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Ser madre a los 35 con hijos grandes: ¿a qué me estoy enfrentando?

Te voy a contar un poco de mi historia. Soy mamá de tres nenas. A mi hija mayor la tuve muy joven, mi hija del medio nació cuatro años después y la más pequeña cuando yo estaba a punto de cumplir 35 años.

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Para ese entonces, mis otras hijas estaban «encaminadas», como quien dice, porque la mayor ya había cumplido 12 años. Ahora las preguntas del millón de dólares eran ¿qué iba a ser de mí?, ¿cómo iba a enfrentar todo esto de nuevo? y ¿qué me esperaba al ser mamá a los 35 ya teniendo hijas grandes? Ven que te cuento cómo lo hice.

¿Mamá a los 35? No es imposible

Imagen thinkstock

Una de las primeras cosas que pasaron por mi mente fue que iba a tener que empezar todo de nuevo. Por ejemplo, ¡con los pañales! No me acordaba de cómo se hacía, pues en mi casa pasaron muchos años desde que me deshice del último pañal.

Obviamente que esto iba acompañado de un sinfín de preguntas, pues en todo el tiempo que quedé excluida de ese mundo  hubo muchísimos cambios en ese aspecto, y me encontré, no con una marca, ni con dos, ni tres... ¡eran muchas! Por fortuna, Internet y los foros de maternidad vinieron a mi rescate.

El obstetra fue otro de los obstáculos por los que pasé... y triunfé. Llegué a la conclusión de que la ciencia avanza a pasos agigantados, pues muchos estudios que se realizaban en esa época eran impensados durante mis embarazos anteriores. Me tuve que enfrentar a análisis nuevos que después pude constatar eran normales, pues todas las mujeres embarazadas que conocí hablaban de ellos con naturalidad. 

Imagen Shutterstock

Algo de lo que no pude escapar nunca fue de una especie de «prejuicio» cuando mi bebé creció un poco y empezó la guardería. ¡Todas las mamás eran  más jóvenes! Yo ya tenía hijas grandes y me sentía la abuela del grupo. Pero con el paso del tiempo eso se me fue olvidando, pues tenía mucha más experiencia en el terreno maternal de lo que podían tener muchas de las que estaban allí, y eso me sirvió muchísimo para no cometer errores. 

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Creo que lo más difícil de todo esto fue pensar de dónde iba a sacar las fuerzas y las ganas de «seguirle el tren» a mi bebé. Tener un hijo a los 20 no es lo mismo que a los 30, y mucho menos a los 35. Las ganas y la vitalidad no son las mismas de antes, y eso se nota muchísimo.

Pero, aunque cueste creerlo, saqué fuerzas de donde no tenía y pude estar lista para cualquier cosa que mi hijita necesitara. Supongo yo que debe ser el amor de madre que me daba esa fuerza para levantarme por las noches y atender a mis otras hijas durante todo el día.

Si estás embarazada y tienes 35 años o más y ya fuiste madre hace mucho, no te asustes. Todo lo que te va a pasar va a ser maravilloso, y las cosas que creías olvidadas regresarán a tu mente como por arte de magia.