Sobreviviente de meningitis comparte su historia
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Jo-Ann Estades era una mujer muy saludable, vibrante de energía y siempre estaba activa. Además de ser una excelente madre y profesional, fue reina de belleza y disfrutaba de hacer deportes todos los días. Su pasatiempo favorito era joguear 6.5 millas diarias.
En 2003, mientras celebraba su cumpleaños junto a sus hijos y algunas amistades, comenzó a sentir un fuerte dolor en la cabeza y en el área del cuello.
Era un dolor intenso e intolerable que la obligó a quedarse en cama todo el día siguiente.
A las diez de la noche, unos amigos decidieron llevarla de emergencia al hospital y los médicos no podían determinar su diagnóstico. Su cuerpo estaba lleno de marcas.
Ante la severidad de su problema, decidieron trasladarla a una habitación en aislamiento. Unas horas después entró en estado de coma.
Jo-Ann no recuerda nada de los próximos siete días, pero al despertar, sus piernas y los dedos de sus manos estaban negros y necróticos. Parecían carbón.
Le cuentan que un pediatra que casualmente pasó por donde ella estaba la vio y le dijo a todo el personal: “Esa muchacha tiene meningitis y si no la atienden rápido, se va a morir”. Eso le salvó la vida.
Es la primera sobreviviente de meningitis que ha sido identificada en Puerto Rico.
Sus amigos, familiares y compañeros de trabajo hicieron una colecta para trasladarla en ambulancia aérea a Nueva York.
Su cuerpo sufrió múltiples mutilaciones. Entre estas, sus dos piernas y cinco dedos de sus manos tuvieron que ser amputados.
Su proceso de recuperación no fue fácil, sin embargo, su empeño en salir adelante para estar presente para sus hijos y ser lo más normal posible le llenó de las fuerzas y la perseverancia que necesitaba para sobreponerse.
Cuando le entregaron sus primeras prótesis, el médico le dijo que le podría tomar hasta un mes para comenzar a caminar. El médico estaba equivocado: Jo-Ann pidió un andador y comenzó a caminar ese mismo día.
Su vida ha estado llena de retos. A la semana de haber regresado a Puerto Rico, tuvo que comenzar a trabajar ya que había agotado todos sus días de vacaciones y enfermedad. Sin embargo, Jo-Ann se caracteriza por su valentía, perseverancia y actitud positiva ante la vida.
Ella sabe que la mayoría de las personas que son diagnosticadas con meningitis meningocócica mueren dentro de las primeras 24 a 48 horas desde que comienzan sus síntomas. Jo-Ann es un milagro de vida. Estaba agradecida de vivir.
Esta mujer es madre, esposa, profesional y amiga excepcional. Ha podido sobrellevar todos los obstáculos que le ha presentado la vida para volver a vivir una vida lo más normal posible, dentro de sus limitaciones, y realizar las actividades que tanto le apasionan: disfrutar con sus hijos y su esposo, cocinar y hacer ejercicios.
Aunque parezca imposible, Jo-Ann ha podido volver a hacer algunos de sus deportes favoritos. Actualmente va al gimnasio y es una ávida practicante de spinning.
Hay solo una actividad que Jo-Ann no ha podido hacer… volver a joggear. “No porque no pueda, sino porque no cuento con los recursos para tener las piernas que se necesitan para poder hacerlo”.
Su más anhelando sueño es volver a jogear como lo hacía antes de haber sido contagiada con meningitis meningocócica.
VOCES Coalición de Vacunación de Puerto Rico dio a conocer públicamente la historia de Jo-Ann en cumplimiento de su misión de educar y evitar las enfermedades prevenibles a través de la vacunación.
En las últimas semanas se han reportado cuatro casos de meningitis: tres de un solo brote y una muerte en tres universidades de los EEUU.
La meningitis es una infección que causa la inflamación de las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal. La meningitis meningocócica es causada por las bacterias llamadas meningococos cuando infectan el recubrimiento del cerebro o médula espinal.
Cuando estas bacterias ingresan al torrente sanguíneo pueden provocar septicemia meningocócica. La bacteria que provoca la meningitis meningocócica es contagiosa y puede diseminarse a través del intercambio de secreciones orales (saliva) y mientras se realizan actividades muy comunes entre los jóvenes tales como besarse, compartir alimentos, utensilios y vasos.
Algunos factores de riesgo incluyen el vivir en espacios reducidos, como lo son las residencias estudiantiles, fumar y estar expuesto al humo. Por ello, los adolescentes y adultos jóvenes corren un mayor riesgo de desarrollar meningitis meningocócica.
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