El parto natural y la cesárea son las dos vías utilizadas para el nacimiento de un bebé, y la elección de cada una depende de las condiciones de cada mujer, así como su elección. En ocasiones, el parto debe ser inducido. Estos son los casos en los que debe hacerse y el procedimiento que se lleva a cabo.
Presión arterial alta y otros motivos por los que se puede recurrir a la inducción del parto


¿Qué es la inducción del parto?
Se le llama así a un conjunto de procedimientos que se realizan con el fin de estimular las contracciones en el útero durante el embarazo para acelerar el proceso del parto y con ello el nacimiento del bebé, según información de Mayo Clinic.
La inducción del parto debe ser realizada únicamente si es recomendada por un médico u otro profesional de la salud y se practica en beneficio de la salud tanto de la madre como del bebé.

¿En qué casos se debe inducir el parto?
Durante la gestación pueden presentarse varias condiciones donde el parto inducido es recomendable, y en ocasiones, la única opción:
Un embarazo prolongado
La organización iNatal explica que a partir de las 41 semanas de embarazo se incrementa el riesgo de que la salud del feto y de la madre se vea perjudicada. Por ello, puede ser necesaria la inducción del parto.

Ruptura prematura de las membranas
iNatal esclarece que el 50 % de los partos inducidos responde a la ruptura de la bolsa amniótica, conocida también como membranas. La razón es que si el parto no se da horas después de la rotura, aumenta la posibilidad de contraer una infección.
Diabetes gestacional
Otro posible es la diabetes gestacional, la cual que surge junto con el embarazo y que representa un riesgo para la salud de la mujer y del bebé.

Otras complicaciones de la mamá y/o el bebé
Otros problemas como presión arterial alta, alteraciones en el crecimiento del bebé o preeclampsia son motivos por los que se puede sugerir la inducción del parto.

¿Cuál es el procedimiento del parto inducido?
Mayo Clinic indica que la inducción del parto debe llevarse a cabo en un hospital o un centro de salud, donde la mamá y el bebé deben ser controlados. Existen varias formas de realizar el proceso:
Haciendo madurar el cuello uterino
Para este procedimiento, se usa una sustancia llamada prostaglandinas sintéticas, que habitualmente se colocan dentro de la vagina, para hacer más delgado el cuello uterino o para ablandarlo. También puede hacerse al insertar un balón con solución salina para el mismo fin.

Rompiendo el saco amniótico
El médico o profesional de la salud realiza una pequeña incisión en el saco amniótico con la ayuda de un utensilio médico conocido como gancho de plástico.
Utilizando un medicamento intravenoso
Otra forma es suministrando una versión sintética de oxitocina (hormona que hace que el útero se contraiga) por vía intravenosa. Esta vía suele ser la más efectiva, de acuerdo con Mayo Clinic.

Cada uno de estos procedimientos es bastante seguro y son controlados por un experto. El médico debe explicar en todo momento el proceso.
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