no en las minorías étnicas. Pero los números ya son tan altos que el término “estancamiento” parece más eufemístico que esperanzador.
Sin embargo, la investigación científica ha demostrado que las soluciones no se basan en la dieta. Las soluciones son complejas y tomarán tiempo y recursos. Los pacientes necesitan más apoyo del que están recibiendo.
Claramente, nuestro país necesita un mayor esfuerzo sistemático en los ámbitos de la salud pública, el gobierno y la industria. Para empezar, nuestros líderes políticos deberían hacer que la lucha contra la obesidad sea una prioridad. Nuestra nación enfrenta muchos desafíos y la epidemia de obesidad ha caído al final de una larga lista de problemas de atención médica.
Las escuelas podrían jugar un papel importante. Los estudiantes deben recibir educación adicional en las escuelas sobre buenos hábitos alimenticios y sobre cómo controlar el estrés.
Como alguien que ve esta enfermedad devastadora todos los días, creo que las aseguradoras médicas deben estar más dispuestas a pagar por adelantado para controlar la obesidad antes de que se convierta en una enfermedad mucho más costosa de tratar. Dada la estructura del seguro médico ahora, los médicos simplemente no pueden pasar el tiempo necesario con los pacientes para comunicarse y educar adecuadamente.
Los estudios han demostrado que muchas aseguradoras excluyen tratamientos para la obesidad.
Cada uno de nosotros debe convertirse en defensor de una forma de vida más saludable. Los adultos pueden comenzar por enseñar a nuestros jóvenes sobre los buenos hábitos alimenticios, insistiendo en un mejor equilibrio en el lugar de trabajo y exigiendo una mayor responsabilidad por parte de las industrias de alimentos y salud y de nuestro gobierno. Hacer eso ayudará a garantizar un futuro más brillante y saludable para nuestros hijos.

*Kenneth Cusi es profesor de endocrinología en la Universidad de Florida
