“Ya perdimos demasiadas vidas”: Los Ángeles padece el año más violento en una década

Autoridades y activistas coinciden en que la pandemia empeoró el problema de inseguridad en la segunda ciudad más grande de Estados Unidos. Entre los factores para llegar a 300 homicidios señalan el alto índice de desempleo, el cierre de las escuelas y la cancelación de programas sociales.

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Arlene Leonor Rodríguez, una joven de 24 años y con siete meses de embarazo, estaba sentada en su auto esperando a que lo repararan cuando un hombre se acercó y le disparó varias veces. Sucedió el 15 de noviembre, a plena luz del día, en el vecindario de Wilmington, en Los Ángeles.

Rodríguez fue transportada a un hospital, donde fue declarada muerta. Su bebé tampoco sobrevivió.

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Este no es un incidente aislado en Los Ángeles, una ciudad en la que son comunes los tiroteos vinculados a las pandillas. Pero este año ya han ocurrido 300 homicidios, una cifra que no se registraba desde 2009. Los más afectados han sido los hispanos y afroestadounidenses que viven en barrios marginados.

“Un número que no hemos visto en más de una década: 300 homicidios en un año. Violencia sin sentido y trágica pérdida de vidas”, lamentó la Policía de Los Ángeles (LAPD) en un tuit. “Nuestros oficiales están haciendo todo lo posible para detener la violencia, pero necesitamos su ayuda”, agregó la agencia.


Esta reciente ola de crímenes significa que ya van 43 homicidios más que los que hubo en todo 2019.

Al inicio de la pandemia, cuando estuvo en vigor la orden de quedarse en casa, en Los Ángeles hubo un marcado descenso en asesinatos, balaceras y robos. Lo mismo ocurrió en varias ciudades del país, como Nueva York, Dallas, Chicago, Filadelfia y San Diego.

Sin embargo, la actividad criminal se aceleró en las últimas semanas, principalmente en el sur de Los Ángeles, una región donde la comunidad inmigrante ha ido ganando terreno hasta volverse mayoría.

Del 1 de enero al 2 de octubre, 40 menores de edad perdieron la vida por impactos de bala en esa zona, incluyendo nueve niños que tenían menos de diez años, informó la policía.

“Esta es violencia que impacta a los más jóvenes e inocentes”, lamentó el jefe del LAPD, Michel Moore, en una conferencia el mes pasado en la cual encendieron las alarmas por este problema de inseguridad.

“Se bajó y comenzó a dispararle”

Al finalizar septiembre estaba tan mal la situación, que en un período de 24 horas cuatro personas murieron por balaceras y otras once resultaron heridas.

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Una de las víctimas fue un muchacho de 21 años al que confundieron pandilleros mientras conducía su auto del trabajo a su casa. “Un individuo se bajó y comenzó a dispararle a este joven”, describió Moore.

Aunque el sur de Los Ángeles constituye el 12% del territorio de esa metrópoli, en los primeros diez meses del año allí ocurrió el 39% de los homicidios de toda la ciudad, así como el 44% de los tiroteos y casi la mitad de las víctimas de balaceras.

“Ya perdimos demasiadas vidas en las últimas semanas”, expresó en octubre el concejal de esa jurisdicción, Marqueece Harris-Dawson, haciendo un llamado para responder al problema "antes de que crezca".


Se pensaba que la pandemia detendría significativamente la violencia, pero no fue así. “Los niños están fuera de las escuelas, las armas están en las calles y hay menos policías patrullando: son los ingredientes para que se incremente el crimen”, advirtió Joe Buscaino, un expolicía que representa esa zona en el Concilio Municipal.

El jefe de la policía de Los Ángeles cree que el coronavirus impactó su estrategia de seguridad, porque canceló programas que buscan reducir la violencia, como contratar a expandilleros para conversar con las bandas para reducir las tensiones y la iniciativa llamada ‘Luces de Noche en el Verano’, que ofrece actividades deportivas nocturnas en parques ubicados en las zonas más violentas.

“Somos animales sociales que trabajamos mejor unidos y esta pandemia interrumpió todo eso”, dijo Moore.

Dos muertos en un festejo masivo

Este año, los crímenes han ocurrido incluso en momentos de gozo colectivo. La noche en la que miles de personas salieron a las calles para festejar el triunfo de los Dodgers en las Ligas Mayores, dos jóvenes fueron baleados por sujetos que rompían las ventas de los autos con un bate de béisbol.

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Juan Carlos Guillén, de 22 años, y Marco Antonio Vázquez, de 30, decidieron enfrentarlos en Sylmar, un barrio hispano en el norte de la ciudad, cuando les dispararon fatalmente.

“Su corazón siempre estaba lleno de alegría. Siempre buscando ayudar a otros en necesidad. Desafortunadamente, falleció debido a un trágico incidente”. Así describen a Vázquez en una cuenta en GoFundMe que recogió donaciones para su funeral.

Mientras que Guillén fue recordado como un “joven muy dulce, cortés, detallista e inofensivo”.

La Policía no ha detenido a ningún sospechoso por estos crímenes, ni siquiera porque había varias personas en el lugar celebrando el campeonato de los Dodgers.

El homicidio más reciente, el de un joven de 17 años que fue baleado este fin de semana mientras conducía su motocicleta cerca de su casa, fue reportado por la subjefa del LAPD, Emada E. Tingirides.

“¡¡Tengo el corazón partido!!”, expresó Tingirides en su cuenta de Twitter. "Un fin de semana como este crea un trauma duradero en las comunidades. Orando por el sur de Los Ángeles", agregó.

Earl Ofari Hutchinson, presidente de la organización Los Angeles Urban Policy Roundtable, considera que hay otros factores que han generado un comportamiento violento este año.

“El aumento de los homicidios no es sorprendente dado el alto desempleo, la amenaza de desalojos, el aumento de las personas sin hogar, los cierres y las interrupciones en los negocios, y las tensiones e incertidumbres generalizadas”, dijo Hutchinson a Univision Noticias.

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El activista subraya que no solo la Policía debe resolver este problema. “Se necesita un enfoque unificado y coordinado de consejeros, trabajadores sociales, socorristas, empleados de la salud, trabajando en conjunto con las agencias policiales para brindar servicios y recursos de apoyo”, dijo.

Una vez que pase la pandemia, anticipa Hutchinson, las aguas volverán a su cauce en Los Ángeles. “Finalmente, la pandemia termine, entonces se verá una caída en la tasa de homicidios”, dice.

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