¿Lo conoces? El kéfir es considerado por muchos como una versión más saludable y poderosa del yogur. Especial para quienes les gusta cuidar su alimentación, el kéfir puede ser una buena alternativa para ti. ¡Conoce más de él!
Qué es el Kéfir y por qué deberías consumirlo

Kéfir, ¿de qué se trata?

El kéfir es similar al yogur bebible; contiene una levadura beneficiosa, bacterias probióticas, vitaminas, minerales y proteínas, que conforman una sustancia de fácil digestión y que es muy favorable para cuidar tu organismo.
Está hecho de partículas gelatinosas blancas o amarillentas llamadas “granos”, que se ven como piezas de coral o grupos de coliflor. Los mismos son cultivos de levadura y bacterias de ácido láctico, que se colocan en la leche de vaca o de cabra (aunque también puede ser leche de soja o arroz) durante al menos 24 horas para que fermenten los azúcares de la leche y se conviertan en kéfir.
Luego los granos se retiran y se pueden colocar en otro vaso de leche, para seguir creando esta sustancia nutritiva, fuente de calcio, proteínas y vitamina B.
¿Cuáles son sus beneficios?

Para que al fin te convenzas de que consumir kéfir es bueno para ti, te voy a enumerar todos los beneficios que le traerá a tu salud:
- Es una fuente fantástica de nutrientes: proteínas, calcio, fósforo, vitamina B12, riboflavina, magnesio, vitamina D, ácidos orgánicos y péptidos.
- Es una gran fuente de probióticos, mejor que el yogur.
- Tiene propiedades antibacterianas potentes que te protegen de infecciones.
- Puede mejorar la salud de los huesos y previene la osteoporosis.
- Protege contra el cáncer.
- Puede ayudar si sufres problemas digestivos.
- Es bien tolerado por quienes sufren de intolerancia a la lactosa.
- Puede mejorar los síntomas de la alergia y asma.
Y... ¡es fácil de hacer en casa! Lee también: El kéfir y sus beneficios
¿Cómo se hace el kéfir?

Es un proceso muy simple: coloca una o dos cucharadas de granos de kéfir en un frasco, añade dos tazas de leche, dejando una pulgada de espacio entre la parte superior y a leche. Coloca la tapa y déjalo reposar entre 12 y 36 horas.
¡Listo! Ya tienes tu kéfir, ahora solo debes colarlo para retirar los granos y consumirlo. Recuerda que los granos te sirven para hacer más de este producto.
Entonces, ¿qué me dices? ¿Te animas al kéfir?









