Rosa Robles, una madre indocumentada que salió este miércoles de la iglesia en la que se refugió por 15 meses para evitar su deportación, tiene un mensaje para quienes la apoyaron.
"Le doy las gracias a todos", dijo Robles en entrevista telefónica con Univision Noticias minutos antes de salir de la iglesia en el sur de Tucson, Arizona. "A los que pusieron signs en sus casas, a los medios que estuvieron conmigo paso a paso, a los congresistas, a la ciudad de Tucson. Gracias por tanto apoyo y tanto tiempo conmigo. Paso a paso estuvimos juntos en la lucha".
La inmigrante abandonó este miércoles su santuario luego de que su abogada llegara a un acuerdo con las autoridades de inmigración. Robles dijo no estar en libertad de dar detalles sobre el acuerdo, pero precisó que permanecerá en el país y regresará a su hogar en la tarde del miércoles.
La mexicana de 42 años, que limpiaba casas para sustentar a su familia, entró en santuario el 7 de agosto de 2014 después de que recibiera una orden de deportación. Desde entonces durmió cada noche en la iglesia, donde se celebraban vigilias con la esperanza de que ella pudiera quedarse en EEUU.
“Aprendí a ser paciente. Eran días muy duros pero nunca pense en retirarme. Valió la pena esta lucha, no solo por mi familia sino por millones. Muchas familias vinieron a platicar conmigo. Hoy escucho que dicen ‘No me voy’”, dijo.
La parte más difícil de su lucha, dijo, fue estar lejos de su esposo e hijos, quienes la visitaban frecuentemente en el santuario. "La familia es lo más que se extraña, pero al mismo tiempo me dio fuerza para seguir. Mi motivación era mi familia", dijo.
Robles asegura que no fue en vano su estadía en la iglesia. "Aprendí a ver la riqueza del amor de mi familia. Antes de entrar aquí, le preguntaba a Dios: 'Si yo tengo una familia y no tengo problemas de salud, ¿por qué me siento sola?' Hoy me doy cuenta que por alguna razón me tuvo aquí Dios, para decirme con tantos ángeles y tanta gente que no estoy sola. Seguiremos en esta lucha. Mi victoria de hoy continúa en la lucha, porque mi familia no es la única. Son millones, y eso me lo enseñó esta iglesia día a día", dijo.










