Cuando Texas fue la ruta de escape para esclavos que buscaron su libertad al sur de la frontera

El valle del Rio Grande, que hoy es una de las regiones con mayor densidad de población hispana, fue el camino para decenas de miles de afroamericanos de al menos cinco estados sureños que huían de la esclavitud durante el siglo XIX.

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El valle del Rio Grande, en Texas, abarca las comunidades con mayor densidad de población hispana en todo Estados Unidos. Esta región fronteriza con México, que abarca de El Paso hasta Laredo, tiene un 77% de habitantes de origen hispano, cuya amplia mayoría (más el 90%) es de origen mexicano. De ellos, un 55% puede votar en noviembre.

Los latinos y los afroamericanos, las dos minorías más grandes de Texas, se han enfrentado por razones socioeconómicas y políticas. Pero pocos han explorado a fondo las raíces de esta región y su papel antes y durante la Guerra Civil de Estados Unidos.

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Y así como en 2020 esta región es el escenario de miles de personas que huyen de la violencia en sus países para buscar una esperanza en Estados Unidos, hace 150 años ocurrió lo mismo: pero al revés. Decenas de miles de personas huyeron de la esclavitud en el siglo XIX, antes y durante la Guerra Civil de Estados Unidos.

La historiadora Roseann Bacha-Garza descubrió entre papeles y fotografías a dos familias singulares: los Jackson y los Webber. Dos matrimonios entre hombres de pelo cano con mujeres afroamericanas, esclavas emancipadas, que vivían en esta región antes del estallido de la Guerra Civil de Estados Unidos (1861-1865). Y así fue como la investigadora de la Universidad de Texas Rio Grande Valley descubrió un capítulo olvidado en los dos lados de la frontera.

Una historia de amor y una red clandestina

Las casas de las dos familias eran usadas como escalas de una red clandestina utilizada por esclavos para huir a México. Una cadena humanitaria que no solo abarcó Texas, sino también partes de Louisiana, Carolina del Norte, Alabama y Arkansas.

La historia de los Jackson comienza cuando un joven blanco de Alabama, Nathaniel, se enamoró de una esclava negra y “compró” su libertad para casarse con ella. Los dos huyeron a Texas y ahí establecieron su casa, que funcionaba como escala y refugio para los afroamericanos que buscaban libertad hacia el sur.

Ahí conocieron a los Webber, otra pareja mixta, formada por John Ferdinand Webber, oriundo de Vermont y Silvia Hector, exesclava.

La ruta funcionaba de forma similar a la que conducía hacia el norte y que usaban esclavos para ir a los estados del noreste y Canadá, solo que en el sentido contrario.

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México abolió la esclavitud en 1829, 33 años antes de la declaración de emancipación de Abraham Lincoln. Y entre los estados confederados, Texas era el más lejano de lo que ocurría en el centro de las disputas.

Tan así que los esclavos texanos fueron lo últimos en enterarse de que eran libres dos años y medio después de que Lincoln firmase la declaración de emancipación en 1863. El anuncio se hizo el 19 de junio de 1865, fecha que conmemora la festividad de Juneteenth.

La cadena de ayuda para los esclavos que buscaban huir a través de Texas involucró a estadounidenses blancos, inmigrantes alemanes y varios mexicanos y decenas de casas como las de los Jackson y los Webber, que funcionaban como refugio y escalas del largo viaje para cruzar el desierto fronterizo. Así lo relata el libro The Civil War on the Rio Grande: 1846-1876, editado por Bacha-Garza, Christopher L. Miller y Russell K. Skowronek.

La guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848) fue el punto de inicio para que se abriese este corredor. Uno que “era más grande de lo que piensa la gente”, según comentó Karl Jacoby, codirector del Centro para Estudios de Etnicidad y Raza de la Universidad de Columbia, a Associated Press.

Persecución y pocos vestigios

El destino de los esclavos que consiguieron cruzar es desconocido. En parte por los archivos destruidos por las guerras libradas durante la época y en parte porque los recién liberados adoptaban nombres en español para dejar atrás su pasado.

Los afroamericanos que huían de la esclavitud se enfrentaban a la furia de sus “dueños”, que ofrecían recompensas para que les devolviesen “su propiedad” y texanos de raza blanca impedían a mexicanos la entrada a sus negocios, acusándolos de ayudar a los esclavos.

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Los texanos esclavistas llegaron incluso a presionar a México para que devolviese a los afroamericanos que habían huido a su territorio, un tratado que el gobierno mexicano se negó a firmar en 1850 bajo el argumento de que, al pisar territorio mexicano, los recién llegados eran hombres y mujeres libres. Aun así, llegaron al extremo de contratar sicarios para perseguir a afroamericanos incluso en México.

Algunos de los esclavos huían a pie, otros a caballo y otros más a bordo de ferries que los dejaban en costas mexicanas. Artículos recabados en periódicos texanos en julio de 1863 hablan incluso de tres afroamericanos que cruzaron el Rio Grande a bordo de frágiles embarcaciones construidas con fardos del algodón que cosechaban.

Al sur del río, en México, la historia comienza a diluirse. Pero aun en 2020 quedan huellas. La comunidad de “El Nacimiento”, en el estado mexicano Coahuila, todavía celebra Juneteenth, solo que lo hace al sur de la frontera.