Un sacerdote inicia huelga de hambre en apoyo a los dreamers

CHICAGO, Illinois. Un sacerdote de Chicago ha comenzando una huelga de hambre para demostrar su férreo apoyo a la lucha de los beneficiarios del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

El padre Gary Graf, activista y sacerdote de la parroquia de San Procopio, empezó ayer lunes a privarse de los alimentos para hacer un llamado a la administración Trump a que arregle la situación de los soñadores, unos 800,000 jóvenes que llegaron a Estados Unidos cuando eran menores de edad.

“Voy a hacer este ayuno, esta huelga de hambre, hasta que los líderes de este país me puedan asegurar que no habrá separación de familias”, dijo el sacerdote de la iglesia ubicada en el barrio de Pilsen, al oeste de Chicago.

Durante la misa del domingo pasado, el cura dijo que es injusto que les nieguen el derecho a los hijos de inmigrantes a quedarse en este país cuando, por muchos años, empresarios promovieron la inmigración como una forma de tener mano de obra barata.

“Yo fui testigo de muchas familias que fueron separadas, miles de hombres que llegaron aquí a Chicago respondiendo al llamado de muchos patrones que decían ‘si tienes un papá, un hermano, un primo o un tío, tráemelo yo le voy a garantizar trabajo’”, contó el sacerdote quien también fue pastor en Humboldt Park y en Guerrero, México.

Y señaló que se trataba de trabajos que pocos ciudadanos querían hacer y recibiendo un salario por debajo de lo mínimo, dijo el sacerdote en el servicio del domingo.

El padre Gary afirmó que va contra "la moral y los ideales de Estados Unidos" enviar a los que solo conocen a este país como suyo de vuelta a una tierra que quizá los vio nacer, pero que no conocen.

Esta semana legisladores republicanos y demócratas están negociando un acuerdo presupuestario que evite cerrar el gobierno este 19 de enero. Por ahora, los dreamers forman parte de estas discusiones, aunque como ya ocurrió en diciembre, podría aprobarse una financiación para las próximas semanas sin que se les ofrezca una solución por ahora.

Desde el pasado septiembre los dreamers y las asociaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes han presionado a los demócratas y los republicanos para que les dieran una solución.

El presidente, en una reunión en la pasada semana, sostuvo que firmaría cualquier acuerdo que le presentaran, aunque aclaró que debían cumplirse sus duras condiciones migratorias, en las que se incluye la eliminación de la lotería de visas, la modificación de la reunificación familiar (que Trump llama "inmigración en cadena") y, por su puesto, fondos para el muro con México.

Pese a esa aparente disposición, el jueves un grupo bipartidista anunció que habían llegado a un plan que contemplaba una vía hacia la ciudadanía para los soñadores.

Sin embargo, el mandatario lo rechazó y, según las declaraciones de algunos de los presentes, lo desdeñó con palabras despectivas, como "países de mierda", para referirse a alguna de las naciones, como Haití o El Salvador. Tras este tenso encuentro, el presidente sostuvo durante los últimos días que DACA "está probablemente muerto" y ha acusado de manera reiterada a los demócratas del fracaso.

Por ahora, y tras la decisión de un juez de revertir la decisión de Trump, inmigración autorizó a los soñadores a renovar sus permisos de DACA desde el fin de semana.

“Si bien no puedo cambiar la política de inmigración, puedo hacer todo lo que esté a mi alcance para influenciar a los líderes de la nación a hacer lo correcto", dijo el sacerdote de Chicago sobre la misión que ha emprendido y de la cual ya informó a través de una carta a la arquidiócesis de la ciudad.