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Hablar de sexualidad no es lo mismo que hablar de sexo.  La sexualidad incluye al sexo pero implica también temas  como el cómo son y cómo funcionan el cuerpo femenino y el masculino; cómo relacionarse con el mismo género, el opuesto y con uno mismo; cuáles son las características de una relación sana y una enfermiza;  cómo nos reproducimos y demás.

La sexualidad nace con nosotros, es un aspecto más del ser humano desde el nacimiento por lo que hay que vivirla con naturalidad y, con esa misma naturalidad, debemos de hablar sobre ella con nuestros hijos desde los primeros años de la niñez.

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La curiosidad de los chicos sobre su cuerpo y el de los demás se inicia más o menos a los 3 años.  A esa edad reconocen las diferencias corporales entre géneros (ausencia/presencia del pene, senos, etc.) y comienzan a sentir placer a través de sus genitales.  Se tocan, se miran…se interesan por su cuerpo y por su sexualidad por lo que aquí, estimado padre, es hora de introducir el tópico en nuestras charlas. Comienza explicándoles por qué los niños y las niñas son diferentes, enséñales los nombres de las partes de su cuerpo, y si ves que “se tocan” no los regañes, recuerda que es algo natural y normal: distraelos con otra cosa o incentívalos mejor a que no lo hagan en público.  Explícales también que esas zonas son solo de ellos, son privadas y que nadie más puede tocárselas.

De ahí en mas y a medida que van creciendo, las preguntas se irán incrementando y algunas pueden que nos resulten un tanto incómodas (“¿Qué es hacer el amor?”) pero es importante que sepamos responder con naturalidad para no señalar a la sexualidad como algo “sucio” o “feo” sino como algo que forma parte del desarrollo de todos los seres humanos.  Habla con normalidad y adecúa tus respuestas a la edad y madurez del interrogador. “¿Dé donde vienen los bebes?” no tendrá la misma respuesta si la pregunta un nene de 5 años que si la pregunta uno de 10.  Eso sí, habla con la verdad, nada de cigüeñas parisinas: es mejor que les expliquemos nosotros correctamente a que obtengan información de otra fuente. Además, no hay por qué subestimar su capacidad de comprensión.

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Si desde temprano les hablamos de sexualidad, seremos su principal fuente de información en los años cruciales de la adolescencia, años en los que el interés y la curiosidad por el sexo aumentan. Además, para ti hablar sobre intimidad sexual con tu adolescente  será más sencillo si la sexualidad ha sido tema de conversación durante años (muy distinto a si pretendes darle toda la información en una sola -y abrumadora- conversación).

Dicen que los adolescentes que hablan libremente con sus padres de sexo y de sexualidad tienen parejas más estables, se inician sexualmente más tarde y son más propensos a usar métodos anticonceptivos: ¡que el tema no sea tabú en tu familia!

¿Qué opinas? ¿Cuándo y cómo crees que hay que empezar a hablar en casa sobre sexualidad?