La infección urinaria en el embarazo es muy frecuente, ya que durante la gestación se producen muchos cambios en el propio sistema urinario, lo que provoca que los riesgos de padecer esta problemática sean mayores. Está comprobado que entre el 7% y el 10% de las embarazadas padece en algún momento infección urinaria.
Infección urinaria en el embarazo

Es importante también tener en cuenta que si se controla a tiempo no presenta riesgos ni para la embarazada ni para el bebé. Pero si la futura mamá se deja estar y no se controla como corresponde pone en riesgo tanto su salud como la del bebé. Si la gestante no chequea su salud, corre el peligro de que el parto sea prematuro o de sufrir hipertensión durante el embarazo.
En el embarazo, algunos cambios que sufre la mujer son: la dilatación o relajación de la acción de la progesterona en la zona uretero-pélvica, aumento del tamaño de los riñones, se congestiona la vejiga y es desplazada de su lugar, en los uréteres se acumula más orina de lo habitual por causa del crecimiento del útero lo que puede provocar que se gesten bacterias. También en la orina aumenta la glucosa favoreciendo la existencia de gérmenes.
Podemos encontrar tres tipos de infección urinaria. En caso de que se sospeche la presencia de infección urinaria se debe hacer un análisis de orina y un urocultivo. Los síntomas comunes son ardor o dolor al orinar, orinar más seguido, mantener las ganas de orinar, dolor en la zona de los riñones, cambio de color en la orina o presencia de olor en la misma.
En caso de sufrir infección urinaria la embarazada tiene que tratarse a la brevedad con antibióticos los cuales tienen que ser recetados por el médico dependiendo del resultado que indique el urocultivo, es importante no automedicarse ya que el antibiótico tiene que ser inocuo para el bebé.





