Herencia del Chef de 'Garage': hispana se convierte en empresaria y logra el sueño de su padre

LOS ÁNGELES, California. - Hay legados imborrables que nacen en las cunas más humildes, y el de don Diego abrió sus ojos en 1996 con un restaurante que llamaba el “garage” ubicado en la ciudad de Long Beach. Elsa Barragán cumplió el sueño de su padre al convertirse en empresaria de un restaurante mariscos.

En ese lugar se encontraba la cocina con los cocteles de camarón más ricos del área. La fama de don diego para preparar cocteles de camarón sobrepasó su sencillez y su puesto de trabajo comenzó a proveer los medios económicos para la familia Barragán.

“Decidimos poner una hielera aquí y con los amigos empezó y la gente empezó a venir y venir”, dijo Alicia Barragán, esposa de don Diego. Poco a poco el garaje se convirtió en el lugar “donde mucha gente venía a comer”.

Pero después de 20 años de cautivar el paladar de cientos de amigos y clientes, don Diego falleció. Sus pertenencias y decoraciones del garaje nadie las ha tocado, pues antes de morir hizo una última petición a su familia: que los camarones se siguieran cocinando.

Cumplir una promesa

“Tu no te preocupes por tu negocio, le dije, te lo juro que yo voy a hacer todo para sacar adelante tu ‘garage’“, dijo Elsa Barragan, hija de don Diego. “Yo pienso que como a los 20 o 30 minutos después de eso él falleció”.

Esa promesa a su padre ahora está pintada en la esquina de la calle 17 y la Sherman Place de la familia Barragán, en la nueva lonchera que acaban de abrir Elsa y su familia. Y como un ángel que los cuida, la silueta de don Diego cubre la parte de arriba y su fama en la cocina ahora llega al paladar de miles de residentes del sur de California a través de su herencia. Una herencia de ‘garage’.

Hace tres meses abrió la lonchera Mariscos El Garage en honor a su padre, quien está presente en todo lo que hace.

“La imagen de mi padre arriba del ‘garage’ es porque él me lo protege, él está ahí conmigo siempre, lo siento siempre. En esta lonchera continúa lo que don Diego solo soñó con hacer un día, tener su propio restaurante móvil de mariscos para sacar a su familia adelante.

El riesgo de convertirse en empresaria

Elsa confiesa que lanzarse al sector de venta de comida en medio de una pandemia tenía sus riesgos, sin embargo, el apoyo de sus familiares nunca le faltó.

“Hay que echarle ganas. Tienes que salir a buscarlo, ese es el mundo de oportunidades que cualquier persona lo puede hacer”, dijo Carlos Barragán, empresario.

Hoy, para siete miembros de la familia Barragán esto no es solo un negocio es un compromiso con el padre, abuelo e inmigrante que ya no vivió para ver la popularidad de su receta. En su piel, Ángel lleva a su abuelo de la mano y sus hermanas se siguen sosteniendo del brazo de su padre con tatuajes que reviven el recuerdo de una persona que adoraron tanto.

“Esto representa amor, esto representa ganas, la lucha”, dijo Elsa.

Nadie puede negar que con la lonchera en la esquina de Pacific Highway, los clientes son muchos más que los que don Diego tuvo por 20 años. Sin embargo, ningún lugar podrá reemplazar al espacio tan pequeño con visiones tan gigantes de do Diego, un inmigrante mexicano que con su sazón sacó a su familia adelante y aún después de despedirse de este mundo, les abre la puerta para un mejor mañana a sus hijos pues les dejó su amor, su disciplina y su herencia de “garage”.

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