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Trasplante de órganos en Argentina: los números que alarman (y preocupan)

Cada 27 de febrero se celebra en todo el planeta el Día Mundial del Trasplante y, en dicho marco, se aprovecha el foco de atención para brindar más información y generar conciencia al respecto.

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Existen dos grandes tipos de donantes: los que donan en vida y los que expresan su deseo de ser donantes una vez fallecidos. En Argentina, durante el año 2018 se realizaron 701 procesos de donación, que permitieron la realización de 1.681 trasplantes.

A propósito del día, desde el Incucai revelaron que actualmente los inscriptos en el listado para recibir un órgano son 7.567 y que de esa cantidad de personas 5.814 esperan un riñón.

Estos datos, sumados a que se calcula que 20.000 argentinos mueren anualmente por enfermedades renales crónicas, nos llevan a plantear una incómoda reflexión: ¿por qué el riñón es el órgano más solicitado si es el único que puede ser donado en vida?

Además, el Incucai informó que en el 2018 hubo 1.356 trasplantes de riñón, pero que solo 371 fueron con un donante vivo. Si bien el hígado y el pulmón también pueden ser donados en vida (ya que el donante solo brinda una porción del órgano) es preocupante -o al menos llamativo- que exista tal déficit de donantes vivos, con tal demanda, y hablando de una cirugía que no implica ningún tipo de riesgo.

Cómo puedo ser donante de órganos

Existe un Registro Nacional de Expresiones de Voluntad para la Donación de Órganos y Tejidos, y cualquier persona puede anotarse ingresando en la página del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante).

Imagen Thinkstock

Por otro lado, en enero se reglamentó la ley N° 27.447 de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (que comúnmente llamamos «Ley Justina») donde se establece que toda persona mayor a 18 años es donante, salvo que haya dejado en vida constancia de lo contrario.

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Esta norma generó un gran punto de inflexión, ya que anteriormente la decisión era de la familia. Si el donante fallecido había expresado en vida su deseo de donar órganos, pero sus familiares no estaban de acuerdo, el peso de la decisión recaía en terceros.

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