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Momentos memorables: que la obsesión por las fotos no te arruine la vivencia


 
En la graduación de preescolar de mi hija mayor había una señora que tomó unas 50 fotos con su tableta de su hijo agarrando el diploma. Con ello demoró la ceremonia y la directora de la escuela tuvo que pedirle que por favor se detuviera porque estaba interrumpiendo el curso de la fiesta.

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Cuando salimos de la celebración, una ceremonia sencilla en la que los chicos recibieron un diploma simbólico y cantaron juntos, me quedé pensando en esa obsesión que pareciéramos tener todos los papás cuando se trata de retratar cada paso que dan nuestros hijos.

Reconozco, a veces, me pasa a mí también: llegamos a un lugar, ya sea un parque, un evento o una playa, y lo primero que pienso es en tener la foto de mis hijas. Lo que ocurre con ello es que en vez de disfrutar el momento y ser parte de una experiencia especial, me lo pierdo mirando por la mirilla de la cámara y verificando que la foto haya salido bien.

Claro que las fotos son importantes y hay que tenerlas, imprimirlas, guardarlas, y es algo que las familias no deberíamos dejar de hacer. Pero hoy en día pareciera que si no tenemos la foto para instagram o facebook, es como si el momento jamás haya existido. Pareciera que es más importante que la foto salga bien y tenga muchos comentarios de amigos y conocidos, a que los chicos hayan pasando un buen rato o hayan tenido una linda experiencia.

Hay momentos, muchos momentos, en los que estar presente es la mejor forma de llevarse el recuerdo. Interrumpir un momento especial para tomar una foto es algo que los papás deberíamos dejar de hacer ya mismo.

Es como cuando sacamos una foto de un atardecer espectacular pero después vemos que la imagen no representa ni una mitad de lo que realmente fue ese momento. Las fotos no pueden reemplazar las emociones, las risas, ni las expresiones.

No deberíamos permitir que la obsesión por tomar la famosa foto nos robe un momento irrepetible.

¿Tú qué opinas?