ST. LOUIS (Missouri).- Ningún candidato presidencial ha llegado a un debate en un momento tan difícil como el que afronta ahora Donald Trump. Su segundo ni siquiera está dispuesto a defenderle, sus hijos por ahora guardan silencio y senadores, gobernadores y congresistas de su partido huyen despavoridos al escuchar una grabación en la que habla de las mujeres como un depredador sexual.
Cinco detalles que decidirán el segundo debate entre Clinton y Trump
El candidato republicano tendrá en St. Louis la última oportunidad para dejar atrás el escándalo que ha dinamitado la campaña presidencial.


El debate de St. Louis llega en un momento difícil pero también ofrece al candidato una oportunidad: transmitir una imagen distinta de sí mismo ante una audiencia que se presume millonaria pese al fin de semana largo y a la fatiga de la campaña electoral. ¿Logrará el candidato dar un golpe de mano o será el debate el principio del final de Trump? A continuación explico cinco detalles en los que merece la pena fijarse durante el debate.
1. ¿Cómo se disculpará Trump?
El candidato debe abordar el escándalo que ha llevado su campaña al borde del abismo. Una intervención similar a la que grabó el viernes por la noche no será suficiente para calmar las aguas. Trump debe establecer una conexión emocional con sus votantes y expresar un arrepentimiento sincero por su conversación repugnante con Billy Bush.
Esa intervención podría ayudar al candidato a cambiar el relato y convencer a republicanos calculadores como Paul Ryan, Ted Cruz o Marco Rubio de que no les conviene unirse al coro que pide su dimisión. Trump aún está a tiempo de frenar la hemorragia como se puede ver en este tuit.
GOP Trump defections not yet a cascade. Less competitive H districts keep GOP on board while greater % senators jump ship h/t @Taniel data pic.twitter.com/vkF2X2pvff
— Sarah Binder (@bindersab) October 9, 2016
Se antoja difícil que una disculpa pueda ayudar al candidato a atraer a las mujeres de clase media que votaron por Mitt Romney en 2012 y que se resisten a votar por él. Trump tiene experiencia televisiva y superó crisis graves durante las primarias. Pero ninguna provocada por una grabación en la que presumía de ser un agresor sexual.
2. ¿Jugará Trump la carta de Bill?
La derrota en el primer debate convenció al candidato republicano de que había llegado la hora de usar las infidelidades de Bill Clinton como un arma arrojadiza contra su esposa. Así lo sugirió unos minutos después del final de la cita y así volvió a decirlo en varios eventos durante la semana, empujado por algunos de los asesores de la Torre Trump.
Trump mencionó a Bill en sus dos reacciones al vídeo publicado por el Washington Post. En el comunicado que difundió su entorno, aseguró que el expresidente le había dicho “cosas mucho peores en el campo de golf”. En el vídeo que grabó unas horas después, dijo que Bill había “abusado de mujeres” y que su esposa había “acosado, atacado, avergonzado e intimidado a sus víctimas”. En la siguiente frase deslizó una amenaza: “Hablaremos más sobre esto en los próximos días”.
A priori no parece la mejor estrategia pero el candidato republicano no tiene mucho que perder. Muchos de sus votantes mencionan las infidelidades de Clinton en sus eventos y recuerdan su destitución fallida como un momento oscuro en la historia reciente. Poner a Bill en el centro del debate no dará votos a Trump pero puede ayudarle a movilizar a sus votantes en torno al enemigo común.
Sus últimos retuits del sábado apuntan a esa estrategia: su autora es Juanita Broaddrick, una mujer de Arkansas que acusó a Bill Clinton de violarla en un hotel en abril de 1978. El expresidente siempre ha negado esa acusación, que Broaddrick volvió a hacer en esta entrevista publicada en agosto por Buzzfeed.
How many times must it be said? Actions speak louder than words. DT said bad things!HRC threatened me after BC raped me.
— Juanita Broaddrick (@atensnut) October 8, 2016
Hillary calls Trump's remarks "horrific" while she lives with and protects a "Rapist". Her actions are horrific.
— Juanita Broaddrick (@atensnut) October 8, 2016
3. ¿Qué dirá Hillary sobre su esposo?
El vídeo obsceno de Trump hace casi imposible que no se hable de la vida personal de la candidata demócrata. No es un asunto cómodo para Hillary, que se verá obligada a responder por enésima vez sobre episodios que sucedieron hace varias décadas y que también empañaron su carrera al Senado y su primera campaña presidencial.
Trump intentará presentar a su adversaria como una cómplice de las infidelidades de su esposo y regurgitará sus peores palabras sobre sus amantes. A Monica Lewinsky la llamó “dibujo animado narcisista”. De Gennifer Flowers dijo que era “una cantante de cabaret fracasada que no tenía una hoja de vida en la que apoyarse”.
Parece difícil que Trump logre sacar algo en limpio de una estrategia así. Arrojar al barro a su rival no convencerá a los indecisos de una cierta edad que conocen bien la historia de los Clinton. El objetivo del candidato es quizá descubrir el peor rostro de Hillary a los votantes más jóvenes y reducir al máximo la participación en un grupo al que la candidata demócrata necesita para ganar.
4. ¿Quién será más empático?
El segundo debate no será como el primero. Los candidatos no hablarán detrás de un atril sino de pie junto a una banqueta y las preguntas no las harán (sólo) los moderadores sino una veintena de ciudadanos escogidos por la firma Gallup según su demografía, su género y su edad.
Es lo que aquí se conoce como town hall: un encuentro de los candidatos con los votantes que es muy popular en lugares como New Hampshire y que no siempre manejan bien los candidatos, acostumbrados al cuerpo a cuerpo con otros políticos pero no al contacto con la gente corriente.
¿A quién de los dos aspirantes favorece el formato? A priori Clinton debería tenerlo más fácil porque ha intervenido en decenas de debates similares en las últimas décadas. Pero su interacción con los votantes no siempre ha sido la mejor.
Este incidente durante un acto de recaudación ofrece una idea de sus problemas para improvisar en situaciones incómodas. Barack Obama también hace esto de forma más natural.
El problema de Trump es precisamente su talento para la improvisación, que le puede llevar a decir cosas sin sentido o a insultar a su interlocutor.
Su ascenso inesperado durante la primaria demuestra que es capaz de conectar con un sector de los votantes sin un guión preconcebido. Pero los votantes a quienes deberá responder en St. Louis no son los incondicionales que lo jalean en sus mítines. ¿Cómo reaccionará si una joven le reprocha sus palabras sobre las mujeres? ¿Qué dirá si un mexicano sin papeles le pregunta por qué le ha llamado criminal?
Un town hall es un campo de minas para cualquier candidato pero quizá esta vez es más difícil para Trump. El envés de ese argumento tiene que ver con las expectativas: los escándalos sobre sus impuestos, su fundación y su vídeo obsceno las han rebajado tanto que quizá esta vez lo tiene más fácil para transmitir una buena impresión.
5. ¿A quién beneficiará la sombra de Ferguson?
El debate se celebrará a unos kilómetros de Ferguson, la ciudad donde la muerte del joven afroamericano Michael Brown desató unos graves disturbios raciales hace dos años.
Clinton aprovechará este extremo para hablar de la tensión racial en las grandes ciudades y para recordar las conexiones de su adversario con los racistas blancos. Trump recordará que St. Louis es la ciudad donde más ha subido el crimen, elogiará a la policía y se presentará como el antídoto a los problemas de orden del país.
La tensión racial no es un asunto fácil para ninguno de los dos. Los Clinton aprobaron leyes que enviaron a prisión a miles de afroamericanos y que todavía hoy tensan su relación con los activistas de movimientos como Black Lives Matter. El Gobierno federal acusó a Trump de negarse a alquilar sus apartamentos a inquilinos afroamericanos y este mismo viernes defendió su intervención en el caso de los cinco de Central Park, en el que ayudó a condenar a cinco afroamericanos cuya inocencia se probó décadas después.
El objetivo de Trump es emular a Richard Nixon y presentarse como el único candidato capaz de mantener el orden en un entorno aparentemente convulso. Pero las cifras no se corresponden con esa visión. La delincuencia ha repuntado en algunas ciudades pero se encuentra en los niveles más bajos del último medio siglo.
Cuando escuches a Trump decir que el crimen se ha disparado, recuerda estos cuatro gráficos: no es así #RNCinCLE pic.twitter.com/KjUp2xcUcB
— eduardosuarez (@eduardosuarez) July 22, 2016








